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México se prepara para elegir a la primera presidenta de su historia, entre el cambio o la continuidad de AMLO

Las principales aspirantes a las elecciones de mañana son la oficialista Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez, un hecho histórico en un país que padece una ola de violencia machista.

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La oficialista Claudia Sheinbaum se enfrenta a la líder del partido Fuerza y Corazón por México, Xochitl Gálvez.
La oficialista Claudia Sheinbaum se enfrenta a la líder del partido Fuerza y Corazón por México, Xochitl Gálvez.
Foto: AFP fotos

EFE
Los mexicanos acudirán mañana domingo a una cita histórica: elegir por primera vez a una mujer como presidenta de este país desangrado por la violencia del narcotráfico y de género.

Arropada por la popularidad del mandatario saliente, Andrés Manuel López Obrador, la izquierdista Claudia Sheinbaum, de 61 años, es la favorita para gobernar hasta 2030 el mayor país hispanohablante y doceava economía mundial. Por otro lado está su rival de centroderecha Xóchitl Gálvez, senadora y empresaria de raíces indígenas, también de 61 años.

Física y exalcaldesa de Ciudad de México, y de origen judío, Sheinbaum cuenta con 53% de los apoyos frente a 36% de Gálvez, según los últimos sondeos.

La favorita

La candidata del oficialismo se dirige a las elecciones del 2 de junio con la confianza entre sus filas de simpatizantes de que continúen los apoyos sociales y las políticas de la “Cuarta Transformación”, como se conoce al Gobierno de López Obrador.

Esta expectativa se repite en varios asistentes a mítines que reunieron a miles de seguidores de los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), del Trabajo (PT) y Verde, que integran la coalición Sigamos Haciendo Historia, que abandera a Sheinbaum.

La candidata es cercana al presidente desde el 2000, cuando fue secretaria de Medio Ambiente de Ciudad de México, durante la gestión de López Obrador como jefe de Gobierno hasta 2006, mismo cargo que ella ocupó en 2018, siendo entonces la primera mujer.

México está listo para una presidenta, para una astronauta, para una ingeniera. Las mujeres mexicanas estamos listas desde hace mucho tiempo” , ha asegurado en repetidas ocasiones. Sheinbaum ha presumido de que sus orígenes políticos vienen desde la infancia, pues sus padres participaron del movimiento estudiantil de 1968, lo que impulsó su activismo.

Su labor política la inició en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) -del cual López Obrador fue candidato presidencial en dos ocasiones- al que ella se adhirió en 1989.

“Ha sido una campaña extraordinaria, con mucha entrega de la gente, de mucho cariño, la verdad yo estoy emocionada e ilusionada”, dijo Sheinbaum a EFE en la última jornada de campaña en la ciudad de Guadalajara antes del cierre de su campaña este miércoles.

La oficialista Claudia Sheinbaum y la candidata opositora Xochitl Galvez.
La oficialista Claudia Sheinbaum y la candidata opositora Xochitl Galvez.
Foto: AFP

La opositora

Por su parte, Xóchitl Gálvez encarna una historia de superación: la de una niña de origen indígena que vendió gelatinas para sortear la pobreza, se convirtió en una empresaria exitosa y ahora es la carta de la oposición para gobernar México.

“En un camión como este me fui del pueblo para buscar suerte” en la capital, recuerda la política de centroderecha en un video de campaña, en el que viste uno de sus coloridos huipiles, blusa tradicional indígena. Nacida hace 61 años en Tepatepec, comunidad rural del estado de Hidalgo, su infancia estuvo marcada por la violencia intrafamiliar, con un padre alcohólico, según cuentan ella y familiares.

“Llegaron a vivir aquí porque económicamente no les alcanzaba”, dice su prima Norma Angélica Ruiz, odontóloga de 68 años, mientras recorre la casa de los abuelos que acogió a los Gálvez Ruiz y sus cinco hijos. Ocupaban un cuarto donde aún cuelgan fotografías de Xóchitl adolescente con su familia.

Los allegados a Gálvez reconocen la poca popularidad de la candidata en Tepatepec, donde hay más propaganda electoral de su rival de izquierda y favorita, Claudia Sheinbaum. “En este pueblo, si eres exitoso, eres sospechoso”, resume la prima.

De carácter desparpajado y hablar coloquial, la candidata ahora se contiene: “También debía haber una Xóchitl seria, la gente no quiere una presidenta que diga malas palabras”. Pero mantiene su estilo retador. A Sheinbaum le dedicó remoquetes como “dama de hielo” y “narcocandidata”.

Sin embargo, esos ataques no parecen haberle ayudado a repuntar en los sondeos, que la muestran 17 puntos porcentuales por detrás de su rival.

Analistas consideran que tras una larga y extenuante campaña ha perdido frescura, al tiempo que incurre en sonadas pifias.

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