EFE
Bakú, capital de Azerbaiyán, acoge a partir de hoy lunes la cumbre climática más importante del mundo, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP29), con grandes ausencias confirmadas y el objetivo principal de conseguir la necesaria financiación para cumplir los Acuerdos de París y limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5º C.
Pese a las buenas palabras de numerosos líderes mundiales respecto a la necesidad de afrontar los desafíos climáticos y consolidar los trabajos para la conservación del planeta, los intereses políticos, económicos y financieros han cambiado el orden de prioridades respecto a años precedentes y muchos delegarán sus responsabilidades en segundos e terceros espadas.
No estará, por ejemplo, el presidente de los EEUU: ni el saliente, Joe Biden -confirmó que no asistiría por segundo año consecutivo-, ni su sucesor Donald Trump -cuyas posiciones críticas respecto a los desafíos ambientales son bien conocidas- por lo que, tras la retirada de John Kerry como líder de la delegación estadounidense en los últimos años, su lugar lo tomará ahora el principal asesor climático en Washington, John Podesta.
Tampoco asistirá el presidente ruso Vladimir Putin, ausente de numerosos foros internacionales desde que el conflicto que mantienen Rusia y Ucrania desde 2014 se recrudeciera con la invasión rusa de territorio ucraniano en 2022 y, en su lugar, enviará a su primer ministro, Mijail Mishustin.
Ausencias igualmente destacadas serán las del presidente de China, Xi Jinping, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (el presidente brasileño tenía recomendación médica de no viajar que le fue levantada ayer), aunque ambos sí estarán en la cumbre del G20 en Río de Janeiro que comienza esta semana.
Entre los principales líderes europeos han confirmado que tampoco irá Úrsula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, ocupada estos días en configurar su gabinete tras renovar el cargo en las elecciones europeas del pasado mes de junio, aunque cabe la posibilidad de ver al eurocomisario de Clima, el neerlandés Wopke Hoekstra.
Tampoco estará el presidente francés, Emmanuel Macron, inmerso en una crisis política y social que no termina de clarificarse, ni el canciller federal alemán, Olaf Scholz, al que esta misma semana le ha estallado en las manos su Gobierno de coalición por las desavenencias presupuestarias con su ya exministro de Finanzas, Christian Lindner, y baraja ya convocar elecciones anticipadas como muy tarde el próximo mes de marzo.
Los presentes
Quien sí viajará a Bakú será el secretario general de la ONU, organismo impulsor de hecho de la Conferencia de las Partes como órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. António Guterres lanzaba el pasado jueves un llamamiento dramático sobre que “la catástrofe climática está golpeando la salud, ampliando las desigualdades, dañando el desarrollo sostenible y sacudiendo los cimientos de la paz”.
Entre los jefes de Estado y de Gobierno que han confirmado su presencia también está el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ha adelantado a hoy la reunión del Consejo de Ministros para intervenir mañana martes 12 en el plenario de la COP. También estará el laborista británico Keir Starmer, que se estrenó como primer ministro del Reino Unido tras ganar las elecciones a primeros de julio de este año, afrontando una complicada situación política, económica y social en su país.
Financiación
Uno de los países que más esfuerzos ha realizado a favor del cambio climático hasta el momento ha sido Alemania.
Los ministros de Asuntos Exteriores y de Economía alemanes, Annalena Baerbock y Robert Habeck respectivamente, mostraron ayer domingo su compromiso con la consecución de un nuevo objetivo internacional de financiación para la lucha contra el cambio climático. Ambos señalaron la disposición de Berlín para “proveer una financiación global de la cabeza a los pies”, señaló Baerbock en un comunicado en vísperas del inicio de la COP29.
En dicha cita, “además de poner en práctica las resoluciones del año anterior sobre energía y objetivos de mitigación y adaptación, este año la atención se centra en la financiación contra el cambio climático”, plateó dicho comunicado.
La COP29 pretende que el Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG, por sus siglas inglesas), sustituya al actual objetivo colectivo anual de 100.000 millones de dólares para los países industrializados a partir de 2025, según el texto emitido por los ministros de Asuntos Exteriores y de Economía de Alemania.
Fondos, financiación y transición a renovables
Esta cumbre es vista como “de transición” en relación a la que viene el año próximo en Brasil, que ha sido apodada como “la COP de las finanzas” porque el principal objetivo será alcanzar el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado: es decir, quién, cuánto y cómo aporta la financiación necesaria para pagar las medidas contra el cambio climático a partir de 2025. Esos fondos salen del bolsillo de los países ricos, considerados responsables de la contaminación ambiental global, con destino a las economías más vulnerables. Otros conceptos que se manejarán en ambas cumbres son: la regulación de los mercados de carbono para comprar y vender derechos de emisiones de CO2, el Fondo de Pérdidas y Daños de apoyo a los países más necesitados y las medidas para sustituir los combustibles fósiles por las energías renovables. EFE
Protestas en Valencia
Decenas de miles de personas manifestaron el fin de semana en Valencia, España, para protestar contra la gestión que han hecho los políticos de las inundaciones que el 29 de octubre asolaron la zona y dejaron más de 200 muertos. Hubo también protestas en otras ciudades valencianas, como Alicante y Elche, y de España, como Madrid. Las inundaciones se produjeron por fuertes lluvias, debido al cambio climático.
China, el mayor emisor contaminante
China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, defenderá en la COP29 sus logros en materia de reducción de emisiones, aunque tendrá que enfrentarse a presiones para que se fije objetivos más ambiciosos.
El país asiático podría registrar un descenso de sus emisiones de carbono en 2024, cumpliendo así con su objetivo de que estas alcancen su mínimo marcado, antes de 2030.
“China ha echado el freno al carbón”, declaró la directora del proyecto de Greenpeace Asia Oriental, Gao Yuhe.
China aprobó 14 nuevos proyectos de energía a carbón en los primeros seis meses de 2024, con una capacidad combinada de 10,34 gigavatios, esto es una disminución interanual del 79,5 %, según la organización medioambiental.
Sin embargo, Greenpeace tildó de “preocupante” el hecho de que casi tres cuartas partes de dichas aprobaciones fueron grandes instalaciones “que no se activan y desactivan ágilmente, lo que contradice el propósito declarado de utilizar estas estructuras como respaldo en los períodos de máxima demanda”, indicó Gao.
El país asiático también habría registrado un aumento interanual de la generación de energía solar de un 44 % y de un 24 % de la eólica. EFE