SALUD
“Ya no es razonable creer que las fórmulas orales HCQ (hidroxicloroquina) y CQ (cloroquina) sean efectivas en el tratamiento de la COVID-19”, escribió la FDA.
Estados Unidos retiró la autorización para el uso de la hidroxicloroquina y la cloroquina en pacientes con COVID-19 ante su falta de eficacia y preocupaciones sobre sus riesgos. “Ya no es razonable creer que las fórmulas orales HCQ (hidroxicloroquina) y CQ (cloroquina) sean efectivas en el tratamiento de la COVID-19”, escribió Denise Hinton, científica principal de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en una carta.
“Tampoco es razonable creer que los beneficios conocidos y potenciales de estos productos exceden su riesgo conocido y potencial”, señaló al anunciar el fin de su uso de emergencia.
La FDA había dado luz verde el 30 de marzo para que estos tratamientos antipalúdicos se prescribieran, solamente en hospitales, a pacientes contaminados por el nuevo coronavirus.
El presidente Donald Trump puso grandes esperanzas en la hidroxicloroquina, cuya eficacia contra la COVID-19 nunca fue demostrada con argumentos rigurosos. “Hay una buena posibilidad de que pueda tener un gran impacto. Sería una bendición si funcionara”, había señalado el magnate. El propio Trump se sometió al tratamiento preventivo con hidroxicloroquina durante dos semanas.
La FDA explicó que no cree que sea probable que las dosis propuestas de ambos medicamentos produzcan un efecto antiviral. Además, apuntó que los datos recientes no arrojan ninguna prueba de que sean beneficiosos para disminuir la mortalidad entre los pacientes de coronavirus o que ofrezcan alguna otra ventaja, como la reducción de la estancia en el hospital.
Francia, donde un controvertido médico, el profesor Didier Raoult, defendió y destacó la hidroxicloroquina, prohibió su uso el 28 de mayo en el tratamiento contra el coronavirus.
Debido a que la hidroxicloroquina sí está aprobada en Estados Unidos para tratar enfermedades como el lupus o la artritis, los médicos todavía podrán administrarla a los pacientes de coronavirus, siempre y cuando no la receten expresamente para la COVID-19.
Además, esta decisión no entorpece la continuación de los ensayos clínicos sobre el uso de ese medicamento contra esa enfermedad.
Varios estudios han puesto en tela de juicio la efectividad de la hidroxicloroquina, como el publicado el pasado 22 de mayo por la prestigiosa revista británica The Lancet, con datos de cientos de hospitales y que involucró a 90.000 pacientes hospitalizados por infección con coronavirus de todo el mundo.
Ese informe determinó que quienes recibieron hidroxicloroquina, o el compuesto relacionado cloroquina, tenían un riesgo de muerte significativamente mayor que quienes no recibieron el tratamiento.
Días después de la publicación del estudio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que detenía temporalmente los ensayos clínicos con hidroxicloroquina enmarcados en su ensayo Solidarity.
Sin embargo, poco después, tres de los cuatro autores de ese estudio decidieron retractarse por las “varias preocupaciones con respecto a la veracidad de los datos y análisis” presentados en el documento.
Alemania compra parte de CureVac
La farmacéutica alemana CureVac planea una oferta pública de acciones en Estados Unidos el mes próximo. El Gobierno alemán adquirirá una participación del 23% en la compañía por 300 millones de euros (337,4 millones de dólares) en CureVac para asistirle en las siguientes fases del desarrollo de su vacuna contra la enfermedad que causa el nuevo coronavirus. La operación valoriza a la farmacéutica en 1.300 millones de euros. Las firmas de biotecnología alemanas prefieren al Nasdaq porque el mercado de capitales de Estados Unidos ofrece un número importante de inversores especializados, dijeron analistas. (Reuters)