El derecho a la nacionalidad está reconocido en numerosos convenios jurídicos internacionales, entre ellos la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), que en su artículo 15 estipula que “toda persona tiene derecho a una nacionalidad. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad”.
La decisión adoptada por el régimen de Daniel Ortega de despojar de la nacionalidad nicaragüense a 317 opositores, tras declararles “traidores a la patria”, apenas tiene precedentes en el mundo en las últimas décadas.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que entró en vigor en 1978 y fue firmada por 23 países, entre ellos Nicaragua, establece en su artículo 20 que “toda persona tiene derecho a una nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra” y “a nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos es la encargada de velar por la aplicación de esta convención.
También la Convención adoptada por Naciones Unidas para reducir los casos de apatridia, que entró en vigor en 1975, aborda el tema: en su artículo 9 señala que los Estados “no privarán de su nacionalidad a ninguna persona o a ningún grupo de personas, por motivos raciales, étnicos, religiosos o políticos”.
Sin embargo, esta Convención establece algunas excepciones que permiten a los Estados privar la nacionalidad.
Precedentes
Tras declararse la Primera Guerra Mundial y durante las dos décadas siguientes, varios países europeos adoptaron medidas para privar de la nacionalidad a ciudadanos que consideraban que habían realizado “actos antinacionales” o a favor del enemigo.
En 1926 el régimen fascista italiano promulgó una ley contra los ciudadanos que se habían mostrado “indignos de la ciudadanía italiana” y el 4 de julio de 1933 el régimen nazi de Adolf Hitler, entre las numerosas leyes que discriminaban a los judíos, aprobó la Ley de revocación de la naturalización y del reconocimiento de la ciudadanía alemana, que privaba de la ciudadanía a los judíos recientemente naturalizados.
La retirada de la nacionalidad también ha sido una práctica utilizada en las dictaduras latinoamericanas, caso de la de Chile, donde el dictador Augusto Pinochet privó de la nacionalidad a opositores como al excanciller Orlando Letelier -en 1976, cuando ya se hallaba exiliado en Washington y once días antes de ser asesinado por la explosión de una bomba en su coche- o el sindicalista Ernesto Araneda, en 1977.
En los últimos años, países como Francia o el Reino Unido han adoptado medidas para retirar la nacionalidad a algunos condenados por terrorismo.
En 2015 Francia privó de la nacionalidad a cinco condenados que tenían doble nacionalidad, en una decisión avalada después por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que valoró que la medida no les convertía en apátridas al poseer otra nacionalidad.
Apátridas
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) existen en el mundo cerca de 10 millones de apátridas, muchos de ellos por la falta de reconocimiento de una etnia específica dentro de un territorio o restricciones a la extensión de la ciudadanía a hijos nacidos en el exterior.
En las últimas décadas varios conflictos han generado cientos de miles de apátridas, entre ellos la desintegración de la Unión Soviética; la negativa de Bangladesh a reconocer la ciudadanía a alrededor de 300.000 biharis de lengua urdu al lograr el país la independencia en 1971; o la decisión de Myanmar (Birmania) de privar de su nacionalidad a más de 800.000 rohingyas.
También Tailandia concentra un elevado número de apátridas, 800.000 según datos de 2021, nacidos en el país y que llevan residiendo en él durante generaciones.
Entre los casos de apátridas famosos, en este caso por decisión propia, están el de Albert Einstein, que voluntariamente renunció a su nacionalidad alemana en dos ocasiones, la primera para evitar el servicio militar (1896-1901) y la segunda ante la llegada de Hitler al poder (1918-1933); o el ajedrecista Víktor Korchnói, quien renunció a la nacionalidad soviética y se declaró “ciudadano del mundo” o apátrida tras desertar del régimen comunista en 1976.
En Nicaragua, “las reformas legislativas más recientes que permiten privar arbitrariamente a una persona de la ciudadanía contravienen las obligaciones que tiene este país en el marco del derecho internacional y regional de los derechos humanos”, advirtió Acnur ayer viernes.
Periodistas en la lista de “apátridas” de Ortega
Al menos 22 periodistas nicaragüenses, críticos con la dictadrua de Daniel Ortega, han sido declarados “traidores a la patria” y despojados de su nacionalidad, denunció el movimiento Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN). “Entre el grupo de (317) personas despojadas de su nacionalidad y de todos sus bienes totalizan más de 20 periodistas y personas dedicadas a la comunicación y dirección de medios de comunicación independientes”, indicó el PCIN en un pronunciamiento, en el que rechazó “la escalada represiva del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo”.
Entre los periodistas afectados figuran Carlos Fernando Chamorro.
En base a EFE y AFP