NUEVA ERA ESPACIAL
“Todos los que han estado en el espacio se quedaron asombrados, atónitos, por la Tierra y su belleza, pero también por su fragilidad, y yo no podría estar más de acuerdo”, dijo el fundador de Amazon.
Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo y fundador del gigante del comercio electrónico Amazon, sumó ayer martes otro hito a su historial de éxitos tras alcanzar el espacio a bordo de un cohete de Blue Origin, en un corto vuelo de poco más de 10 minutos de duración que partió desde el oeste de Texas (Estados Unidos).
“El mejor día”, dijo un jubiloso Bezos en el interior de la cápsula en la que volvió a tierra junto a otros tres pasajeros, en el que fue el primer vuelo tripulado de Blue Origin, la firma que fundó en el año 2000 y con la que pone el pie en el llamado turismo espacial.
“Todos los que han estado en el espacio han dicho que les cambió y que se quedaron asombrados, atónitos, por la Tierra y su belleza, pero también por su fragilidad, y yo no podría estar más de acuerdo”, dijo el fundador de Amazon en una rueda de prensa tras su vuelo. Añadió que, si bien la atmósfera parecía ser “tan grande” desde la superficie, cuando te elevas “ves que en realidad es increíblemente delgada, es una cosa diminuta y frágil”.
El cohete New Shepard, llamado así en honor a Alan Shepard, el primer estadounidense en el espacio, despegó sobre las 9:12 horas de Uruguay, con pocos minutos de retraso sobre la hora prevista, desde una base levantada en medio del desierto y cerca de la localidad de Van Horn.
Minutos después, descendía la cápsula tripulada, que iba en la cúspide del cohete propulsor, con ayuda de tres paracaídas y tras culminar un trayecto en el que alcanzó los 107 kilómetros de altura.
Momentos antes, y cerca de ahí, lo había hecho el cohete propulsor que aterrizó de forma vertical y sin inconvenientes luego de separarse de la cápsula una vez que el New Shepard alcanzó los 76 kilómetros de altura.
En el interior de la cápsula montada en la cúspide del cohete iban también la piloto de 82 años Wally Funk; Oliver Daemen, un estudiante neerlandés de 18 años e hijo de un multimillonario, y Mark Bezos, el hermano de Jeff.
Extremos.
Tanto Funk como Daemen se convirtieron en las personas de más edad y más joven, respectivamente, que llegan al espacio.
La nave alcanzó una velocidad de 3.593 kilómetros por hora, tres veces superior a la del sonido, y cruzó la línea imaginaria de Karman, situada a 99,7 kilómetros de la Tierra, que en algunos ámbitos científicos se acepta como la división entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior. Una vez en el punto más alto de su trayecto, los pasajeros pudieron experimentar la ingravidez durante unos minutos.
“Por cada cliente de Amazon y cada empleado de Amazon, muchas gracias desde el fondo de mi corazón”, dijo Bezos ante los periodistas.
Al término de la rueda de prensa, Bezos dio a conocer el premio Courage & Civility Award, una nueva iniciativa filantrópica que hoy desembolsó 200 millones de dólares y cuyos destinatarios podrán distribuir a las organizaciones benéficas o sin fines de lucro de su elección. Los primeros beneficiarios han sido Van Jones, comentarista y fundador de la organización Dream Corps, y el premiado chef español José Andrés, que dirige la fundación World Central Kitchen. Cada uno de ellos recibió un fondo de 100 millones de dólares.
Apasionado desde pequeño.
Fanático del espacio desde su infancia, la fecha elegida por Bezos para el lanzamiento de hoy no es casual, ya que este mismo día hace 52 años la misión Apolo 11 llegaba a la Luna, hito que él observó a la edad de cinco años. Ha declarado que sus labores al frente del imperio del comercio electrónico le impedían dedicar más atención a Blue Origin, la firma que fundó pocos años después de crear Amazon con la intención de desarrollar tecnología aeroespacial e impulsar los viajes comerciales al espacio.
Como confirmó Bezos, la compañía tiene previsto efectuar otros dos viajes tripulados en lo que resta de este 2021, para los cuales ya hay una fuerte demanda y ha recibido hasta 100 millones de dólares por ventas de billetes.
Sí se sabe que la compañía puso a la venta un asiento libre para el vuelo de hoy, que alcanzó los 28 millones de dólares en una subasta benéfica en la que no se dio a conocer el nombre del adjudicatario. El poseedor del billete, sin embargo, debió aplazar su vuelo por “conflicto de horarios” y su lugar fue ocupado por el joven Daemen.
Bezos es otro de los multimillonarios que se erige en pionero del turismo más allá del planeta, después de que el británico Richard Branson, a sus 70 años, alcanzara hace poco más de una semana las fronteras del espacio a bordo de un avión fabricado por su compañía Virgin Galactic, con el que superó los 80 kilómetros de altura.
A Branson y Bezos se suma Elon Musk, el fundador del fabricante de vehículos eléctricos Tesla y de SpaceX, la firma contratista de la NASA que ya ha enviado astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI) y que hacia fines de este año espera llevar a cabo el primer viaje tripulado con fondos privados al espacio.
Medalla, lentes y un trozo de tela
En su viaje espacial, Jeff Bezos realizó un homenaje a pioneros de la aviación al llevar varios objetos que pertenecieron a quienes se aventuraron a iniciar vuelos, primero en globo aerostático y después en aviones.
Bezos siente pasión por el espacio y es admirador de los primeros protagonistas de viajes aéreos.
Uno de los elementos testimoniales que el multimillonario llevó ayer al espacio es una medalla que marca del primer vuelo en globo realizado por los hermanos Montgolfier, en 1783, desde Annonay, en Francia.
Asimismo, incluyó un trozo de tela que fue usado por los hermanos Wilbur y Orville Wright, quienes el 17 de diciembre de 1903 realizaron cuatro vuelos de corta distancia partiendo de Kitty Hawk, en Carolina del Norte (Estados Unidos).
La tercera pieza de valor histórico que llevó Bezos son los lentes protectores que usó la estadounidense Amelia Earhart al intentar un vuelo alrededor del mundo. Earhart desapareció mientras pilotaba el avión Lockheart Electra, entre Nueva Guinea y la isla de Howland, en el Pacífico.
Dos empresas se posicionan en el nicho de los viajes cortos al espacio: Blue Origin, de Jeff Bezos, y Virgin Galactic, de Richard Branson. En Blue Origin, un cohete es lanzado verticalmente, y la cápsula en la que se encuentran los pasajeros se desprende en vuelo hasta alcanzar los 100 km de altura, antes de volver a caer a la Tierra colgada de tres paracaídas.
Virgin Galactic, por su parte, utiliza un enorme avión de transporte que despega de una pista clásica llevando a otro similar a un gran jet privado, que en determinado punto se suelta y vuela de manera autónoma a velocidad supersónica hasta alcanzar los 80 km de altura. Luego desciende planeando.
En ambos casos, hasta seis pasajeros pueden desprenderse de sus asientos para flotar en ingravidez y admirar la curvatura de la Tierra.
Virgin Galactic ha anunciado el inicio de sus operaciones comerciales regulares para principios de 2022. La fila será larga: ya se han vendido 600 pasajes. La compañía dijo que planea eventualmente realizar un máximo de 400 vuelos por año por base espacial.
Dos personas podrán acceder por sorteo a uno de los primeros vuelos: las inscripciones están abiertas hasta el 1 de septiembre.
En cuanto a Blue Origin, no anunció un calendario preciso, aunque una vocera indicó que planean dos vuelos más este año y “muchos más en 2022”.
Otra opción: participar delreality show televisivo Space Hero, con el aval de la NASA, que se propone enviar al ganador de la competición a la Estación Espacial Internacional (ISS) en 2023.
¿Cuánto cuesta un viaje espacial de unos minutos? Los primeros pasajes vendidos por Virgin Galactic costaron entre US$ 200.000 y US$ 250.000. Pero la empresa advirtió que en el futuro serán más costosos. A su vez, Blue Origin no anunció un precio, pero se subastó un asiento en el primer vuelo tripulado por nada menos que US$ 28 millones.
Por US$ 125.000, se puede abordar la nave de Space Perspective: una cápsula con vista de 360°, que ascenderá lentamente suspendida de un globo aerostático del tamaño de un estadio de fútbol.
A pesar de las vistas espectaculares, solo irá a una altura de 30 km y estará lejos del límite del espacio y la ingravidez. Las 300 plazas disponibles para 2024, año en que debutará esta atracción, se han vendido todas, pero están habilitadas las reservas para 2025. (Con información de AFP)