KABUL
"Quiero viajar a un lugar seguro desde Afganistán. Por favor, sálvenme de esta situación", dijo el niño que ahora tiene diez años.
El niño afgano Murtaza Ahmadi, que saltó a la fama cuando en 2016 se hicieron virales unas fotografías en las que aparecía con una camiseta hecha con una bolsa de plástico con el nombre del futbolista Leo Messi y su número 10, se encuentra ahora escondido en Kabul por miedo a posibles represalias de los talibanes.
El joven, que ahora tiene diez años, vive con su familia en un pequeño apartamento de la capital afgana, a donde huyeron hace dos meses desde su aldea natal en la provincia meridional de Ghazni, escapando, también entonces, de los ataques talibanes.
Sin embargo, no esperaban que poco tiempo después los islamistas lograran tomar el control de Kabul tras una ofensiva relámpago, capturando la capital el pasado 15 de agosto sin encontrar ningún tipo de resistencia por parte de las fuerzas de seguridad afganas.
"Estoy atrapado en casa y no puedo salir porque tengo mucho miedo a los talibanes", dijo a Efe Murtaza, que pertenece a la atacada minoría chií hazara, objetivo constante de ataques, sobre todo del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
"Quiero viajar a un lugar seguro desde Afganistán. Por favor, sálvenme de esta situación", dijo el niño, que pidió ayuda a los futbolistas del mundo, en especial a Messi, para que pueda salir con su familia del país y "jugar al fútbol en paz".
Algo que Murtaza no deja en ningún momento, aunque sea adentro de su casa, es su pasión por la pelota, que quedó clara desde que en 2016 fue fotografiado con una camiseta fabricada con una bolsa de plástico con las franjas azules y blancas de la selección argentina, el nombre de Messi y su número 10 pintado.
Pero aquellas imágenes, que le permitieron conocer a su ídolo en persona en Catar, le han brindado más desgracias que alegrías, ya que su fama repentina trajo amenazas de extremistas o incluso el miedo al posible secuestro del pequeño, ya que muchos pensaron que la estrella argentina les había hecho una gran donación.
El periplo del pequeño desde entonces le llevó incluso a Pakistán, donde llegaron a pedir sin éxito asilo en Estados Unidos, o a vivir en otras provincias afganas, incluida la propia Kabul, a donde huyeron por primera vez a toda prisa en 2018, dejando en casa la pelota y las camisetas firmadas que le había regalado Messi.
Pesadillas
La familia del niño y el propio Murtaza aseguran que algunas veces, durante la noche, el joven se despierta entre gritos por miedo a los insurgentes: "En mi sueño veo que los talibanes vienen, llaman a la puerta y me gritan".
Después de que los talibanes tomaran el control total de Kabul el pasado 15 de agosto, y tras la retirada total de las fuerzas internacionales de Afganistán esta semana, con el fin también de los vuelos regulares de evacuación, la familia del niño teme ahora que los islamistas inicien registros "puerta por puerta".
"¿Qué nos sucederá? Ya estábamos bajo amenaza", explicó a Efe Mahdia Ahmadi, una hermana del menor, de 22 años, que detalló que cuando llegaron a Kabul hace dos meses, la ciudad era segura, e incluso tenían a policías y soldados que los protegían.
Ahora "no tenemos a nadie", y siempre que "llaman a la puerta, Murtaza piensa que son los talibanes y corre hacia mí o mi madre para esconderse", asegura la joven.
Las amenazas impidieron incluso a Murtaza acudir a la escuela durante años, y ahora la familia solo quiere abandonar el país para poder refugiarse en un lugar seguro lejos de unos talibanes que, según algunas denuncias, han empezado a tomar represalias.
Decenas de miles de antiguos empleados del Gobierno, miembros de las fuerzas de seguridad, activistas o periodistas ya han abandonado el país en alguno de los vuelos de evacuación internacional recién concluidos, y otros muchos sueñan con huir de alguna manera.