CAMPAÑA ELECTORAL
Bolsonaro eligió a un polémico militar como vicepresidente.
El ultraderechista Jair Bolsonaro, un excapitán que aspira a la Presidencia de Brasil y lidera por escaso margen las encuestas de intención de voto sin Lula en escena, reforzó ayer domingo el talante militar de su fórmula al anunciar a un polémico general como su candidato a vice.
“Brasil precisa remedios fuertes”, afirmó Bolsonaro al declarar al general retirado Hamilton Mourao como su compañero de fórmula para las elecciones del próximo 7 de octubre.
En el mismo acto, también anunció que, si llegase al poder, su canciller será el empresario Luiz Philippe de Orléans e Bragança, miembro de la antigua familia imperial brasileña y conocido como “el príncipe”.
Los anuncios fueron hechos en la convención regional en San Pablo del Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro, que a pesar de su nombre es de tendencia conservadora.
Mourao es un general de línea dura que pasó a retiro en febrero pasado y que hace dos años, en medio del proceso que condujo a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, llegó a afirmar que el “caos” que la corrupción había generado en el país sólo acabaría con una “intervención militar”. El general, de 64 años, pertenece al derechista Partido Renovador Laborista Brasileño (PRTB).
En 2015, Mourao fue separado de la comandancia de la Región Sur por haber criticado a la “clase política”, en plena tormenta de la investigación Lava Jato que reveló una descomunal red de corrupción en la estatal Petrobras.
Ese mismo año, un cuartel bajo su mando rindió homenaje al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, exjefe del DOI-Codi, centro de detención y tortura del régimen militar.
Bolsonaro es un defensor del régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, sobre el cual sostiene que fue una “revolución” y no una dictadura.
Antes de elegir a Mourao, había sondeado a otros candidatos a vice que rechazaron su oferta.
Las encuestas.
Según las últimas encuestas, Bolsonaro tiene un 17% de intención de voto y supera a la ecologista Marina Silva (13%), al laborista Ciro Gomes (8%) y al socialdemócrata Geraldo Alckmin (6%).
Sin embargo, eso en escenarios que no contemplan la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva, quien pese a haber sido proclamado el sábado por el Partido de los Trabajadores (PT) está virtualmente vetado por la ley por haber sido condenado a doce años de prisión corrupción. Según las encuestas, si Lula fuera candidato obtendría un 30% de los votos, y se impondría en una segunda vuelta a cualquiera de sus potenciales adversarios.
La situación jurídica de Lula, junto con su potencial electoral, ha atomizado a la izquierda e impedido algún intento de unidad para las elecciones de octubre próximo.
El laborista Gomes intentó formar un frente progresista sin Lula, pero el PT frustró sus objetivos convencido de que su líder estará en la disputa, lo cual será definido por la justicia electoral una vez que su candidatura sea registrada, el próximo 15 de agosto.
El desconcierto de la izquierda se reforzó ayer domingo, cuando el Partido Socialista Brasileño (PSB) se declaró “neutro” para las elecciones y enterró la posibilidad de apoyar a Gomes, el único miembro del campo progresista al que los sondeos le atribuyen alguna posibilidad si, como es previsible, se confirma el veto legal contra Lula. Pese a la “neutralidad” anunciada, el PSB vetó explícitamente todo tipo de apoyo a Bolsonaro, sobre quien dijo que “representa una amenaza a la democracia y los derechos humanos”.