CENTROAMERICANOS
Unos 150 migrantes centroamericanos de una caravana que cruzó México de sur a norte acampaban el lunes en la frontera con Estados Unidos, algunos atrapados en un paso fronterizo entre ambos países, luego que autoridades les negaran la entrada a suelo estadounidense.
El domingo, autoridades mexicanas permitieron el paso de un primer grupo, pero fueron detenidos por agentes estadounidenses que les preguntaron si temían regresar a sus países de origen, iniciando un largo y tenso proceso legal que podría terminar en la deportación o el asilo.
Los organizadores de la caravana invitaron a mujeres y niños del grupo a regresar a los albergues para inmigrantes, pero pocos aceptaron la oferta, en parte para mostrar su determinación y en parte porque no querían perder su mejor oportunidad de llegar a Estados Unidos.
"Creo que estoy en la siguiente lista para ir" , dijo Johanna Magaly, una cocinera guatemalteca de 37 años en una plaza cercana al cruce fronterizo rodeada de bolsas y su ropa.
La mujer dijo que huyó de su natal Guatemala y se embarcó en la travesía de un mes a través de México luego que su pareja atacó a su bebé de ocho meses. "(Lo hice) especialmente para él", dijo, temblando, mientras miraba a su hijo en brazos.
A fines de marzo, unos 1,500 migrantes, en su mayoría hondureños, iniciaron un recorrido de 3,200 kilómetros buscando huir de la violencia en sus países, pero la caravana despertó la ira del presidente estadounidense, Donald Trump, quien conminó a México a cerrarle el paso y, más tarde, ordenó el despliegue de militares para proteger su frontera.
"Tenemos que tener fronteras. Si no tenemos fronteras, no tendremos un país", dijo Trump en una conferencia de prensa conjunta el lunes con el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, cuando se le preguntó sobre la caravana.
Los organizadores dijeron que el paso fronterizo de San Ysidro, uno de los cruces terrestres más grandes del mundo en California, podría albergar a más de 300 migrantes detenidos. Pero el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos y la Patrulla Fronteriza dijeron que ya estaba al tope de su capacidad.