Los desafíos de Uruguay frente al futuro de Brasil

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Brasil durante elecciones. Foto: AFP

DE CARA A ELECCIONES

Jair Bolsonaro ha sido “ambiguo”, mientras que Luiz Inácio Lula da Silva tendría una interna feroz.

Durante varios meses de este año, incluido octubre, Brasil fue el principal socio comercial de Uruguay. Es un socio lo bastante sólido como para que los vínculos comerciales se alteren de alguna manera si cambia el signo político del gobierno tanto como si se mantiene, coinciden analistas. Entonces, lo que está en juego hoy es otra cosa: las expectativas.

¿Se podrá avanzar en el camino de la flexibilización, de más independencia para negociar con el mundo, si el presidente Jair Bolsonaro continúa en Planalto? ¿Será sensato mantener esas expectativas si, por el contrario, es el expresidente Inácio Lula da Silva quien gana?

Respecto al segundo escenario, el excanciller brasileño Celso Amorim -cercano a Lula y muy influyente en cuanto a la política exterior-, dio algunas pistas de lo que podría pasar en una entrevista con la revista Nueva Sociedad: “Lo esencial ahora es comprender las transformaciones que ocurrieron en este tiempo. Hay una preocupación creciente con el desarrollo verde y azul, como planteó Chile, en referencia a los océanos. Hay situaciones complejas, no necesariamente ideológicas. Está el caso de Uruguay: en tiempos de Tabaré Vázquez, de centroizquierda, el gobierno uruguayo o parte de él ya quería hacer un acuerdo con Washington por separado. Ahora, bajo el mandato de Luis Lacalle Pou, de derecha, Montevideo mira hacia China. Hay un malestar en Uruguay que es necesario comprender. Hay que tratar de demostrarle los beneficios que va a tener si el Mercosur se fortalece. Esa es tarea de los países más grandes, principalmente de Brasil”.

Al contemplar esas declaraciones, Nicolás Pose, magíster en economía y política internacional, anticipa que, si Lula llega al poder, “seguramente lo que veamos sea una negociación”.

“Y allí, tal vez se abra una oportunidad para conseguir cuestiones que Uruguay está procurando al interior del Mercosur, sobre cómo funciona, por ejemplo, el comercio interbloque”. La alternativa a esto es que “Uruguay siga enfatizando en el planteo de la flexibilización y consiga o no el apoyo de Brasil, y ahí es más probable que no lo consiga”, opina.

¿Y qué pasaría si gana Bolsonaro? Marcos Soto, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica, considera importante recordar que el Brasil de Bolsonaro no apoyó explícitamente algunas iniciativas de Uruguay, de “primeramente, abrirse al mundo, y si eso no es posible en conjunto, de tener mayor flexibilidad”.

En ese sentido, Soto dice que “en la práctica no pasó ni una cosa ni la otra, pese a lo que uno podía suponer”.

También menciona que “el único logro medianamente potable” que tuvo Uruguay en estos años fue el reciente acuerdo para liberalizar el comercio de productos provenientes de zonas francas, algo que puede “potenciar el intercambio industrial desde la zona franca y avanzar en profundizar en la integración”, dice. “Pero falta muchísimo”.

Pose explica que la ambigüedad de Brasil al momento de apoyar las iniciativas uruguayas obedece a diferencias en la interna del gobierno bolsonarista: “El apoyo se acota a la esfera del Ministerio de Economía (de Brasil), un ministerio muy poderoso en la actualidad”, dice. “Al mismo tiempo, ese apoyo se ha encontrado con el obstáculo de que Itamaraty (la Cancillería brasileña), ha tenido una posición más reticente frente a esta propuesta”.

Por lo tanto, la continuidad de Bolsonaro no garantizaría una alineación explícita con los intereses uruguayos; asimismo, la hipótesis generalizada es que, si triunfa Lula, las probabilidades de obtener ese respaldo disminuyen aún más.

El otro vecino

Aún así, Soto augura “un camino de mayor apertura” si gana la coalición de Lula esta noche. “Puede ser ingenuo de mi parte, pero creo que es inexorable que (con Lula) haya un camino de mayor intercambio con algunas potencias mundiales y que logre que el Mercosur primero que se fortalezca y luego que se abra”, expresa. “Hay que recordar que Lula, en su momento, al menos llevó a Brasil a liderar en el escenario internacional. Eso es positivo porque pone la lupa en la región, y de rebote va a Uruguay”, plantea.

Ahora, el verdadero “problema” del Mercosur es Argentina, que “sigue siendo demasiado importante para Brasil, y esa es la tensión que tiene cualquier administración brasileña: no puede cortar el vínculo o no puede darle la espalda a Argentina, porque todavía sigue siendo muy relevante para su economía, para sus exportaciones e importaciones”, expresa Soto.

En la misma línea, Pose plantea dos ejes de análisis: primero, hasta dónde podrá Brasil, si gana Lula, relanzar el Mercosur “en un contexto de gobierno desafiante en el plano interno, donde Lula va a tener que negociar mucho en la interna de Brasil para asegurar condiciones mínimas de gobernabilidad”. Y, por otro lado el desafío de avanzar en las relaciones con una Argentina “que atraviesa una situación estructural complicada”.

Entonces, “tomar en cuenta lo que sucede en el contexto regional es importante para definir una orientación desde Uruguay que pueda hacerse más efectiva, independientemente de la orientación”, finaliza el analista.

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