ESTADOS UNIDOS
Tiroteo en Portland produjo ayer una víctima falta en el enfrentamiento entre manifestantes antirracismo y seguidores del presidente Donald Trump.
Un tiroteo en la ciudad estadounidense de Portland produjo ayer una víctima falta en el enfrentamiento entre manifestantes antirracismo y seguidores del presidente Donald Trump.
Las protestas contra el racismo -en ocasiones violentas- que se multiplican en ciudades estadounidenses se han convertido en un tema candente en la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre. Trump se presenta como la opción de "ley y orden", y descalifica a su retador demócrata Joe Biden como débil para combatir el crimen.
Según el reporte policial, la fuerza recibió el sábado alertas por disparos a causa de la violencia desatada luego de que vehículos con seguidores de Trump realizaran "una caravana por el centro de Portland".
Los agentes "respondieron y localizaron a una víctima con una herida de bala en el pecho. Los médicos determinaron que la víctima había fallecido por un disparo en el pecho", dijo la policía en un comunicado.
En un tuit, la fuerza informó antes de "actos de violencia entre manifestantes y contramanifestantes. La policía intervino y hubo algunas detenciones". Después precisó que detuvo a una decena de personas, sin dar detalles sobre si eran simpatizantes de Trump u opositores.
Fotografías de la escena mostraban a la víctima con una gorra con el logotipo de "Patriot Prayer", descrito por medios locales como un grupo de extrema derecha que estuvo en el centro de múltiples manifestaciones en Portland que derivaron en violencia.
Campaña
Portland ha sido durante meses epicentro de las protestas del movimiento Black Lives Matter (“Las vidas negras importan”), desde que nuevos casos de violencia policial levantaron una movilización histórica por los derechos de esta comunidad con una fuerza no vista por décadas.
El presidente Trump ha utilizado reiteradamente la ciudad como ejemplo de la necesidad de más mano dura con las protestas, y de cómo los demócratas, que gobiernan la localidad y el Estado, no son capaces de mantener el orden.
Ayer, el presidente ha vuelto a tuitear sobre las protestas, criticando a las autoridades demócratas de Portland y pidiendo “ley y orden”. Lo que ha pasado en Portland, escribió Trump, “no puede ser inesperado después de 95 días viendo a un alcalde incompetente admitiendo que no tienen ni idea de lo que está haciendo”. “La gente de Portland no va a seguir tolerando la falta de seguridad. El alcalde es un TONTO. ¡Llevad a la Guardia Nacional!”, añadió.
El alcalde de Portland, Ted Wheeler, se niega a llamar a la Guardia Nacional.
La Guardia Nacional "podría resolver estos problemas en menos de una hora", escribió Trump en otro mensaje.
De su lado, Biden condenó la violencia diciendo que el presidente ha tenido incidencia en los choques entre manifestantes. “Él (Trump) está alentando la violencia de forma irresponsable", dijo el exvicepresidente en un comunicado este domingo.
"Quizá él crea que tuitear sobre la ley y el orden lo hace fuerte, pero su incapacidad para llamar a sus seguidores para que dejen de buscar conflictos muestra justo cuán débil es".
Wheeler compartió el viernes una carta abierta a Trump en la que denunció la "política de división y demagogia" del presidente.
"Sabemos que ha llegado a la conclusión de que las imágenes de violencia o vandalismo son su único boleto para la reelección".
La muerte de Portland se produce al final de una semana particularmente convulsa de las protestas por la justicia racial.
El domingo pasado en Kenosha, una localidad de 100.000 habitantes del sureste de Wisconsin, en el Medio Oeste, un policía disparó repetidamente por la espalda a un ciudadano afroamericano, Jacob Blake, que sigue hospitalizado.
El episodio desató las protestas en la ciudad en nombre del movimiento antirracista Black Lives Matter. Desencadenó también una histórica movilización de deportistas profesionales que llevó a la cancelación de numerosos partidos en diversas ligas, desde la NBA, hasta el béisbol, el fútbol o el tenis.
Las protestas en Kenosha adquirieron un tinte violento las primeras tres noches, con coches quemados y comercios saqueados. Acudieron milicias vecinales armadas para proteger la ciudad y enfrentarse a los manifestantes y, la noche del martes, un joven de 17 años abrió fuego con un fusil de asalto y está acusado de matar a dos personas.
El caso de Blake dio un nuevo impulso a la ira del movimiento antirracismo que se inició en mayo en todo el país con la muerte en Minnesota de George Floyd, un hombre negro asfixiado por un policía blanco.
Trump viajará mañana martes a Kenosha para reunirse con los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y "examinar los daños de los disturbios recientes", anunció la Casa Blanca.
El presidente ha convertido el mensaje de ley y orden en su gran baza electoral. Deseoso de desviar la conversación de su gestión de la pandemia del coronavirus, que aún golpea con fuerza al país, Trump ha encontrado en la mano dura policial un argumento que espera le ayude a llegar a los votantes moderados que se le escapan. Los demócratas, por su parte, han hecho suya la causa de la justicia racial y condenan los incidentes violentos, pero tratan de no meterlos en el mismo saco que las protestas pacíficas.
Encuestas dan por favortito a Biden
De cara a las elecciones del 3 de noviembre, una nueva encuesta de Reuters/Ipsos sitúa al exvicepresidente Joe Biden en un 47% frente al 40% del presidente Donald Trump entre los votantes registrados.
La encuesta fue realizada parcialmente durante la Convención Nacional Demócrata y parcialmente durante la Convención Nacional Republicana.
Pero los guarismo no son defnitivos para ningún analista. De hecho, otro sondeo del Pew Research Center determinó a principios de mes que más allá de la “ventaja” de Biden sobre Trump, un margen de 51% de los estadounidenses cree que Trump derrotaría a Biden en las elecciones.
Los analistas hablan del voto “oculto” o “socialmente menos aceptable” que terminaría beneficiando a Trump, aunque es claro que la elección será muy reñida y ninguno la tiene ganada.
Coronavirus amenaza al Servicio Secreto
Cuando el presidente estadounidense Donald Trump dio un discurso frente a un grupo de policías en la ciudad de Tampa, Florida, su decisión de viajar obligó a un enorme contingente de agentes del Servicio Secreto a desplazarse a un estado que batallaba con uno de los peores brotes de coronavirus del país .
Pero la debacle ya era evidente incluso antes: cinco agentes del Servicio Secreto que estaban en el terreno habían tenido que ser reemplazados después de que el hisopado de uno de ellos diera coronavirus positivo.
El episodio, que hasta ahora no había sido informado, parece ser apenas un ejemplo de una seguidilla de casos en los que la insistencia de Trump por viajar y realizar actos de campaña en medio de una pandemia ha multiplicado los riesgos para quienes protegen su vida y ha sobrecargado aún más al Servicio Secreto, raleado por la enfermedad.
En los últimos dos meses, decenas de agentes del Servicio Secreto que trabajaban en la seguridad del presidente Trump y el vicepresidente Mike Pence en eventos públicos cayeron enfermos o debieron aislarse por ser contactos directos de personas infectadas, según numerosas fuentes al tanto de los hechos y que prefirieron preservar su anonimato.
Las actitudes de Trump contradicen el consenso científico sobre evitar las aglomeraciones y la cercanía.