Partidarios del PT y opositores marchan en 90 ciudades.
Los brasileños favorables a un juicio político contra la mandataria Dilma Rousseff y los partidarios del Gobierno reforzaron ayer sus convocatorias para realizar manifestaciones, en las que, a partir del mañana, medirán sus fuerzas en las calles.
El primer movimiento en este ajedrez político que se jugará en las calles de Brasil lo ha dado la oposición, que a través de grupos que se dicen ajenos a los partidos políticos, ha convocado a una "gran movilización nacional" para mañana.
"Será grande", pero no como las manifestaciones de abril o agosto pasados, cuando millones de personas tomaron las calles en protestas contra la corrupción y la crisis económica del país, declaró Julio Lins, portavoz del movimiento "Vem pra Rua" (Ven a la calle), uno de los organizadores de estas manifestaciones.
Lins explicó que "no hubo tiempo" para difundir en forma adecuada la convocatoria, pues recién se decidió realizar la protesta la semana pasada, después de que el presidente de la Cámara Baja, Eduardo Cunha, aceptó iniciar los trámites para el juicio político con miras a la destitución de Rousseff.
Aún así, Lins dijo que ya se han confirmado manifestaciones en 90 ciudades de todo el país, incluidas Brasilia y todas las capitales regionales, y que hasta mañana "es muy posible que se sumen muchas otras", lo cual le dará un carácter "realmente nacional" a las protestas.
Según Lins, mañana será hecho solamente un "calentamiento" para una serie de movilizaciones que se convocarán desde enero, que "sí serán masivas" y le mostrarán "al Congreso lo que los brasileños quieren, que es la salida de este Gobierno".
El Movimiento Brasil Libre, otro de los convocantes, sostuvo en una nota, divulgada ayer, que "los indignados de Brasil volverán a la calle el domingo para expresar su voluntad de cambio" y "gritar que el fin de las canalladas comienza con la destitución de Rousseff".
También afirma que "la presidenta sólo será desalojada del cargo que ha deshonrado por la voz ronca de las calles" y la "fuerza de la resistencia democrática", que será "vista con lupa por diputados, senadores y magistrados del Tribunal Supremo".
Juicio y voz oficial.
Aunque el trámite para el inicio de un proceso con miras a la pérdida del mandato de Rousseff comenzó el martes pasado en la Cámara Baja, ese mismo día la Corte Suprema lo suspendió hasta el miércoles de la semana entrante, cuando analizará algunos procedimientos para el juicio que han sido puestos en duda por el oficialismo.
Ese mismo miércoles, mientras el Supremo analiza esas cuestiones, serán los movimientos afines al Gobierno los que tomarán la calle bajo la consigna "No al golpe", acuñada frente a la posibilidad de que la mandataria sea finalmente procesada.
Entre los organizadores de la jornada en "defensa del Gobierno legítimo y la democracia" está la Central Única de Trabajadores (CUT), la principal unión de sindicatos del país, cuyo presidente, Vagner Freitas, volvió a calificar ayer el proceso contra Rousseff de "golpe".
Según Freitas, "la lucha tiene que ser en el Parlamento y en el Poder Judicial, pero también con el pueblo en la calle", por lo que reafirmó que la CUT y otros movimientos sociales afines al Gobierno declararon al próximo miércoles como "Día Nacional de Lucha contra el Golpe".
Una vez que el mismo miércoles el Supremo esclarezca la forma en que deberá realizarse el trámite, el proceso quedará en manos de una comisión especial de la Cámara de Diputados que analizará si las acusaciones contra la jefa de Estado tienen suficiente peso como para iniciar un juicio político.
El parecer de la comisión deberá ser votado por el pleno de la Cámara de Diputados, y, de avanzar esa instancia, Rousseff será separada del cargo por 180 días, que será el plazo que tendrá el Senado para realizar el juicio político.
"La democracia no es estar eternamente".
El expresidente de Brasil, Lula Da Silva, se hizo presente este viernes en el foro de debate "El desafío de los emergentes" celebrado en Madrid, junto al ex mandatrio español Felipe González.
Allí, el brasileño dijo tener una visión optimista sobre la situación en Venezuela, aunque afirmó que el presidente Nicolás Maduro "no puede perder de vista" que ahora es necesario "mucho diálogo".
"La democracia no es estar eternamente en el cargo. Imprescindible es la causa y no el hombre, y Maduro debe entenderlo también", declaró el ex mandatario brasileño.
Lula señaló que el cambio político es una "señal muy importante", porque habla de "alternancia de poder" y de democracia.
A su vez, el político pidió "no judicializar la política", y destacó la importancia de que "cada poder" cumpla su función, y se establezca "una relación de armonía" entre las instituciones para consolidar la democracia. En este sentido, dijo que a veces los jueces se ven "presionados por los titulares" de los medios, y la sociedad condena a las personas "antes de ser juzgadas", señaló el político brasileño, que también recordó que su país "ha fortalecido" las instituciones judiciales, y quienes no cumpla con la ley "deberán ser culpados y castigados".
El expresidente de Brasil cree que las acusaciones de corrupción y tráfico de influencias de que se le acusan tienen por objetivo que no vuelva a la política, cuando "sería más fácil derrotarlo electoralmente", aseveró.
Crisis política en Brasil