Maia Jastreblansky / La Nación (GDA)
Habían pasado casi 24 horas del tuit de Eduardo “Wado” De Pedro, con el video en el que decía que quería ser presidente. Cerca de las 17, Alberto Fernández -después de largos meses de insistir con las PASO- llamó por teléfono a Daniel Scioli y le pidió que diera un paso al costado. Le dijo que todo el peronismo, incluidos los gobernadores, los intendentes y los dirigentes más importantes del espacio, querían una lista de unidad. El embajador en Brasil le respondió que él se corría y que no quería nada a cambio. Enseguida, el Presidente se comunicó con Cristina Kirchner para avisarle. El jefe de Estado y la vice finalmente volvieron a hablar, algo que parecía impensado y que cambió todo.
La vicepresidenta, entonces, recibió a De Pedro en el Senado. No hizo falta decir demasiado. El ministro del Interior siempre entendió que estaba en ese lugar porque era el “militante” destinado a dar la batalla si había un escenario de PASO, pero que no le alcanzaba para ser el candidato único.
“Nos sacamos el sombrero por Wado. Cristina siempre habló de que esta es una elección de pisos”, transmitieron enseguida cerca de la vice.
Pasadas las 19, la vice recibió a Sergio Massa y terminó de confirmarle que iba a ir como único candidato a presidente del espacio, en fórmula con el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que tendrá como misión interpelar a un kirchnerismo al que le costará digerir la decisión.
“Va a haber mucho kirchnerismo en las listas legislativas”, aseguró un importante colaborador de La Cámpora. Más tarde se conocería de De Pedro y Máximo Kirchner encabezarán la nómina de senadores y diputados, respectivamente.
El ministro de Economía había movido todos los hilos posibles para llegar a este lugar, pero la presión más fuerte de las últimas 24 horas vino de los gobernadores del interior.
El jueves, los emisarios fueron Raúl Jalil (Catamarca) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero). El primero, siempre con tono más mesurado; el segundo, dispuesto a patear el tablero.
Pero ambos transmitieron el mismo mensaje: que los mandatarios provinciales no querían saber nada con un escenario de internas y que ellos veían con buenos ojos a Massa. Dejaron en claro que no estaban dispuestos a hacer campaña en sus provincias con las boletas que se estaban presentando hasta entonces.
Jalil y Zamora se reunieron con Fernández, con Massa y finalmente con Cristina. El Presidente, que hacía varios días que había soltado la idea de la “PASO sí o sí”, les dijo a los gobernadores que estaba dispuesto a aceptar a Massa, pero que su intención era “poner” al vice. También les advirtió que era muy difícil bajar a Scioli, que estaba a punto de hacer su acto lanzamiento en el ND Ateneo. Cristina, cuando los recibió a última hora del jueves, también mostró predisposición.
Para ese momento, De Pedro estaba lanzando su candidatura en Twitter y estaban listas las piezas audiovisuales para presentar su binomio con Juan Manzur.
La “fórmula que no fue” se había sacado fotos en el Complejo C de Chacarita, habitual búnker del kirchnerismo y había grabado un video destinado al votante joven para ser transmitido en Tik Tok. Pese a que hubo varios amagues, ese material jamás llegó a publicarse.
Es que, luego del tuit de De Pedro, no pasó nada más. Ni se anunció un acto con mística para presentar la fórmula en sociedad, ni hubo un aluvión de felicitaciones a la fórmula. Tampoco hubo un retuit de Cristina Kirchner.
Los acontecimientos se iban desencadenando mientras en todas las terminales del oficialismo había un aire de extrañeza y mucho descontento. En el “focus group del peronismo”, la fórmula tuvo escasa aceptación. Una masa crítica de intendentes y gobernadores presionaron para evitar que hubiera en sus territorios una interna poco competitiva y dañina. “Y… la verdad que no es una fórmula que te despierte unas ganas locas de trabajar”, se lamentaba un massista sobre el binomio De Pedro-Manzur mientras trabaja en el armado fino de las listas.
Después del lanzamiento de “Wado”, la vicepresidenta cenó el jueves con Massa para ratificar el matrimonio político que ambos sellaron hace varios meses. Se llegó a un acuerdo por un paquete de candidaturas, que incluían que el ministro de Economía fuera de candidato a senador y que el massismo se llevara una de cada tres bancas de diputados y legisladores nacionales. Pero todavía faltaba el último intento por bajar a Scioli, su archirrival histórico en la política. Todo cambiaría menos de 24 horas después.
El viernes, el frenetismo fue total. El vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, iba y venía de la Casa Rosada al Congreso para oficiar de nexo entre todas las terminales, mientras el flamante candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, mantenía contactos con Máximo Kirchner para decantar como el compañero de fórmula.
En medio de un sinfín de operaciones, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, reveló en una entrevista radial que Massa todavía tenía chances de ser el candidato. El riojano, que había sido el primero en levantarle la mano a De Pedro, ahora estaba presionando públicamente para entronizar al ministro de Economía. Todo lo contrario a lo que habían hecho los tucumanos Osvaldo Jaldo y Pablo Yedlin, que felicitaron a Wado y a Manzur por Twitter con una oficialización blue que rompía todos los manuales del kirchnerismo.
En el medio de la jornada, el massismo dejó trascender un supuesto mensaje de WhatsApp de Massa a los funcionarios del Ministerio de Economía, para que el lunes siguieran “haciendo cosas para resolver los problemas del país”. El líder del Frente Renovador siempre dijo que era incompatible su función en el gabinete con una candidatura presidencial. Un importante funcionario dijo exhausto a última hora de la noche: “De eso todavía no se habló”.
Reacciones
Poco después de la confirmación de la formula del oficialismo Massa-Rossi, en redes sociales comenzó a viralizarse un mensaje que el compañero del ministro de Economía había publicado años atrás, en el que lo criticaba con dureza.
“Massa y Macri son la peor derecha, aunque quieran parecer otra cosa. Son lobos disfrazados de corderos”, había escrito en Twitter Rossi en diciembre de 2014.
Por su parte, la precandidata a presidente de la coalición opositora Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, aseguró que Massa logró su postulación debido a una “extorsión”.
En diálogo con radio Mitre, la exministra de Seguridad indicó que Massa llegó al punto de plantear “o yo o el país se va a la hiperinflación” y por eso consiguió encabezar la fórmula de Unión por la Patria.
La exgobernadora bonaerense María Eugenia Vida fue una de las últimas en salir a pronunciarse sobre las precandidaturas de Massa y Rossi. Con el foco puesto en el ministro de Economía, lo definió como “el 120% de inflación, el ministro del crecimiento de la pobreza, la caída del salario real y el aumento de la informalidad”. “Sergio Massa es kirchnerismo”, sentenció en Twitter.
Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich
El jefe de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, son las opciones de la opositora Juntos por el Cambio. Se enfrentarán en agosto en primarias en busca de la candidatura presidencial para los comicios del 22 de octubre. “Los argentinos estamos cada vez más cerca de hacer el cambio de nuestras vidas, el cambio definitivo”, declaró Rodríguez Larreta en un acto en el cual presentó a su compañero de fórmula, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.
Poco después, Bullrich oficializó su candidatura junto con Luis Petri. “El compromiso de esta fórmula es un cambio de fondo”, aseguró.