Agencia EFE
El líder de la poderosa federación de sindicatos de Israel, Histadrut, instó al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a convocar elecciones y asumir la responsabilidad por no impedir el ataque del grupo palestino terrorista Hamás del 7 de octubre, a la vez que advirtió que podría llamar a una huelga general.
“Nos llevó al límite, a un lugar en el que no deberíamos haber estado. Estamos en un callejón sin salida y solo hay una salida: elecciones”, dijo en un acto Arnon Bar-David, líder de Histadrut.
El líder sindical sugirió que las nuevas elecciones se celebren en diciembre, cuando estima que habrá finalizado la guerra contra Hamás.
“Sería un error celebrar elecciones ahora, cuando la guerra continúa”, pero “el país no puede seguir así, el Estado de Israel necesita un reinicio.
Todo el mundo quiere algo nuevo, que nuevas personas entren en política”, explicó, al advertir que podría unirse a las crecientes protestas contra el Gobierno que están brotando en el país. “Quizás tengamos que salir a la calle. Espero que eso no sea necesario”, subrayó.
Sin embargo, Netanyahu rechazó categóricamente dimitir de su puesto en una conferencia de prensa. “Lo último que necesitamos ahora son elecciones”, pues eso dividiría a los israelíes y daría ventajas a Hamás, dijo, al elogiar su desempeño desde que estalló la guerra: “Estamos desmantelando la infraestructura subterránea de Hamás, hemos recuperado a más de la mitad de los rehenes y traeremos al resto”.
“No es momento para política”, recalcó, pidiendo a los israelíes que “esperen pacientemente”, dijo.
De su lado, el partido Likud de Netanyahu emitió un comunicado en el que estimó “vergonzoso que en medio de esta guerra, mientras la nación clama por unidad, el presidente de Histadrut, Arnon Ben-David, decidiera ocuparse de políticas mezquinas que dividen a la nación y debilitan el esfuerzo bélico”.
Antes de que estallara la guerra, el 7 de octubre, Israel vivía una profunda polarización política y social, y un masivo movimiento de protesta pedía la dimisión de Netanyahu, quien se enfrenta a tres procesos por corrupción e impulsaba en ese momento una controvertida reforma judicial. Las protestas en Israel se sucedieron día tras día contra el mandatario.