Agencia EFE
A seis meses del inicio de los ataques de los hutíes de Yemen al tráfico marítimo, la estratégica ruta comercial que atraviesa el mar Rojo, una de las más importantes a nivel global, ha perdido más de la mitad de su afluencia, sin que haya visos de retornar su flujo habitual.
Antes de la guerra, la vía, que limita al sur con el estrecho de Bab el Mandab y con el canal de Suez al norte, asumía el 15% de todo el comercio marítimo mundial y conectaba los puertos asiáticos y del golfo Pérsico con Europa.
Desde que la milicia pro-iraní hutí, con base en Saná, secuestrara el buque Galaxy líder y a su tripulación en apoyo a la causa palestina, en noviembre, el tránsito en el canal de Suez bajó 51,2%, un 50% si se contabiliza todo el año anterior, según cifras de la herramienta Port Watch del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Universidad de Oxford.
Pese a la intervención militar de la coalición internacional liderada por Estados Unidos y Reino Unido contra los lanzamientos hutíes, éstos no han cesado los ataques con misiles a buques que, según el mando hutí, van dirigidos a aquellos cargueros que incluyan a Israel en su ruta comercial. Esta situación ha obligado a las navieras a derivar sus buques alrededor del continente africano pasando por el cabo de Buena Esperanza, que ha visto incrementado su tránsito en un 50% aproximadamente.
Uno de los actores más afectados es Egipto, pero el impacto es global.