ARGENTINA
Aprobada en la Cámara de Diputados, será el Senado el que defina mañana martes el destino de la ley, aún incierto por un escenario prácticamente de empate.
Miles de mujeres volvieron a salir a las calles para hacer oír su reclamo por la legalización del aborto ante el Congreso donde diputados y senadores deciden si otorgarán ese derecho, en una renovada “marea verde”, hito de la lucha feminista en Argentina.
“La marea verde es una revolución feminista en movimiento y es intergeneracional. Hay una experiencia de transversalidad, de articulación con sindicatos, movimientos sociales, de derechos humanos. No es una moda, hay una historia”, dice a la AFP María Florencia Alcaraz, autora del libro “¡Qué sea ley!”, sobre la lucha por la legalización del aborto en Argentina.
A dos años de quedar trunco en el Senado el primer proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) tratado por el Congreso, otra iniciativa volvió al recinto, esta vez con la firma del presidente Alberto Fernández.
Aprobada en la Cámara de Diputados, será el Senado el que defina mañana martes el destino de la ley, aún incierto por un escenario prácticamente de empate.
“2018 marcó la salida del ‘closet’ del tema del aborto que había sido tabú durante tanto tiempo para la sociedad argentina. Este 2020, con la despenalización social, es la oportunidad para garantizar los derechos”, asegura Alcaraz, fundadora de Latfem, un medio de comunicación feminista.
Mila Mondello fue una entre miles de ‘pibas’ que manifestaron los 10 y 11 de diciembre pasados frente al Parlamento cuando los diputados aprobaron el proyecto.
“El aborto es una situación que puede estar atravesando una compañera al lado tuyo y eso te da empatía y te decís: ¡Loco! el sistema legislativo está hablando sobre mí, de situaciones que puedo llegar a vivir. Si discuten si una chica de 14 a 16 años necesita el permiso explícito de 400 adultos para hacerse un aborto, me toca directamente”, lanza.
Esta joven de 17 años se inició en la militancia cuando la lucha feminista hacía eclosión en Argentina desde el movimiento ‘Ni una menos’, surgido en 2015 con multitudinarias marchas contra la violencia de género.
“Tras un año de muchas frustraciones, si sale va a ser una alegría desaforada”, se ilusiona.
Debido a la pandemia, las masivas marchas de los pañuelos verdes -símbolo de los defensores del aborto legal- dejaron paso a campañas en redes sociales, performances callejeras o ‘pañuelazos’, a excepción del día del debate en Diputados cuando miles se manifestaron frente al Congreso, una escena que se espera volverá a repetirse mañana martes.
“La masividad es una foto bonita, tiene que ver con la celebración y la ocupación de la calle. Pero la lucha feminista es también el ejercicio de la política, de la estrategia y este año se juega mucho eso”, analiza Alcaraz.
A Guadalupe Passadore, licenciada en Sociología de 25 años, hablar del aborto la remite a sus 13 años, cuando encontró a una amiga llorando en el baño del colegio. Había quedado embarazada. La adolescente abortó en forma clandestina, porque el embarazo no había resultado de una violación ni estaba en peligro su vida, las únicas dos causales para que sea legal en Argentina.
El tema es transversal a las fuerzas políticas. Que lleve la firma de Fernández (peronista de centroizquierda) puede sumar votos reticentes del oficialismo, pero también restar voluntades opositoras en vísperas de un año electoral.
“Esta ley no es de ningún presidente o gobierno, es una conquista más del movimiento de mujeres”, dijo en el recinto la diputada Silvina Lospennato, activista ‘verde’ del partido PRO del exmandatario Mauricio Macri (derecha). Macri habilitó el debate parlamentario en 2018 aunque un año después se dijo un “defensor de las dos vidas”, como se definen los que militan contra la IVE.
Alcaraz dice que la marea verde no termina mañana. “El aborto es parte de la agenda de los feminismos que van por transformaciones sociales radicales en todos los planos”.