Agencia EFE
Asumido su cargo como primer ministro de la India, Narendra Modi tiene por delante la que será su legislatura más difícil desde que llegó al poder hace diez años, sin mayoría de su partido y una oposición embravecida, en tanto el crecimiento y el protagonismo de la India en la escena mundial no se detienen.

Modi juró ayer su puesto al frente del Gobierno de la India, que liderará por tercera ocasión consecutiva aunque esta vez sostenido por sus socios de coalición, la Alianza Democrática Nacional de la India (NDA), que sumó unos 290 escaños en las recién concluidas elecciones generales. Esa cifra supera la de 272 asientos que conceden una mayoría en la Cámara Baja del Parlamento o Lok Sabha, a la que por primera vez en diez años su partido, el Bharatiya Janata Party (BJP), no llegó para gobernar en solitario.

Aunque todos los líderes de la NDA trasladaron a Modi su pleno apoyo para la legislatura tras los comicios, en la volátil política india cualquier respaldo puede desvanecerse en el momento más inesperado.

De seguir el ritmo, la India se convertirá en la tercera economía mundial, por detrás de EEUU y China. Sin embargo, analistas ven que si Modi no está listo para compartir su Gobierno, la falta de gobernabilidad torpedeará el crecimiento del país próximamente.