"CORAZONES ROTOS"
La comunidad gritó al presidente de Estados Unidos desde la calle “¡Hagan algo!”, y el desconsuelo y la angustia acompañaron el duelo.
Un angustiado Joe Biden depositó flores y rezó ayer en el memorial improvisado en Uvalde para honrar a los 19 niños y dos maestras asesinados en una escuela primaria de esta localidad de Texas por un joven armado.
Acompañado de su esposa Jill, el presidente de Estados Unidos se dirigió primero al santuario levantado frente a la escuela. Vestidos de riguroso luto y de la mano caminaron lentamente por el corredor formado por flores, peluches, cruces blancas y fotos dejados en honor de los 21 muertos.
Biden (79 años), quien sufrió la pérdida de su hijo Beau por cáncer y a su primera esposa y pequeña hija en un accidente, asistió luego a una misa católica en la iglesia del Sagrado Corazón.
La primera dama se acercó para tocar las manos de varios fieles. “Nuestros corazones están rotos”, dijo el arzobispo Gustavo García-Siller en su servicio.
Los Biden pasearon durante varios minutos ante el memorial dedicado a las víctimas, mantuvieron una conversación con la directora de la escuela, Mandy Gutiérrez, y con el superintendente del distrito escolar, Hal Harrell, y luego asistieron a una misa en honor a los fallecidos. Tras la misa, también se reunieron con supervivientes del tiroteo y familiares de las víctimas, un encuentro que fue a puerta cerrada.
En el memorial a las víctimas, el presidente y su esposa depositaron un ramo de flores, leyeron detenidamente los nombres de los fallecidos y acariciaron algunas de sus fotografías. Pudo observarse a Biden con lágrimas en los ojos.
La misa, a la que acudieron unas 600 personas, tuvo lugar en la Iglesia católica del Sagrado Corazón de Uvalde, a cuya entrada recibió a la pareja presidencial el arzobispo Gustavo García Siller.
Poco tiempo antes de que se celebrase en inglés la misa a la que asistió Biden, se había celebrado otra en español.
Es la misma iglesia en cuyo aparcamiento la noche anterior se celebró una vigilia a la que acudieron decenas de personas que cantaron y leyeron una a una las historias de cómo eran los niños fallecidos.
Reclamo
Así gritaron desde la multitud cuando Biden salió de la iglesia del Sagrado Corazón, donde asistió a misa con familiares de luto. “Lo haremos. Lo haremos”, respondió Biden, antes de dirigirse a reuniones privadas con familiares de los muertos, sobrevivientes y equipos de socorro.
La visita a Uvalde se produce menos de dos semanas después de un viaje similar a Buffalo (Nueva York), donde un tiroteo de corte racista dejó 10 integrantes de la comunidad negra muertos a manos de un tirador blanco.
El mandatario, que no tenía previsto hacer un discurso ayer, instó el sábado a actuar para prevenir futuras masacres en un país donde los esfuerzos para endurecer las regulaciones de armas de fuego han fracasado repetidamente.
Llamó “a todos los estadounidenses en este momento para que se unan y hagan oír sus voces y trabajen juntos para hacer de esta nación (...) un lugar “más seguro”, dijo.