UN PAÍS EN CRISIS
En solo siete meses, contados desde noviembre de 2018, el número de migrantes venezolanos aumentó en un millón.
El éxodo de venezolanos superó la barrera de los cuatro millones. Más de un Uruguay ha escapado de la crisis en que el régimen de Nicolás Maduro tiene hundida a Venezuela, según los cifras divulgadas ayer viernes por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur).
Los venezolanos se han convertido en uno de los grupos de poblaciones desplazadas más grandes del mundo, tras la aceleración del éxodo en 2016. En solo siete meses, contados desde noviembre de 2018, el número de migrantes venezolanos aumentó en un millón, según datos de las autoridades nacionales y de otras fuentes creíbles utilizados por ambos organismos de la ONU.
“El ritmo de salidas de Venezuela ha sido asombroso. De unos 695.000 a finales de 2015, la cantidad de refugiados y migrantes de Venezuela se ha disparado a más de 4 millones a mediados de 2019”, señalaron la OIM y Acnur en una declaración común.
La gran mayoría se ha trasladado a países de la región. Colombia acoge a 1,3 millones, seguida de Perú, con 768.000; Chile con 288.000; Ecuador con 263.000; Argentina con 130.000; y Brasil con 168.000.
“Estas cifras son alarmantes y resaltan la necesidad urgente de apoyar a las comunidades de acogida en los países receptores”, dijo el representante especial de ACNUR-OIM para refugiados y migrantes venezolanos, Eduardo Stein, exvicepresidente de Guatemala.
Hasta fines de 2018, a Uruguay llegaron aproximadamente 9.000 migrantes venezolanos, y se estima que cuando acabe el 2019 serán unos 12.000.
Stein alabó a los países de América Latina y el Caribe “por estar haciendo su parte para responder a esta crisis sin precedentes”.
Ambos organismos están intentando prestar parte de ese apoyo mediante un plan regional lanzado el pasado diciembre y que les permitiría asistir a 2,2 millones de venezolanos en los países receptores y a 580.000 personas en comunidades de acogida en 16 países.
El gran problema con el que se han topado es la escasa financiación que ha recibido ese plan, cuyo presupuesto solo está cubierto en un 21%.
Desnutrición infantil.
Otros datos que reflejan la crisis humanitaria en Venezuela, es la situación de los niños. Prácticamente uno de cada tres niños en Venezuela requiere urgentemente asistencia nutricional, en salud y en educación, reveló ayer Unicef, que también espera recursos adicionales para hacer frente a este problema.
De los diez millones de niños que hay en Venezuela, 3,2 millones urgen de esa asistencia básica, así como de medidas de protección para evitar que sean víctimas de abuso y explotación.
Según datos de la ONU, la profundización de la crisis habría expulsado del sistema escolar a más de 750.000 niños y adolescentes. “Nos preocupa que la situación actual ha reducido el acceso (de los niños) a servicios esenciales y aumentado su vulnerabilidad, provocando que se pierdan años de progreso”, dijo en Ginebra el portavoz del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), Christophe Boulierac.
“Está claro que hay que aumentar nuestras actividades”, pero el principal obstáculo para ello es que los recursos financieros siempre son escasos, lamentó.
El portavoz mencionó la necesidad de “vacunar a más niños, protegerlos de enfermedades infecciosas y apoyar su nutrición”, citando solo algunas áreas en las que los niños venezolanos afrontan enormes dificultades.
Desde que empezó el año, Unicef ha organizado la entrada de 55 toneladas de ayuda a Venezuela, principalmente de suministros médicos -incluidos material de obstetricia, antibióticos y tratamientos contra la malaria- que fueron distribuidos en 25 hospitales del país.
En el último año, la ayuda humanitaria facilitada por el organismo de la ONU ha totalizado 200 toneladas.
Unicef reconoció que hay falta de datos confiables sobre la situación social en Venezuela, pero organizaciones internacionales han determinado que la mortalidad de niños menores de cinco años se ha duplicado, pasando de 14 por cada 1.000 nacidos vivos entre 2010-2011 a 31 por cada 1.000 nacidos vivos en 2017. Para tener una referencia, en Uruguay la tasa de mortalidad infantil fue el año pasado de 6,6 por cada 1.000 nacidos vivos, según datos oficiales.
En medio de esta crítica situación, el régimen de Maduro y la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja acordaron ayer viernes el protocolo que regulará la llegada y distribución de nuevos lotes de ayuda humanitaria a Venezuela, luego del primer ingreso ocurrido en abril.
El canciller venezolano Jorge Arreaza dijo que este acuerdo con el ente multilateral surge como consecuencia del “bloqueo” que, consideran, se le ha impuesto a Venezuela.
La Cruz Roja explicó esta semana que las próximas donaciones provendrán de Panamá y de Italia; la primera se trata de un cargamento “muy parecido” al primero y hasta ahora el único lote de ayuda que ingresó al país el 16 de abril con 24 toneladas y que ya fue distribuido en hospitales.
Entretanto, el cargamento proveniente de la Cruz Roja italiana es más grande y “responde a características más específicas que la Cruz Roja ha identificado y por tanto tiene medicamentos más complejos”, señaló a EFE el director de comunicaciones de la organización, Luis Farías.
La Cruz Roja venezolana estima beneficiar a unas 650.000 personas a lo largo de un año “siempre en la medida en que el llamamiento vaya cumpliéndose”, con el objetivo de alcanzar cerca de unos 50 millones de dólares en donaciones.
Guaidó niega reunión con el régimen en Noruega
El líder opositor Juan Guaidó aseguró ayer viernes que de momento no está planteada una nueva reunión con el gobierno venezolano en Oslo, Noruega, y que cualquier tentativa de diálogo debe apuntar a la salida del poder de Nicolás Maduro. “Hoy no está planteada ninguna reunión, ni acordada ninguna reunión que no aproxime los objetivos de Venezuela”, dijo Guaidó en un acto político en Caracas, refiriéndose a su exigencia de que Maduro “cese la usurpación” para instaurar un gobierno transitorio que convoque a elecciones libres.
El líder opositor venezolano Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países, publicó ayer viernes un decreto que abre la posibilidad a la emisión de “pasaportes de emergencia” para los más de 4 millones de venezolanos que viven en el extranjero.
Estos documentos “de emergencia” serán emitidos por los representantes que Guaidó ha nombrado en algunos de los países que lo reconocen como mandatario.
En el decreto, que ya ha sido acogido por Estados Unidos, Guaidó ordenó la prórroga por cinco años de los pasaportes venezolanos para “proteger el derecho humano a la identificación de la diáspora venezolana, especialmente de los venezolanos que se han visto forzados a salir” del país.
Asimismo, la declaración de Guaidó contempla que los venezolanos “que han emigrado del país como resultado de persecuciones políticas y por la emergencia humanitaria compleja (...) no requerirán la identificación consular o la estampilla de prórroga del pasaporte para ejercer su derecho al libre tránsito”.
El Gobierno de Estados Unidos informó que reconoce esta extensión de la validez del pasaporte venezolano para la emisión de visados y otros fines consulares. “La Aduana y la Patrulla Fronteriza también reconocerán los pasaportes cubiertos por este decreto”, señaló el Departamento de Estado de Estados Unidos en un comunicado.
Ayer viernes en Brasilia, los cancilleres de Brasil, Ernesto Araújo, y Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, coincidieron en que se deben “sumar esfuerzos” para una salida pacífica a la crisis venezolana. “Tenemos una visión conjunta sobre el objetivo último y es una visión convergente sobre el futuro democrático de ese país hermano”, declaró Araújo junto a Nin Novoa, a quien recibió en Brasilia en la que ha sido la primera visita del canciller uruguayo a Brasil desde que asumió el poder el presidente Jair Bolsonaro, en enero pasado.