LÍDER DE LA OPOSICIÓN EN ESPAÑA

Líder de la oposición en España en su condición de presidente del Partido Popular (PP), el diputado Pablo Casado (40) estuvo esta semana en Montevideo, en el marco de una gira por la región que lo llevó además por Argentina, Paraguay y Chile. Se reunió con el presidente Luis Lacalle Pou y el miércoles por la noche brindó una conferencia en el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED). En diálogo con El País, Casado habla de su propuesta de una alianza por la libertad, un foro que reúne a fundaciones, mandatarios, líderes de opinión e intelectuales liberales a fin de promover los valores democráticos ante las tendencias populistas.

-De los cuatro países que visita en esta gira por la región, solo en Argentina usted no se reunió con el presidente local y sí lo hizo con referentes de la oposición. ¿Por qué?

-Es lo habitual. Cuando estás liderando la oposición en un país te encuentras con tus compañeros de partido si están en el gobierno o en la oposición. También es lo que nosotros recibimos. Cuando Luis Lacalle Pou vino a España se reunió con el PP; cuando Mauricio Macri estaba todavía en la oposición se reunía con nosotros; nos pasó también con Sebastián Piñera. El kirchnerismo no está gestionando como lo hacía Macri. Los datos de inflación o de desempleo confirman que necesitamos otra vez políticas más responsables, y sobre todo que se enfoquen en crear competitividad para que se creen empleos, se recaude más y por consiguiente se pueda financiar más servicios públicos. Al final las ideas tienen consecuencias. Las malas ideas tienen malas consecuencias, las buenas ideas tienen buenas consecuencias. Por eso espero que después del éxito en las PASO el Pro vuelta al gobierno pronto.

-Uno de los objetivos de su gira por la región, según lo anunció, es estrechar lazos con Latinoamérica. ¿Qué pasos concretos puede dar España?

-Lo primero es estar más presente, porque Pedro Sánchez en tres años de gobierno solo ha visitado Argentina y Costa Rica. Yo desde la oposición ya he visitado seis países, el triple. Y más hubiera visitado si no fuera por la pandemia. Creo que España tiene que lograr en primer lugar presencia, y luego influencia en el lado correcto de la historia. Este segundo punto es fundamental: la influencia en el lado correcto de la institucionalidad, de la democracia y de la libertad. Y en tercer lugar, reivindicar nuestra historia común. Ahora mismo el gobierno español se queda callado contra los ataques del presidente mexicano contra la hispanidad, esta nueva leyenda negra absurda, cuando fue un proceso en ambas direcciones, con un mestizaje maravilloso que nutrió de riqueza cultural, lingüística e histórica ambas cuencas del Atlántico. Y por último yo diría la influencia en la Unión Europea. España siempre ha sido la puerta de entrada de los países iberoamericanos en Europa. Ahora eso no se está viendo.

-Otro de los propósitos de su gira es promover una “alianza por la libertad”. ¿En qué consiste?

-La alianza por la libertad es que mandatarios, fundaciones, líderes de opinión, intelectuales de una ideología liberal, conservadora si se quiere, pero sobre todo que defienden la libertad, planteen en varios capítulos lo que en nuestra opinión es muy necesario para todo el vínculo iberoamericano. En primer lugar la defensa de la democracia y de las libertades. En segundo lugar la defensa del estado de derecho, de una justicia independiente, de la lucha contra la corrupción, de seguridad jurídica. En tercer lugar la defensa de la economía de mercado, de la propiedad privada, del libre comercio, de la iniciativa, del emprendimiento, de los bajos impuestos, de la reducción de la burocracia, de la flexibilidad laboral para crear prosperidad. El cuarto punto es el estado de bienestar, que en Europa está conquistado y el debate es cómo sostenerlo, pero que en Iberoamérica muchos países tienen que forjarlo, construirlo. Y por último la seguridad pública, y en materia de defensa que Iberoamérica cuente en el concierto de las naciones más desarrolladas. Por eso uno de los capítulos que introduzco es la ampliación de la OTAN, en cuanto a que los países iberoamericanos estén comprometidos con la alianza que promueve la democracia frente a las autocracias, a las dictaduras o a las teocracias. Esta alianza la compartimos muchos partidos políticos, fundaciones, intelectuales, y sin embargo está muy ausente cuando nuestros adversarios ideológicos están muy activos. Ahí está el Grupo de Puebla, vemos cómo blanquean las dictaduras o cómo reivindican ideas que han empobrecido sus países.

-Usted es muy crítico con los regímenes en Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¿Qué puede hacer España para forzar una transición hacia la democrática en esos países? El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha intentado mediar en el caso de Venezuela pero sin éxito.

-Rodríguez Zapatero tiene intereses personajes y dinerarios en su supuesta mediación con Venezuela, que algún día espero que se conozcan. Evidentemente él no está buscando ninguna transición pacífica para Venezuela, sino su propio lucro personal, lo cual es absolutamente inaceptable. Nosotros pensamos lo contrario: no hay que dialogar con dictadores. Lo que hay que hacer es que no se enriquezcan a costa de la opresión, la miseria y las torturas a sus ciudadanos. Y por lo tanto lo que planteamos es que haya sanciones en Europa a todos los gerifaltes chavistas que están espoliando las riquezas venezolanas para llevárselas a Europa, para comprar activos financieros, para comprar edificios enteros en Madrid y para llevar a ricas universidades a sus hijos, mientras hay asesinatos, cientos de presos políticos y violaciones terroríficas en las cárceles. En cuanto a Cuba lo mismo. Hay que tener una posición común de la UE respecto a Cuba. Y el caso de Nicaragua ha sido una cosa grotesca, con siete (aspirantes a la presidencia) opositores encarcelados.

-Tanto la UE como EE.UU. ya han aplicado sanciones a responsables de esos tres países.

-Hay que sancionar de verdad. Las sanciones han sido muy localizadas en ciertas personas, y sigue habiendo una tremenda impunidad. Si están documentados los crímenes de lesa humanidad y las violaciones a los derechos humanos, no se puede negociar con dictadores que están torturando en las cárceles. ¿Alguien entendería que se negociara con Videla, o con Pinochet, con Franco, o con Stroessner? ¿Alguien entendería que un ex presidente español estuviera de gira blanqueando a los dictadores de la extrema derecha? Nadie lo entendería. ¿Por qué tenemos que hacerlo con estos asesinos de extrema izquierda? Son tiranos, sean de la ideología que sea, son personas que han cometido delitos de lesa humanidad y por tanto tienen que tener el mismo tratamiento. Pero la izquierda a veces tiene esa supuesta superioridad moral, arrogante, y muchas veces impune, que es la que tenemos que combatir con la alianza por la libertad.

-Usted ha dicho que “la vacuna contra el populismo es no disfrazarse de populistas”. ¿Quiénes son populistas hoy en España? ¿Podemos, Vox?

-Sí, Podemos es populistas. Vox se ha definido como partido populista, es decir que no es una etiqueta que les moleste. Al final, populismo qué es. Es proponer soluciones fáciles a problemas complejos. ¿Son iguales para nosotros Podemos y Vox? No. Vox defiende la Constitución española, la unidad nacional, el libre mercado, las libertades individuales. Podemos, no. Podemos defiende un régimen que en mi opinión es iliberal, que va en contra de la Constitución, la unidad nacional, la libertad de empresa. Pero el hecho de plantear la política como un juego de confrontación, o como una especia de división de bloque, no es positivo. Por eso nuestro proyecto es ganar en la centralidad, con un proyecto transversal, moderado, de soluciones complejas porque los problemas son muy difíciles. Por eso pedimos una nueva mayoría, una amplia mayoría.

-Usted no gobernaría con Podemos, sí con Vox. ’

-Con Podemos por supuesto que no. Yo espero no tener que gobernar con Vox. Siempre digo que quiero gobernar solo. Solo en cuanto a partidos, pero con 47 millones de españoles. Que es algo por cierto que no se está haciendo ahora. Ahora es una sopa de letras de partidos, de alianzas, de independentistas, de populistas, de pro terroristas, que al final hace que España esté muy mal.

-España ha debido tomar medidas drásticas por el COVID-19, como largos confinamientos y restricciones de actividades y de movilidad. En Uruguay el presidente Luis Lacalle Pou ha manejado el concepto de “libertad responsable” sin aplicar confinamientos obligatorios. ¿Qué posición tiene usted?

-Yo coincido con el presidente Lacalle Pou. No se puede contraponer salud y empleo. Eso es como contraponer respirar y comer. Tarde o temprano acabas muriendo. Las restricciones se tuvieron que poner en España antes, pero más leves. En España se ocultaron las alertas, de manera que se tuvieron que poner unas restricciones tremendamente severas porque ya la situación estaba descontrolada. Si hay una limitación de libertades puntuales, cierres de establecimientos a alguna determinada hora, o alguna limitación de movilidad, se tienen que hacer con plenas garantías jurídicas, que en España se han puesto completamente de forma discrecional. Por tanto, en efecto, libertad responsable y permitir que la preservación de la salud no arruine el sector productivo y la propia salud mental de la gente.

-¿Es partidario del pasaporte sanitario?

-Sí, ya se utiliza para viajar y es útil para grandes concentraciones. Habrá que irlo graduando.