Kazajistán: rechazo popular a la versión oficial de los disturbios

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Disturbios. Foto: EFE
La policía de Kazajistán reprime las protestas contra el alza de los precios de la energía en Almaty, Kazajistán, el 5 de enero de 2022. EFE/EPA/STRINGER
STRINGER/EFE

CONFLICTO

Hubo 225 muertos en las protestas de enero, dice el gobierno.

El gobierno de Kazajistán acusó a “terroristas” extranjeros de estar detrás de los recientes disturbios en el país, aunque esta versión oficial oculta el enfado de una población empobrecida y de las luchas en el seno del poder.

Los familiares de las personas muertas en las protestas rechazan la versión oficial de los discursos.

El país vivió a principios de enero disturbios sin precedentes desde su independencia en 1991, tras la caída de la Unión Soviética. La violencia, que alcanzó su pico el 5 y 6 de enero, transformó a Almaty, la capital económica del país, en un campo de batalla, con edificios públicos quemados y comercios saqueados. Las autoridades afirmaron el sábado que hubo 225 muertos, entre ellos 19 policías y un número impreciso de “bandidos” y “civiles”.

La calma volvió, pero numerosas preguntas siguen sin respuesta, como el desarrollo exacto de los enfrentamientos y los civiles fallecidos. La desconexión de internet y de las líneas telefónicas por parte de las autoridades durante las protestas y el miedo de los habitantes de posibles represalias dificultan la obtención de informaciones independientes.

Posición

El presidente Kasym Jomart Tokayev se apresuró a culpar de los disturbios a “terroristas” formados en el extranjero, aunque no aportó pruebas.

El propio Kasym reconoció días atrás que había ordenado “disparar a matar” en las manifestaciones, lo que generó el rechazo internacional.

Para Galim Ageleuov, un militante de derechos humanos, estas “declaraciones estrepitosas” sobre la presunta presencia de combatientes extranjeros sirvieron para justificar la intervención de una alianza militar dirigida por Moscú.

El comentarista política kazajo Daniyar Moldabekov estima que una parte de la población “es receptiva a la propaganda” gubernamental y piensa que “todos esos que estaban en la calle eran terroristas y malhechores”. Pero “otros se dan cuenta que muchos civiles murieron y que muchos inocentes están en prisión”.

Hechos

La protesta comenzó el 2 de enero en el oeste del país en reacción al fuerte aumento de los precios del gas licuado del petróleo, un carburante muy usado, y se expandió a grandes ciudades como Almaty.

Varios manifestantes entrevistados durante los disturbios explicaron su enfado por la corrupción y su dificultad para llegar a fin de mes, en un contexto de economía en declive.

Otro elemento que parece haber estado en el centro de la violencia es la lucha de poder entre Tokayev y su predecesor, Nursultán Nazarbáyev, que gobernó Kazajistán desde 1989 hasta 2019.

El pasado martes, Tokayev acusó a Nazarbáyev de fomentar la aparición de una “casta de ricos”, una crítica sin precedentes al hombre que ostenta el título honorífico de “Padre de la Nación”.

Como muestra de las luchas internas, dos de los yernos de Nazarbáyev fueron destituidos de la dirección de sendos grupos energéticos, anunciaron las autoridades el sábado.

El presidente acusó a "terroristas" de estar detrás de los disturbios en el país.

El afán de las autoridades por presentar a los manifestantes como “terroristas” extranjeros dio lugar a un episodio embarazoso.

Los canales de televisión progubernamentales difundieron la “confesión” de un ciudadano de Kirguistán con la cara hinchada que dijo haber aceptado dinero para manifestarse. Se trataba en realidad de Vikram Ruzakhunov, un famoso pianista de jazz, al que finalmente se le permitió regresar a su país. Para los observadores, estas confesiones forzadas ilustran los excesos del aparato de seguridad, que probablemente se multiplicarán. (Con información de AFP)

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