El presidente argentino dijo que está listo para ir por la reelección en 2019.
Mauricio Macri buscó ayer lunes enviar mensajes tranquilizadores a los cuatro vientos: a los mercados que siguen nerviosos, a los gobernadores provinciales a los que necesita para un presupuesto ajustado, a los sindicatos que le acaban de iniciar una huelga, y a los países de la región que temen el efecto de una crisis mayor en Argentina.
En Nueva York, donde llegó para asistir a la Asamblea General de la ONU, Macri aseguró que su país tendrá un apoyo adicional del FMI para superar la crisis, y espantó el fantasma del default. Además, dijo estar listo para disputar la reelección en 2019.
"Vamos a tener más apoyo del FMI. No puedo decir cuánto, porque estamos negociando", dijo Macri en una entrevista en vivo con el canal de televisión Bloomberg. El mandatario sostuvo que el nuevo acuerdo con el FMI "está cerca" y "ofrecerá más confianza al mercado".
Durante la entrevista, que duró poco más de 15 minutos, Macri no quiso dar indicios sobre la letra final del nuevo acuerdo con el FMI, que será anuncia- do en los próximos días. Pero sí brindó una contundente señal respecto de la principal incógnita: si habrá una ampliación o no, y cuál será el monto. El Gobierno dejó trascender que el FMI pondrá hasta 5.000 millones dólares más a disposición de la Argentina.
¿Y si pese a todo los dólares no alcanzan?, preguntó el periodista. "No hay ninguna chance de que Argentina entre en default. Cero", respondió enfático Macri, tras señalar que ha recibido un fuerte apoyo de varios países, sobre todo de Estados Unidos.
En su opinión, la economía argentina deberá atravesar otros "cuatro, cinco meses" de recesión antes de que despunte una nueva reactivación.
El FMI y el gobierno de Macri acordaron en junio un programa de auxilio de 50.000 millones de dólares a tres años, de los que ya se entregaron 15.000 millones. Pero esto no logró frenar la estampida cambiaria y el peso argentino acumula una pérdida de más de 50% en lo que va del año.
Además, la inflación en Argentina sumó 24,3% entre enero y agosto, según el Instituto Nacional de Estadísticas (Indec). En el caso de los alimentos básicos el alza es mucho más notoria, por ejemplo en el precio de la harina (115%), huevos (56%) y aceites (40%).
Pero Macri prefiere ver el vaso medio lleno, y no medio vacío. "Con este nuevo tipo de cambio Argentina tiene una tasa muy competitiva. Estamos equilibrando las cuentas externas. Las exportaciones están creciendo a una velocidad de 18% a 20%", sostuvo optimista, y anticipó asimismo una producción récord de granos para este año.
El mandatario dijo que para combatir la volatilidad del peso discute una nueva política monetaria con el FMI que conseguirá aumentar la confianza, pero que no hará "cosas estúpidas" del pasado ni implementará un control de cambio o un plan de convertibilidad como el adoptado por Argentina en 1991 que equiparó el peso con el dólar.
"No es un control lo que vamos a hacer, como en la convertibilidad. Estamos trabajando con el FMI y presentaremos un acuerdo que traerá más confianza, más aún de la que se vio en los últimos diez días, cuando los mercados cambiaron y comenzaron a reaccionar", dijo. Según Macri, este acuerdo "fija una política monetaria clara" y, "mostrará hacia dónde vamos, que vamos a bajar dramáticamente la inflación y nuestras necesidades de apoyo financiero externo".
La entrevista con Bloomberg se transmitió luego de un encuentro de Macri con altos ejecutivos de bancos.
El presidente abrió de esa manera su agitada agenda de reuniones con inversores, analistas, ejecutivos y empresarios en Wall Street, una mara-tón para "vender" su programa económico y recuperar la confianza de los mercados para apuntalar la salida de la crisis económica.
No hay plan B.
Macri, que anoche recibió el premio Global Citizen (Ciudadano Mundial) del Atlantic Council, aseveró que no tiene "un plan B" para la economía porque el país "está enfrentando todos sus desafíos".
Consultado sobre el costo político que tendrá la nueva política económica y el acuerdo con el Fondo, Macri respondió impertérrito: "Estoy listo para ser candidato" a la reelección en 2019. "Estamos construyendo un nuevo país, una nueva sociedad basada en la cultura del trabajo, en la cultura de que tenemos que mejorar sin trucos ni atajos", se defendió.
La semana pasada, el Gobierno de Macri presentó su proyecto de presupuesto para el 2019, año en el que estima alcanzar el equilibrio fiscal primario y recortar la contracción económica a 0,5%, desde el 2,4% esperado para el 2018.
En este contexto, la bolsa argentina bajó ayer lunes ante esperadas toma de ganancias, en tanto el peso cayó levemente pese a la intervención del Banco Central.
Se trata de una semana "con el foco puesto en el acuerdo con el FMI, las noticias de Mauricio Macri, desde Estados Unidos, y una nueva licitación de (letras) Letes en dólares", dijo la consultora Portfolio Personal.
El índice Merval cayó ayer un 3,39%, ante previsibles utilidades iniciadas el viernes y luego de acumular una mejora del 20% durante las anteriores dos semanas.
El peso se depreció un leve 0,13%, a 37,28/37,33 por dólar, en una plaza que registró ventas por 8 millones de dólares desde el Banco Central, a lo que sumó una subasta por 112 millones de dólares.
Sindicatos iniciaron huelga de 36 horas
Miles de personas se movilizaron ayer lunes en Buenos Aires para protestar contra la política económica del Gobierno en el marco de una huelga general de 36 horas, la cuarta que afronta el presidente Mauricio Macri. La movilización, que registró algunos incidentes entre manifestantes y fuerzas de seguridad, fue convocada por las dos alas de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). La marcha también contó con la participación del poderoso sindicato de Camioneros, liderado por Hugo Moyano, enfrentado con los actuales dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera del país y que ha convocado para hoy martes a una huelga general de 24 horas. En la movilización, que concluyó con un multitudinario acto en la Plaza de Mayo, participaron agrupaciones de izquierda y el kirchnerismo. "El presidente ahora está en Washington. Debe tener las rodillas entumecidas", dijo el secretario general de la CTA, Hugo Yasky. El dirigente sindical vaticinó que la huelga general "le va a mostrar al mundo la foto de un país que le dice no al FMI", organismo con el que Argentina negocia un adelanto y una ampliación del acuerdo de asistencia financiera alcanzado en junio, por 50.000 millones de dólares y que incluye fuertes metas de ajuste fiscal. El Gobierno, por su parte, aseveró que este no es "un momento oportuno" para hacer huelga, cuando "todos estamos haciendo un esfuerzo colectivo: empresarios, trabajadores y gobiernos provinciales para superar esta crisis", expresó el ministro de Trabajo, Dante Sica.
El procesamiento con prisión de Cristina Fernández de Kirchner que dictó el juez Claudio Bonadio por el caso de los cuadernos de las coimas vino acompañado de un pedido de desafuero al Senado, donde la expresidenta ocupa una banca. Este tema está pendiente, y por ahora Cristina se salva de ir presa gracias a la posición del jefe del bloque justicialista (peronista), Michel Pichetto, que se niega a tratar el desafuero mientras no haya una sentencia confirmatoria de la Corte Suprema argentina.
Pero, según informa el diario La Nación, algunos senadores peronistas comienzan a sentirse incómodos en el papel de defensores de Cristina Kirchner y temen por el costo político a un año de las elecciones legislativas.
"El año que viene va a afrontar tres juicio orales. ¿Vamos a seguir poniendo la cara por ella?", dijo un senador que dialogó con La Nación, y relató una de las tantas conversaciones que se ha dado sobre el tema en la bancada:
Senador 1-¿Vos recibiste el beneficio de algunos de los bolso?
Senador 2-No, para nada.
Senador 1-Entonces, ¿qué estamos defendiendo?
En este pequeño grupo disidente dentro del bloque justicialista no terminan de entender las posturas de muchos de sus compañeros que nada han tenido que ver con las administraciones kirch-neristas. "Le tienen un mie-do reverencial a la señora", se quejan, según informó La Nación.
Además, tampoco comprenden que Pichetto siga poniendo el cuerpo por la expresidenta cuando, por otro lado, ha sido el primero en romper relaciones con Cristina Kirchner y en reclamar una renovación del peronismo tras los doce años de administraciones kirchneristas.
Por ahora, el PJ seguirá dándole santuario a Cristina. Sin embargo, los críticos de la "doctrina Menem" piensan que el año próximo, elecciones y agravamiento de la situación procesal de la expresidenta mediante, el panorama podría cambiar.