AFP
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, firmó ayer viernes un decreto que limita el acceso a armas y municiones para civiles, dando marcha atrás a una política implementada por su antecesor, Jair Bolsonaro.
La medida es parte de un “Programa de acción en Seguridad” que Lula presentó junto a su ministro de Seguridad, Flávio Dino, que incluye otras propuestas para intentar disminuir la violencia en Brasil.
El decreto sobre el “control responsable de armas” reduce de 4 a 2 la cantidad de armas, y sus municiones, para fines de defensa personal y exige la demostración de efectiva necesidad para adquirirlas.
Además, disminuye de 30 a 6 el número de armas para cazadores, tiradores deportivos y coleccionadores. Y limita el horario de funcionamiento de los clubes de tiro, que además deberán operar a al menos un kilómetro de distancia de escuelas.
“Vamos a continuar luchando por un país desarmado”, dijo Lula tras firmar la norma. “Quienes tienen que estar bien armados son la policía brasileña y las fuerzas armadas”, agregó.
Lula intenta revertir la proliferación de armas entre civiles. Según la ONG Instituto Sou da Paz, en julio del año pasado los cazadores, tiradores deportivos y coleccionadores disponían de más de un millón de armas, casi el triple que las 350.000 registradas en diciembre de 2018, un mes antes de que Bolsonaro asumiera.
El gobierno presentó también un proyecto de ley que busca endurecer las penas contra actos “antidemocráticos” o ataques contra autoridades.