La nueva presidenta de México se enfrentará a desafíos como la inseguridad y la reforma judicial

Claudia Sheinbaum asumirá su nueva posición el próximo martes y continuará la política de su mentor, el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador.

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Sheinbaum no invitó al rey por no responder a la carta de López Obrador sobre la conquista
Sheinbaum.
Foto: EFE

AFP
Claudia Sheinbaum asumirá mañana martes como la primera mujer en la presidencia de México, un país sacudido por una escalada de inseguridad y que enfrenta desafíos en lo económico y lo diplomático en vísperas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. “Es tiempo de mujeres y de transformación”, proclamó en varias ocasiones la líder izquierdista, quien va a recibir la banda presidencial de las manos del mandatario saliente, su mentor Andrés Manuel López Obrador.

Antes de asumir, Sheinbaum provocó un diferendo con España, socio económico clave de México, debido a que excluyó al rey Felipe VI de su toma de posesión, reprochándole negarse a reconocer abusos en la conquista. Madrid decidió no enviar representación.

“El mayor reto de Sheinbaum será abordar la deteriorada situación de inseguridad en México”, señala Michael Shifter, experto del centro de reflexión Diálogo Interamericano, en Washington.

La próxima mandataria toma las riendas de un país donde hubo cerca de 200.000 homicidios en los seis años del mandato de su predecesor.

Los cárteles libran sangrientas disputas por el control de territorios, del tráfico de drogas, de combustibles robados y de personas. En el estado de Sinaloa (noroeste), las pugnas entre dos bandas rivales del cartel homónimo han dejado decenas de muertos desde el 9 de septiembre. La violencia de género, con una decena de mujeres o niñas asesinadas diariamente, es otra problemática.

Con su política social de “abrazos, no balazos”, López Obrador le dio prioridad a combatir lo que considera que son las causas de la criminalidad, como la pobreza y la falta de oportunidades.

Sheinbaum prometió seguir con esta estrategia, pero apostando también a más inteligencia y más coordinación entre las fuerzas de seguridad y las fiscalías para luchar contra el crimen organizado.

“López Obrador confía principalmente en la retórica para abordar la creciente expansión de los cárteles. Pero Sheinbaum probablemente recurrirá a datos y será tecnocrática en su enfoque”, añade Shifter.

La mandataria tendrá que encarar una veintena de propuestas de reformas constitucionales, entre ellas una polémica sobre el poder judicial que ya fue aprobada, que inquietan a inversionistas.

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