Mariano Confalonieri / La Nación-GDA
“Bin Laden está decidido a atacar en los Estados Unidos”. El reporte de inteligencia que recibió George W. Bush en agosto de 2001 anticipaba el peor ataque terrorista de la historia. El escrito sugería la posibilidad del secuestro de un avión estadounidense como arma, indicaba que miembros de Al-Qaeda llevaban años viviendo en Estados Unidos y sostenía que algunos de ellos tenían ciudadanía estadounidense y la usaban para ir y volver a Afganistán, Sudán y países de Medio Oriente.
El parte de inteligencia que llegó a manos de Bush un mes antes de los atentados a las Torres Gemelas tenía como una de sus principales fuentes de información —según cree el exagente del FBI Jack Cloonan— a Alí Mohamed, un exmayor del Ejército egipcio.
Mohamed era un afiliado a la Jihad Islámica que fue reclutado por el número dos de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, en la década del 80. La mayor hazaña de Mohamed fue infiltrarse en todo el aparato de inteligencia de Estados Unidos y en las Fuerzas Armadas como doble agente para Osama bin Laden, proporcionando información, entrenamiento y datos clave para varios atentados, incluido los dos en el World Trade Center (uno en 1993, y el otro en 2001).
Un perfil del espía
Alí Abdul Saoud Mohamed nació en Kafr el Sheij, en el bajo Egipto, en 1952. Era hijo de un militar de carrera, y se convirtió en un devoto musulmán en la adolescencia, según un reporte del Centro de Contra Terrorismo de la academia militar de West Point (CTC), cuando acompañaba a su tío cerca de la frontera con Israel a arriar cabras y en una discusión de su tío con soldados israelíes mataron a algunos de los animales y le mutilaron el pie a su tío “con agua hirviendo”, según declaró Mohamed.
Cuando terminó el colegio, Mohamed fue a la universidad en El Cairo y se graduó con una maestría en Psicología. Hablaba inglés, francés y hebreo, además de su árabe nativo.
Se enlistó en el ejército egipcio en 1971 y llegó a ser miembro de las fuerzas de operaciones especiales con el grado de mayor. El 6 de octubre de 1981, cuando un grupo de soldados rebeldes asesinó al presidente Anwar el-Sadat —que había hecho acuerdos de paz con Israel— Mohamed se encontraba como mayor egipcio en un intercambio militar de cuatro meses en Fort Bragg, en Carolina del Norte, Estados Unidos.
Según ese documento, Mohamed fue despedido del Ejército egipcio en marzo de 1984 por su radicalización, pero consiguió un trabajo como asesor de seguridad en la aerolínea EgpytAir y lo hizo bajo las órdenes de Zawahiri, que ya lo había reclutado y que quería información sobre cómo secuestrar aviones. Lo segundo que le pidió el cirujano de Bin Laden fue infiltrarse en la CIA. “Zawahiri ordenó a Mohamed presentarse en una estación de la CIA para ofrecerse como informante”, cuenta el texto del CTC de West Point. Y así lo hizo. Se presentó en las oficinas de la CIA en El Cairo. La agencia lo mandó a meterse en una mezquita de Hamburgo para sacar información, pero Alí se descubrió a propósito y la CIA decidió finalizar su relación con Mohamed, y supuestamente avisó a otras centrales de inteligencia sobre la radicalización y el potencial terrorista de Mohamed.
Siempre bajo las órdenes de Zawahiri, Mohamed decidió viajar a Estados Unidos para enlistarse en el ejército. En el vuelo de TWA a Nueva York conoció a una mujer estadounidense 10 años más grande que él. Seis semanas después se casaron en una capilla de Nevada. Con su esposa y el trámite en curso de la ciudadanía estadounidense, en 1986 Mohamed aplicó en el ejército, en una oficina de Oakland, usando el nombre de Alí Aboulacound Mohamed.
Realizó su entrenamiento en Carolina del Sur, en el cuarto batallón de Fort Jackson y obtuvo una medalla porque sobresalió sobre el resto de sus compañeros. Fue contratado por un teniente para dar clases de Medio Oriente para la escuela de guerra John F. Kennedy. Allí, se puede ver a Alí Mohamed predicando el Islam, y su radicalización, sin tapujos. En ese momento, nadie pensaba en un atentado en suelo estadounidense.
En algunas de las conferencias que dio en Fort Bragg, sobre Medio Oriente, dijo que el Islam necesita dominación política, un “califato”. También que “los Estados Unidos no ven lo que ven los árabes, ven lo que quieren ver, escuchan lo que quieren escuchar”. En otra parte de una de esas charlas confesó su odio a Israel: “Nadie puede reconocer a Israel su derecho a existir porque robó territorio islámico, no aceptamos la paz ni las conferencias internacionales. Nada”.
Con todos estos antecedentes, e incluido en la lista de vigilancia de personas peligrosas de Estados Unidos, Mohamed El Americano, como lo llamaban en Al-Qaeda, se radicó en Santa Clara junto a su esposa, terminó su entrenamiento en el ejército, y llegó al grado de sargento. Pero algunas alarmas más sonaron no solo por su radicalización verbal sino porque uno de sus supervisores, el coronel Anderson, sintió dos veces que algo andaba mal y lo reportó a las autoridades en un informe de inteligencia. Una de ellas fue cuando hablaron de Sadat. “Usted sabe que Sadat es un héroe no sólo para Egipto sino también para el mundo libre”, le dijo Anderson. A lo que Mohamed respondió: “Era un infiel y merecía morir”.
En otra ocasión, le pidió autorización a Anderson para ir a combatir a Afganistán contra los soviéticos, algo que le fue rechazado, pero fue igual, volvió y fue expulsado de las Fuerzas Armadas. Según dijo Anderson en el documental para National Geographic, sus advertencias sobre Mohamed nunca fueron escuchadas. En otra entrevista para SFGATE, Anderson sostuvo que creía que Mohamed estaba protegido por alguna agencia de inteligencia. “La CIA presumí”, dijo.
Pero Mohamed hacía un juego a varias bandas. Se presentó con intenciones de ser traductor del FBI en una de las oficinas en San Francisco en 1993, según consta en el dictamen de procesamiento en su contra firmado en 2000. El agente que supervisaba a Mohamed y que creyó que lo usaba como informante era un “novato” y Alí se aprovechó de la falta de experiencia.
Alí utilizó (y robó) información de Fort Bragg para entrenar a los guardaespaldas de Bin Laden en Afganistán, facilitó una visita de Zawahiri a Estados Unidos con pasaporte falso, entrenó a terroristas de Al-Qaeda que cometieron el primer atentado en el World Trade Center en 1993, y vigiló y tomó fotos personalmente —aprovechando que tenía pasaporte de EE.UU— de la embajada en Nairobi, objeto de un atentado de Ben Laden en 1998 que dejó más de 200 muertos y se ejecutó en paralelo a otro en Tanzania.
Su participación en los atentados
Mohamed también entrenó a los soldados de Al-Qaeda para secuestrar un avión e introducir cuchillos, para tomar el mando y usarlos como arma contra objetivos en suelo estadounidense. Eso derivó, aunque él ya estaba bajo arresto, en los atentados de 2001.
“Les expliqué que debían viajar en primera clase y en clase turista, les dije cómo hacerlo”, le contó Mohammed a Jack Cloonan, exagente del FBI, cuando le preguntó detalles del atentado a las Torres. Cloonan hizo un acuerdo con Mohamed para reducir su sentencia a cambio de información. Para preservar su identidad, la fiscal del distrito Sur de Nueva York, Mary Jo White, caratuló la causa en su contra como “Los Estados Unidos vs. John Doe”, una forma habitual de esconder la identidad de una persona. Pero la información se filtró a la prensa. Más tarde, Alí fue sometido a juicio, el juez fijó fecha para dictar sentencia, pero nunca lo hizo.
White procesó por conspiración y actos de terrorismo con el objetivo de matar estadounidenses en 2000 a Bin Laden; Zawahiri, Alí Mohammed y otros. En ese dictamen, al que accedió La Nación, se menciona varias veces el rol clave de Mohammed en el financiamiento, inteligencia y preparativos para atentados.
“Varias veces al menos desde 1990, Alí Mohamed y otros miembros identificados y no identificados, proveyeron entrenamiento militar y de inteligencia en Afganistán, Pakistán y Sudán para Al-Qaeda”, dice en la página 12 de ese dictamen.
También lo acusa allí de haber arreglado el traslado seguro de Ben Laden desde Peshawar, Pakistán, a Sudán. “Varias veces en 1994 Alí Mohamed usó un pasaporte egipcio falso para viajar de y a Nairobi, en Kenia”, agrega el procesamiento.
“El 3 de febrero de 1994, Alí Mohamed entró en la embajada de los Estados Unidos en Nairobi, con su pasaporte estadounidense y discutió con miembros de Al-Qaeda, más tarde, la posibilidad de hacer un atentado allí, en venganza por la operación “restauración de la paz” en Somalia”, explica el procesamiento. El objetivo final de Ben Laden era sacar a las tropas estadounidenses de Oriente Medio tras la primera guerra del Golfo, la intervención en Somalia y la presencia de tropas en Arabia Saudita.
Según White, Mohamed entrenó al equipo de guardaespaldas que junto a los servicios de inteligencia de Sudán protegían en ese momento a Ben Laden, justo después de que el fundador de Al-Qaeda sufriera un intento de asesinato.
Las señales de alarma no fueron suficientes para impedir que Mohamed utilizara la estructura de la inteligencia y las Fuerzas Armadas y su entrenamiento en Estados Unidos para facilitarle a Al-Qaeda al menos cuatro atentados: la bomba de 1993 en el World Trade Center, los coches bomba en las embajadas de Kenya y Tanzania, y la preparación para el ataque a las Torres Gemelas.
En un breve testimonio en junio de 2004 ante la comisión del 9/11, el ayudante de la fiscal White, Patrick Fitzgerald, dijo ante el Congreso de Estados Unidos que Mohamed entrenó a quienes perpetraron el primer atentado en el World Trade Center, que luego fue a Afganistán a entrenar al líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden y volvió a Estados Unidos. También reconoció en la audiencia la participación de Mohamed en la inteligencia para atentar contra la embajada estadounidense en Kenya.
Sin embargo, en el reporte final de la Comisión, sólo es mencionado en la página 68, en el título: “Embassy BomBengs”, en el que se relata que Mohamed proveyó instrucción a terroristas en una mezquita de Brooklyn, incluyendo a quienes atacaron el WTC en 1993 y que todo eso sirvió como laboratorio para los bombardeos de las embajadas en Kenya y Tanzania. En las notas al pie, se revela el acuerdo con la fiscalía a cambio de información de Alí Mohamed, pero brevemente. Lo último que se supo de él es que estaba en alguna prisión federal y seguía colaborando con la inteligencia norteamericana para desarmar a Al-Qaeda.