Christopher F. Schuetze / The New York Times
Apenas horas después de que Bashar Assad abordara un avión rumbo a Rusia el domingo, miles de sirios que habían huido para escapar de su régimen y de la guerra civil celebraron en las calles de toda Alemania.
La reacción política en Berlín llegó casi con la misma rapidez. El lunes, la extrema derecha e incluso algunos políticos tradicionales pedían el regreso de algunos de los casi un millón de sirios que han llegado a Alemania.
“Muchos refugiados que han encontrado protección en Alemania tienen ahora finalmente la esperanza de poder regresar a su patria siria y reconstruir su país”, dijo Nancy Faeser, ministra del Interior alemana, responsable de los refugiados.
Varios países europeos, entre ellos Gran Bretaña, Alemania, Grecia, Italia y Suecia, anunciaron rápidamente que suspenderían temporalmente los procedimientos legales que examinan el estatus de asilo para los sirios. Austria fue un paso más allá y anunció que también se prepararía para deportar a los sirios cuyas solicitudes de asilo sean rechazadas.
La principal razón esgrimida fue que el régimen de Assad, del que huyeron los solicitantes de asilo, ya no existe. Por ahora, añadieron, no está claro si Siria seguirá siendo tan opresiva e insegura como antes.
Pero tampoco hubo forma de disimular el entusiasmo en algunas partes de Europa de que el derrocamiento de Assad podría ayudar a aliviar el problema migratorio de Europa al permitir que los sirios regresaran a su país o al rechazar a nuevos solicitantes.
Jens Spahn, ministro de Salud alemán durante el gobierno de la ex canciller Angela Merkel, aludió a esa posibilidad en una entrevista televisiva el lunes. “¿Qué pasaría si el gobierno alemán dijera: ‘alquilaremos aviones para cualquiera que quiera regresar a Siria y le daremos 1.000 euros para que pueda empezar’?”, preguntó.
Para los muchos sirios que se han integrado con éxito y esfuerzo en la sociedad europea, estos comentarios fueron preocupantes. “Fue impactante que el mismo día que cayó el régimen de Assad, inmediatamente escuchamos a políticos de Alemania y de toda Europa hablar sobre cuándo y cómo los sirios deberían regresar”, dijo Anas Aboura, de 38 años, curador y director artístico en Hamburgo, que llegó de Siria en 2015 y recibió asilo.
“No, lo siento”, dijo. “Somos una comunidad establecida y estamos establecidos aquí como individuos, y depende de nosotros decidir cuándo y cómo ir a ayudar a reconstruir Siria”.
Ningún otro país europeo ha acogido a tantos refugiados sirios como Alemania. Como canciller, Merkel se negó a cerrar las fronteras en 2015, cuando casi un millón de sirios huyeron a su país.
Aunque actualmente hay más de 100.000 ciudadanos alemanes, se culpa a esta afluencia de contribuir al ascenso del partido xenófobo de extrema derecha Alternativa para Alemania, que denigra sistemáticamente a los jóvenes solteros de Siria y Afganistán.
Desde que un solicitante de asilo sirio atacó con un cuchillo a un turista durante una feria callejera en Solingen en agosto, incluso los políticos tradicionales han pedido restricciones más severas a la inmigración. Mientras Alemania se prepara para las elecciones a principios del año próximo, casi todos los partidos, incluidos los Verdes de tendencia izquierdista, están a favor de las restricciones.
Gerald Knaus, un experto en migración que ha asesorado al gobierno alemán, dijo que cualquier discusión sobre el envío de sirios establecidos en Europa de regreso a su país era en gran medida una postura política. En realidad, lo más probable es que los tribunales impidan esas deportaciones porque muchos países europeos prohiben enviar a los solicitantes de asilo de regreso a situaciones peligrosas.
“Nadie se deja engañar por la idea de que por sólo 1.000 euros se puede conseguir que alguien regrese a Siria”, afirmó.
Susan Fratzke, analista de políticas del Migration Policy Institute, un centro de estudios con sede en Alemania, dijo que no era sorprendente que los países suspendieran sus decisiones sobre las solicitudes de asilo, dado que la situación había cambiado sustancialmente. Sin embargo, dada la incertidumbre en Siria, cualquier decisión de rechazar brindar alguna forma de protección sería prematura, dijo.
Sin embargo, en gran parte de Europa, los países han adoptado o están considerando políticas más duras que antes, y las decisiones de suspender las solicitudes de asilo sirias se toman en el contexto de acalorados debates.
Yvette Cooper, secretaria del Interior del gobierno laborista de Gran Bretaña, dijo en las redes sociales el lunes que su país se uniría a otros en suspender las decisiones sobre las solicitudes de asilo de los sirios. “Hemos visto a algunas personas regresar a Siria”, dijo Cooper.
La agencia francesa de asilo dijo el lunes que estaba “siguiendo de cerca” la situación en Siria, pero no suspendió de manera general todas las solicitudes de asilo de ciudadanos sirios. La agencia dijo que las solicitudes se examinarían caso por caso.
“Como siempre ocurre cuando cambia la situación en el país de origen de un solicitante de asilo, esto puede llevar a una suspensión temporal de las decisiones sobre ciertas solicitudes de asilo de ciudadanos sirios”, dijo la agencia en un comunicado.
El miércoles, Grecia también anunció que suspendería las solicitudes de asilo para los sirios. “Hemos anunciado la congelación de todo el proceso”, dijo a la radio griega el ministro de Migración, Nikos Panagiotopoulos. “Hasta que veamos, sopesemos los hechos y veamos cómo se desarrollan las cosas sobre el terreno”. Y agregó: “en este momento, una cosa es segura: ya no se puede conceder asilo a un ciudadano sirio que alega persecución por parte del régimen de Assad desde el momento en que este ya no existe”.
La decisión de suspender las solicitudes de asilo para los sirios dejará a miles de personas en un limbo legal. En este momento, 9.500 esperan una decisión en Grecia, 7.300 en Austria, 6.500 en Gran Bretaña y 700 en Francia.
Pero sólo en Alemania hay 47.270 personas en la lista.
Líderes del G7 esperan transición pacífica
El G7, las siete democracias más industrializadas del mundo, expresaron ayer viernes su deseo de una transición “pacífica y ordenada” en Siria tras el derrocamiento del régimen de Bashar Assad, además de tratar otras cuestiones como la guerra en Ucrania o la tregua en Líbano. “Los líderes han debatido sobre la situación de Siria y, en línea con la declaración adoptada ayer, han augurado que el fin del régimen de Assad marque el inicio de una transición pacífica y ordenada mediante la definición de un proceso político inclusivo”, dijo la presidencia rotatoria italiana. (EFE)
Una multitud celebró la derrota del régimen sirio
Miles de sirios celebraron ayer viernes en las calles la “victoria de la revolución” tras la caída del dictador Bashar al Assad, derrocado por una fulgurante ofensiva lanzada por una alianza de grupos rebeldes liderada por islamistas.
“Quiero felicitar al pueblo sirio por la victoria de la revolución y los llamo a salir a las calles para expresar su alegría”, declaró Abu Mohamed al Golani, el jefe del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) que lideró la coalición rebelde. La alianza se apoderó el domingo de Damasco, la capital, tras una ofensiva de 11 días que logró sacar del poder a la familia Al Assad, que gobernó con puño de hierro durante 50 años.
Miles de hombres, mujeres y niños se congregaron ayer viernes en el centro de Damasco y en otras ciudades como Alepo y Sueida, en un ambiente festivo y con la bandera de tres estrellas, símbolo del movimiento prodemocrático de 2011, adoptado por las nuevas autoridades. “Unido, unido, unido, el pueblo sirio está unido”, entonaron los fieles en la mezquita de las Omeyas de Damasco, donde acudió el primer ministro encargado de la transición hasta el 1 de marzo, Mohamad al Bashir.
El clima de júbilo, sin embargo, estuvo también teñido de denuncias de los crímenes del régimen. Decenas de fotos de personas desaparecidas a manos de los antiguos servicios de seguridad fueron expuestas en las paredes de la mezquita, un recordatorio de la dolorosa búsqueda de sus familiares tras décadas de represión.
El país, multiétnico, multiconfesional y dividido, enfrenta múltiples desafíos. Pero las nuevas autoridades intentan llevar mensajes de calma mientras la comunidad internacional se moviliza.
Jordania acogerá hoy sábado una cumbre sobre Siria con ministros y altos representantes diplomáticos estadounidenses, europeos, árabes y turcos. (AFP)
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