NUEVA YORK | THE NEW YORK TIMES
El posible encarcelamiento de un inocente acusado del asesinato de Malcom X mantiene en vilo desde hace años a muchos académicos. Ahora, una nueva esperanza se abrió para ellos con casos de décadas de antigüedad que fueron reabiertos.
La muerte de Malcolm X, asesinado de un balazo en el salón de baile Audubon en Harlem en 1965, nunca exacerbó la imaginación popular en la misma forma que los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King Jr. Sin embargo, académicos han creído que una mala investigación tuvo como resultado el encarcelamiento de un inocente y permitió que algunos de los responsables quedaran en libertad.
Ahora, una biografía de grandes ventas ha ayudado a renovar los llamados a efectuar una investigación completa. Sin embargo, en esta ocasión, bien podría impulsarla porque el entorno jurídico ha cambiado: fiscales en el sur han demostrado que es posible continuar y ganar casos con décadas de antigüedad.
Al mismo tiempo, surgieron noticias de que el hombre del que se sospecha que disparó a Malcolm X, pero al que nunca se detuvo, vive en Nueva Jersey con otro nombre. "Se está acabando el tiempo; estos tipos son muy viejos``, señaló Abdur-Rahman Muhammad, un estudiante de posgrado en la Universidad Howard, quien fue el primero en publicar la identidad del hombre y fue una fuente para Manning Marable, el autor de "Malcolm X: una vida de reinvención``.
Implicados. La campaña para la reapertura del caso atrajo la atención del más persistente defensor de la justicia en la época de los derechos civiles, Alvin Sykes, de Misuri. Sykes pidió al Departamento de Justicia y al fiscal general del estado de Nueva York que "realicen la búsqueda gubernamental más completa y creíble de la verdad``. La causa ha conllevado a nuevos reclamos: Ilyasah Shabazz, una de las seis hijas de Malcolm X, apoya el llamado a reabrir el caso a pesar de sus objeciones a la biografía; la viuda, también lo pide.
Será una batalla cuesta arriba porque se sentenció a tres hombres en ese entonces, lo que significa que, potencialmente, el caso es un híbrido: sin resolver y con una condena equivocada.
Malcolm X, quien se convirtió en santo patrono del movimiento del poder negro, sabía que peligraba su vida cuando subió al escenario en el salón de baile Audubon el 21 de febrero de 1965. Había roto lazos con la Nación del Islam, que lo había etiquetado de traudir. Cuando comenzó a hablar, se armó un alboroto, explotó una bomba de humo y abrieron fuego.
Se detuvo a Thomas Hagan, un militante de 22 años de la Nación del Islam, originario de Nueva Jersey. Se aprehendió después a otros dos militantes: Muhammad Abdul Aziz, entonces conocido como Norman 3X Butler, y a Kahlil Islam, entonces Thomas 15X Johnson. En su libro, Marable dice que la Nación del Islam no habría usado a hombres de la misma mezquita de Malcolm para llevar a cabo el ataque y que los asesinos provenían de Nueva Jersey. Hagan confesó, pero siempre sostuvo que los otros dos hombres no estaban involucrados. En el juicio, declaró que hubo otros conspiradores, pero se negó a nombrarlos. Se sentenció a los tres hombres, pero nunca se respondió la interrogante de qué tan alto en la jerarquía de la Nación del Islam había llegado la orden.
David Garrow, un historiador y biógrafo de King, obtuvo y revisó expedientes del FBI en los años 90. Dijo que es probable que nunca se hayan rebuscado pistas en muchísimas escuchas telefónicas. La Oficina dijo en 1980 que nunca investigó.
A finales de los `70, Hagan finalmente identificó a sus cómplices como parte de un esfuerzo infructuoso por liberar a Butler y Johnson. Los tres hombres salieron en libertad condicional. Uno de los nombres fue Willie X, a quien William Kunstler, el abogado en derechos civiles que representó a Johnson y Butler, identificó como William Bradley. Los otros están muertos o se presume que lo están. Marable escribió que Bradley disparó el tiro fatal con una escopeta. Bradley, un exconvicto vive en Newark con el nombre de Al Mustafá Shabazz. Este purgó una condena por conspiración, narcotráfico y "amenazas terroristas``, según los registros del Departamento de Penitenciarías de Nueva Jersey, y lo liberaron en 1998.
A Sykes, quien advierte que todavía tiene que ver personalmente la prueba que vincula el nombre de Willie X con el de William Bradley, le gustaría que funcionarios estatales y federales realicen una investigación conjunta, pero el fiscal de distrito de Manhattan tiene la jurisdicción del caso. Existen limitaciones en la capacidad de otras dependencias para investigar. Por ejemplo, no está claro si se podría considerar al asesinato como un delito de derechos civiles porque tanto victimarios como víctimas eran negros.
El fiscal general de Nueva York puede investigar sólo si lo solicita el fiscal de distrito de Manhattan o el gobernador. Sin embargo, no es fácil solucionar casos sin resolver de décadas atrás, notó Doug Jones, un ex fiscal federal en Birmingham, Alabama, quien ayudó a procesar el bombazo contra la iglesia de la calle 16.