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La batalla por Bajmut, la más sangrienta desde la invasión rusa

Ucrania admite una situación “extremadamente tensa”, aunque Rusia sufre importantes bajas.

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Aunque una ciudad con poco valor estratégico, Bajmut es centro de un violento conflicto entre Rusia y Ucrania
Aunque una ciudad con poco valor estratégico, Bajmut es centro de un violento conflicto entre Rusia y Ucrania.
Foto: AFP

En el sótano de un edificio residencial en Bajmut, un soldado que se hace llamar Fox confiesa que no sabe cuánto tiempo aguantará con sus compañeros defendiendo esta ciudad ucraniana frente a las fuerzas rusas.

“Creo que, muy probablemente, Bajmut va a caer”, dice este combatiente de 40 años.

Desde hace semanas, las fuerzas rusas intentan capturar esta ciudad del este de Ucrania, en lo que se ha convertido ya en la batalla más sangrienta de la invasión rusa iniciada hace un año.

“Al filo de la navaja”

El ejército ucraniano reconoció que la situación es “extremadamente tensa”.

Aunque algunos soldados ucranianos tratan de parecer optimistas y prometen defender esta ciudad ya casi totalmente destruida, Fox ve las cosas de manera más oscura.

“Todo el mundo está al filo de la navaja”, asegura en una entrevista con AFP, en la que explica que las tropas ucranianas no tienen suficientes hombres ni municiones.

“No se duerme lo suficiente, hace frío, llueve, el tiempo cambia todo el tiempo, los bombardeos son constantes, y los asaltos de la infantería también”, dice el soldado desde un sótano en el que ha montado campamento con sus compañeros de armas.

El pasado año, Fox resultó herido y no pudo seguir combatiendo en la infantería. Ahora se encarga de los suministros a las tropas desplegadas en las trincheras, y de evacuar a los heridos.

Bajmut tiene poco valor estratégico, pero el presidente Volodimir Zelenski asegura que el ejército ucraniano la defenderá mientras pueda.

Según observadores militares, tanto Rusia como Ucrania han sufrido importante bajas en esta batalla.

Fox dijo que es difícil hacer previsiones, aunque reconoce que cada vez es más difícil resistir los embates rusos y los bombardeos. “No nos sentimos apoyados por nuestra artillería”, lamenta.

Otros soldados creen que hay que mantener el optimismo, pese a todo. “Si nos hundimos o estamos apáticos, no venceremos. Pero estamos animados”, dice el artillero Kai, de 44 años. “No hemos huido, estamos todos aquí”, añade en una entrevista con AFP en una casa en donde se encuentra con otros de sus compañeros.

Otro artillero, que se hace llamar Ded, se pronuncia en el mismo sentido.

“Soy totalmente optimista”, dice en ruso este soldado ucraniano de 45 años, con un rifle de asalto a su espalda.

Fumando, manifiesta su esperanza de que las tropas ucranianas mantengan Bajmut e incluso recuperen la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que estuvo en la zona en diciembre, prometió que su ejército defenderá la ciudad de Bajmut “tanto tiempo como fuera posible”.

Bajmut, símbolo de la lucha por el control de la región de Donbás entre Rusia y Ucrania
Bajmut, símbolo de la lucha por el control de la región de Donbás entre Rusia y Ucrania.
Imagen: AFP

Más hombres, más bajas

Los rusos también están en una situación complicadas en Bajmut. En las últimas semanas, las fuerzas rusas han avanzado lentamente hacia Bajmut, que contaba con unos 70.000 habitantes antes de la invasión el 24 de febrero de 2022.

Las fuerzas rusas son superiores en número en la batalla por Bajmut, pero el ejército de Ucrania inflige al enemigo bajas masivas que obligan a los soldados regulares a relevar a los mercenarios del grupo Wagner, afirmó ayer la viceministra de Defensa ucraniana, Hanna Malyar.

“Hay soldados profesionales y numerosas unidades de Wagner en la zona de Bajmut”, dijo Malyar en la televisión ucraniana, que añadió que “las bajas del enemigo son varias veces más numerosas” que las del ejército ucraniano. “Nuestros soldados tienen capacidad para destruir a un 80% de los terroristas”, agregó.

Tal y como ya hizo Zelenski el lunes, Malyar reconoció que la situación es “tensa y difícil” para las tropas ucranianas en Bajmut, y afirmó que Kiev ha enviado más tropas a la ciudad tras la visita este fin de semana del comandante ucraniano de las fuerzas de tierra.

La viceministra también ha dicho que, mientras el grupo Wagner mantiene la moral alta porque luchan por dinero, los soldados regulares de las unidades que sustituyen a los mercenarios cuando estos mueren están desmotivados.

En un parte militar publicado en su cuenta de Facebook, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania dice que el enemigo continúa a la ofensiva en Bajmut “y sigue lanzando asaltos contra la ciudad”.

Sobre la decisión de seguir resistiendo, la viceministra de Defensa ha insistido en que ha sido tomada por consideraciones “militares” y no “políticas”.

Polémica ley en Dinamarca

Un feriado menos por la guerra

El Parlamento danés aprobó ayer martes una polémica ley impulsada por el Gobierno para suprimir desde 2024 un feriado para aumentar el gasto en defensa a raíz de la guerra en Ucrania. La ley salió adelante, como estaba previsto, por 95 votos frente a 68, ya que el Ejecutivo que encabeza la socialdemócrata Mette Frederiksen cuenta con mayoría absoluta y recibió además el apoyo del opositor Partido Social Liberal.

La propuesta fue presentada hace dos meses cuando Frederiksen anunció su pacto con los liberales y el centrista Los Demócratas y provocó el rechazo inicial de toda la oposición, que incluye desde fuerzas xenófobas a ecologistas y socialistas.

Aboliendo el festivo, el Gobierno pretende recaudar 3.200 millones de coronas (430 millones de euros) que ayuden a adelantar a 2030 en lugar de 2033 el compromiso con la OTAN de destinar el 2% del PIB a defensa.

Un grupo de economistas ha puesto en duda el efecto real del plan y ha considerado más viable la propuesta de la oposición, que se basa en un priorización del gasto.

La elección del festivo, el Gran Día del Rezo, una festividad protestante que se celebra el cuarto viernes después de Pascua desde el siglo XVII, ha chocado frontalmente también con la Iglesia luterana.

Siete de cada diez daneses se opone a la medida, según una encuesta difundida ayer por la televisión pública DR.

“No creo que sea un problema tener que trabajar un día más”, explicó Mette Frederiksen. “Tenemos que hacer frente a enormes gastos en defensa y seguridad, salud, psiquiatría y transformación verde”, detalló. “No hay margen de maniobra financiera”, subrayó.

Putin le declara la guerra a los extranjerismos en el idioma ruso

El presidente ruso, Vladimir Putin, declaró la guerra a los extranjerismos con el fin de proteger la lengua rusa de la influencia de otros idiomas, especialmente el inglés. Putin promulgó ayer martes la correspondiente ley que le remitió la Duma o cámara de diputados, que la aprobó en diciembre pasado.

“A la hora de utilizar el ruso como lengua estatal de la Federación Rusa no se permite el uso de palabras y expresiones que no se correspondan con las normas del idioma literario ruso moderno”, señala la nueva ley. La excepción “son las palabras extranjeras que no tienen análogos en el idioma ruso y cuya lista está recogida por diccionarios normativos”.

La ley, que sigue la senda de otras lenguas como el francés, pretende proteger el idioma del “uso excesivo” de palabras extranjeras.

El Gobierno ruso debe determinar el mecanismo de elaboración de gramáticas, diccionarios y otros manuales que incluyan las normas lingüísticas de obligada aplicación.

El objetivo es promover el correcto uso del idioma en todos los niveles de la administración pública.

El uso de extranjerismos se disparó desde la caída de la URSS y la apertura de Rusia a Occidente en 1991, pero especialmente con la popularización de las tecnologías digitales y las redes sociales entre niños y jóvenes rusos.

Los autores de la ley subrayan que el ruso juega un papel unificador en la Federación Rusa, un Estado con cerca de 200 etnias.

Según el Instituto Pushkin, unos 258 millones de personas hablan ruso en el mundo, en su mayoría en el espacio postsoviético.

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