ESTADOS UNIDOS
En su primer discurso ante el Congreso desde que asumió el 20 de enero, el presidente defendió el giro que quiere darle a Estados Unidos.
"Es hora de que las grandes empresas y el 1% más rico de los estadounidenses empiecen a pagar su cuota justa”, dijo anoche el presidente Joe Biden al presentar ante un Congreso su plan para asistir a los sectores más golpeados por la crisis económica que dejó al pandemia del COVID-19, anunciando de dónde sacará para financiarlo.
El de anoche fue el primer discurso de Biden ante el Congreso desde que asumió el 20 de enero. Hoy viernes el mandatario cumple 100 días en la Casa Blanca.
Biden se refirió a tres crisis: la “peor pandemia en un siglo”, la “peor crisis económica desde la Gran Depresión” de 1929 y “el peor ataque a la democracia” estadounidense “desde la Guerra Civil”, en alusión al asalto al Capitolio el 6 de enero.
“Ahora, después de solo 100 días le puedo reportar al país, Estados Unidos está avanzando de nuevo”, dijo el presidente.
Su plan es ambicioso: prevé un billón de dólares en inversiones, especialmente en educación, y 800.000 millones en recortes de impuestos para la clase media. Se destinarán además 200.000 millones de dólares a la educación preescolar gratuita y universal para niños de tres y cuatro años y 109.000 millones de dólares para la universidad comunitaria gratuita, independientemente de los ingresos, durante dos años, según la Casa Blanca.
Se trata del tercer paquete legislativo con marcado carácter social que anuncia Biden, tras el rescate económico de 1,9 billones aprobado en marzo y el Plan de Empleo, aún en negociaciones y presupuestado en 2,25 billones.
Este nuevo paquete está orientado a crear “millones de empleos” y según Biden el 90% de ellos están pensados para personas sin un título universitario.
Para financiarlo, Biden propone cancelar los recortes de impuestos para los más ricos aprobados en la administración de Donald Trump, y aumentar los impuestos sobre la renta del capital para el 0,3% más rico.
Biden consideró que “ya es hora” de que las grandes corporaciones y los más ricos en Estados Unidos, que son un 1% “paguen su parte justa” de impuestos. “Solo la parte justa”, reiteró.
Señaló que el 55% de las grandes empresas pagó “cero” impuestos federales el año pasado, y lograron 40.000 millones de dólares en beneficios, mientras que muchas evadieron impuestos o se acogieron a beneficios y deducciones por emplear a sus trabajadores en otros países. “Y eso no está bien”, afirmó.
El compromiso del gobierno es que ningún estadounidense que gane menos de 400.000 dólares al año verá aumentar sus impuestos. Los que ganan por encima de esa cifra al año volverán a tributar el 39,6%, como estaba durante el gobierno del republicano George W. Bush (2001-2009).
El discurso de anoche de Biden marcó el inicio de un duro debate en el Congreso, ya que si bien su plan de alivio por 1,9 billones de dólares logró aprobarse, su gigantesco plan de infraestructura y este nuevo generan más divisiones.
El diario The Wall Street Journal, citando aumentos de impuestos sin precedentes desde 1968 y un nivel de gasto “nunca visto desde la década de 1960”, criticó que Biden haya decidido gobernar “como Bernie Sanders”, el senador y exprecandidato autoproclamado “socialista democrático”.
En política exterior, Biden le envió un aviso a su homólogo ruso, Vladimir Putin, al que le avisó de las “consecuencias” ante cualquier escalada y aseguró que no busca el “conflicto” con China, aunque da la bienvenida a la “competencia”. Biden hizo referencia a sus recientes conversaciones con Putin y Xi Jinping. “He dejado absolutamente claro que defenderé los intereses de los estadounidenses en todos los ámbitos”, prometió. También aseguró que trabajará con sus aliados para afrontar las amenazas que suponen Irán y Corea del Norte utilizando la diplomacia y “la disuasión severa”.