AFP
¿Y si finalmente fuera cierto que "Nessie" estuviera escondido en las turbias aguas del lago Ness? Investigadores y apasionados del tema iniciaron este sábado la mayor operación de búsqueda del monstruo escocés en 50 años.
Los expedicionarios no han escatimado en medios, incluyendo drones equipados de escáneres térmicos, barcos con cámaras infrarrojas o un hidrófono, para intentar desentrañar el misterio.
"Nuestro objetivo siempre ha sido grabar, estudiar y analizar toda suerte de comportamientos y fenómenos naturales difíciles de explicar", declaró Alan McKenna, del equipo de búsqueda Loch Ness Exploration, formado por voluntarios y organizador de la "caza" de este sábado.
"No sé qué es. Solo sé que hay algo grande en el lago Ness. He visto escaneos de sónar de objetos del tamaño de camionetas moviéndose debajo del agua", aseguró a la AFP Paul Nixon, director general del Centro del Lago Ness.
"Puede ser un mito, puede ser real... Me gusta pensar que es algo entre lo uno y lo otro", afirmó Tatiana Yeboah, turista francesa de 21 años cuya visita al lago coincidió con la operación de búsqueda.
Los investigadores creen que los escáneres térmicos podrían ayudar a identificar cualquier anomalía, en tanto el hidrófono detectará cualquier grito inusual en las aguas del lago, de 56 km2 y 240 metros de profundidad.
Un millar de observaciones
La presencia de un monstruo en el Lago Ness es una leyenda que se remonta a la antigüedad: existen piedras talladas, realizadas por los pictos (tribus celtas) que vivían entonces en la región, en las que hay representada una misteriosa bestia con aletas.
La primera huella escrita sobre la criatura data del año 565 d.C., en una biografía del monje irlandés San Columba, evangelizador de Escocia en el siglo VI, que explicaba haberle ordenado al monstruo que se batiera en retirada.
De la primera observación moderna de Nessie dio cuenta un diario local en mayo de 1933. Un empresario de la zona y su esposa circulaban a orillas del lago cuando se vieron sorprendidos por "una enorme ola".
En diciembre de 1933, el diario británico The Daily Mail contrató a un cazador sudafricano, Marmaduke Wetherell, para localizar a la criatura. El hombre dijo haber encontrado unas grandes huellas pero se demostró que eran falsas.
En 1934, el médico inglés Robert Wilson tomó lo que más tarde se conocería como "la foto del cirujano", una imagen en la que se ve lo que parecen ser el largo cuello y la cabeza de Nessie emergiendo del agua.
Aunque resultó ser un montaje, propulsó la popularidad del lago Ness en todo el mundo.
Según el Loch Ness Centre, hasta ahora se han notificado más de 1.100 observaciones oficiales de Nessie, y el monstruo reporta cada año millones de libras esterlinas a la economía escocesa gracias al turismo.
¿Un reptil marino?
A lo largo de los años, científicos y aficionados han intentado encontrar pruebas de la presencia de un gran pez en las profundidades del lago, y hay quien ha sugerido que el monstruo podría ser un reptil marino, como un plesiosaurio.
En 1972, el Loch Ness Investigation Bureau emprendió una de las mayores búsquedas en el lago hasta la fecha, en vano.
Y quince años después, durante la operación Deepscan, se desplegó un sónar por todo el lago. Sus organizadores aseguran que encontraron un "objeto no identificado de un tamaño y una fuerza inusuales" en lo más hondo.
En 2018, un grupo de investigadores realizó un estudio de ADN en el lago Ness para determinar qué organismos viven en sus aguas. Aparte de numerosas anguilas, no hallaron mucho más.
"Este fin de semana nos da la oportunidad de registrar las aguas de forma inédita y estamos impacientes por ver qué vamos a encontrar", explicó Paul Nixon, director general del Loch Ness Centre.
Los impulsores de la iniciativa buscaron voluntarios para vigilar cualquier movimiento en el agua o cualquier otro hecho inexplicable durante este fin de semana, pero a causa de la "demanda aplastante" por parte de los aficionados, el grupo ya no acepta más candidatos.