Con información de EFE y AFP
En un año de poder en Italia, la primera ministra Giorgia Meloni ha consolidado una agenda moderada que contrasta con las expectativas suscitadas al inicio de su mandato en tanto que líder de un partido de extrema derecha.
Numerosos observadores esperaban un giro radical de la mano de esta líder, que en este tiempo ha adoptado finalmente una línea moderada en política exterior, y un programa conservador a nivel interno que dista de ser disruptivo.
La dirigente de 46 años ha buscado una actitud constructiva con la Unión Europea y sus socios, más allá de algunas diferencias con Francia y Alemania a propósito de la cuestión migratoria, donde Italia está en primera línea de las llegadas desde el norte de África a través del mar Mediterráneo.
Igualmente, y siguiendo una línea atlantista, ha ofrecido un apoyo sin fisuras a Ucrania frente a la invasión rusa, y se espera que retire a su país de las Nuevas Rutas de la Seda, el megaproyecto chino de infraestructuras. Italia fue el único país del G7 que se sumó a este programa en 2019.
Su apoyo a Ucrania le valió elogios durante una visita en julio a Washington. “Nos hemos hecho amigos”, le dijo el presidente norteamericano Joe Biden en el Despacho Oval.
A nivel interno, Meloni aplicó bajadas de impuestos y defendió una política antimigrantes y los valores de la familia tradicional, logrando mantener su partido, Hermanos de Italia, en cabeza de intención de voto (28%). “Ha logrado parecer moderada en tanto que socio, pese a haber sido considerada como una radical”, explica Luigi Scazzieri, investigador del Centre for European Reform, que se pregunta no obstante cuánto tiempo aguantará este equilibrio.
Rebajas fiscales
Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia) fue fundado en 2012, y durante una década fue un partido marginal, hasta que se impuso en las legislativas de septiembre de 2022 con un 26% de los votos. Meloni formó el gobierno italiano más derechista desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en coalición con la Liga, el partido antimigración de Matteo Salvini, y los conservadores de Forza Italia, la formación del fallecido ex primer ministro Silvio Berlusconi.
Lorenzo De Sio, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Luiss de Roma, cree que este gobierno ha resultado ser “claramente menos radical de lo que habríamos esperado”. E incide en que el ejecutivo de Meloni alivió la presión fiscal sobre las familias y al mismo tiempo se mostró algo más tolerante hacia la evasión de impuestos.
La economía por su lado no tiene el vigor que se esperaba, lo que ha obligado a Roma a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB, a 0,8% en 2023 y 1,2% en 2024.
El gobierno de Meloni también ha dirigido mensajes a sus electores, prohibiendo por ejemplo a las autoridades locales inscribir en el registro civil a los hijos de parejas homosexuales, que en Italia no pueden adoptar ni recurrir a la gestación subrogada.
Meloni defiende el modelo de familia tradicional, aunque ella misma ha demostrado ser más flexible en cuanto al matrimonio, al no estar casada. El pasado viernes anunció que se separa de su pareja, un periodista televisivo con el que tuvo a su hija, de siete años.
Migrantes
La política migratoria fue central durante la campaña electoral de hace un año, y tanto Meloni como Salvini prometieron bloquear los barcos que desde las costas norteafricanas transportan a Italia a los migrantes.
Pese a una serie de decretos-ley, el número de llegadas de migrantes a las costas italianas, 140.000 en lo que va del año, aumentó un 85% respecto a 2022.
Meloni apoyó un acuerdo con Túnez para impedir las salidas de ese país, y se felicitó por otro acuerdo en Bruselas sobre el reparto de las demandas de asilo.
Minar el diálogo entre Oriente y Occidente
La primer ministra italiana, Giorgia Meloni, y el presidente de Chipre, Nikos Chistodulides, llegaron este sábado a Israel tras haber asistido en Egipto a la cumbre para la paz en Oriente Medio.
Meloni manifestó su preocupación por la suerte de los rehenes en poder del grupo islamista palestino Hamás. “Pedimos la liberación de todos los rehenes, entre los cuales hay italianos”, dijo Meloni, quien señaló que “sobre todo, debemos hacer lo imposible para evitar una escalada de esta crisis y no perder el control de lo que pueda suceder porque las consecuencias son inimaginables.”
“Nuestro interés es que lo que ocurre en Gaza no se convierta en un conflicto mucho más amplio, en una guerra de religiones, en un choque entre civilizaciones...”, destacó.
También expresó su “impresión” de que el ataque de Hamás contra Israel tenía como objetivo “minar” el diálogo entre Oriente y Occidente. “Mi impresión, y lo diré con la franqueza que me caracteriza, es que por el modo en que se llevó a cabo ese fue el verdadero objetivo del ataque de Hamás. No defender el derecho del pueblo palestino sino obligar a una reacción contra Gaza que mine la base de todo intento de diálogo y cave un foso insuperable entre países árabes, Israel, Occidente”, denunció.
Y agregó: “Eso significaría que el objetivo éramos todos nosotros. Yo creo que no debemos caer en esa trampa, sería algo muy estúpido”.
Italia inicia controles en la frontera con Eslovenia
Las autoridades de Italia empezaron este sábado a efectuar controles en la frontera con Eslovenia, puerta de la ruta migratoria de los Balcanes, debido a la “intensificación de brotes de crisis” en los confines europeos como en Oriente Próximo.
Los controles podrán hacerse a quienes entren o salgan por los pasos fronterizos durante los próximos diez días, aunque el plazo podrá ser prorrogado.
El pasado miércoles, el gobierno de Giorgia Meloni anunció esta medida, que supone la suspensión del espacio de libre circulación europeo Schengen, con el objetivo de evitar eventuales infiltraciones terroristas por la ruta balcánica. En un comunicado oficial se alega que “la intensificación de focos de crisis en los confines europeos, en particular tras el ataque contra Israel, ha aumentado el nivel de amenaza de acciones violentas también dentro de la Unión Europea”.
Este contexto, prosigue, se ve “agravado” por la “constante presión migratoria” en Italia a través del mar, con 140.000 desembarcos en las costas italianas, y por las cifras de la ruta migratoria que recorre los países balcánicos.
Solo en la región de Friuli-Venecia-Julia, fronteriza con Eslovenia, desde el comienzo del año se ha contabilizado la entrada irregular de 16.000 personas, según el Ejecutivo italiano. “Este escenario, que también está siendo examinado por el Comité de Análisis Estratégico Antiterrorista creado en el Ministerio del Interior, confirma la necesidad de seguir reforzando las medidas de prevención y control”, añadía el comunicado.
La decisión de Roma fue transmitida por el ministro del Interior de Italia, Matteo Piantedosi, al vicepresidente de la Comisión Europea Margaritis Schinas, entre otras autoridades comunitarias.
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