EFE
El Gobierno israelí y el Tribunal Supremo, de la mano de la fiscal general del Estado, Gali Baharav-Miara, se enfrentaron ayer viernes después de que el tribunal paralizara la decisión del Ejecutivo de Benjamín Netanyahu de destituir al jefe del servicio interior de inteligencia (Shin Bet), Ronen Bar.
“¡No habrá guerra civil! El Estado de Israel es un Estado de derecho y, según la ley, el Gobierno israelí decide quién será el jefe del Shin Bet. Feliz sábado”, escribió Netanyahu en la red social X después de una jornada de tensión.
Netanyahu se pronunció por primera vez desde que el Ejecutivo aprobó por unanimidad el despido de Bar. Lo hizo rescatando las afirmaciones del expresidente del Tribunal Supremo Aharon Barak, quien se expresó en estos términos en una entrevista el jueves con el diario Yediot Ahronot: “La división (en Israel) está creciendo y temo que sea como un tren descarrilado, cayendo en espiral hacia un abismo que lleve a la guerra civil”.
El primer ministro reivindicó como exclusiva del Gobierno la responsabilidad de nombrar o destituir al líder del Shin Bet, después de que el Tribunal Supremo decidiera paralizar el cese de Bar hasta que valorara las peticiones de distintos organismos que denunciaban lo decidido por el Gobierno.

La decisión del tribunal despertó también las críticas de los ministros, como el titular de Comunicación, Shlomo Karhi, quien se refirió a la jueza que frenó el cese de Bar: “No tiene autoridad legal para interferir en esto. Esto es sólo autoridad del Gobierno. Su orden es nula y vacía. Fin de la historia. El pueblo es soberano”.
“Los jueces del Tribunal Supremo no dirigirán la guerra ni designarán a sus comandantes. Punto”, escribió el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich.
El Supremo se dio como plazo máximo el 8 de abril para valorar las peticiones contra la destitución, presentadas por partidos de la oposición (Yesh Atid, Israel Beitenu, Unidad Nacional y los Demócrtas) y el Movimiento para la Calidad del Gobierno.
La Oficina de Netanyahu concluía así el anuncio sobre la destitución en la madrugada del viernes: “Ronen Bar concluirá su rol como director del Shin Bet el 10 de abril de 2025, o cuando un jefe permanente del Shin Bet sea nombrado, lo que ocurra primero”.
La fiscal Baharav-Miara informó a Netanyahu, tras publicarse la decisión del Supremo, que tenía “prohibido” nombrar a un nuevo jefe del Shin Bet mientras la destitución permaneciera paralizada.

“Esta prohibido llevar a cabo cualquier acción que dañe el estatus del jefe del Shin Bet, Ronen Bar. Está prohibido nombrar a un nuevo jefe del Shin Bet y no están permitidas las entrevistas para la posición”, alegó la fiscal Baharav-Miara.
“Además, se completará el examen jurídico requerido sobre la capacidad del primer ministro para tratar el asunto a la luz de las preocupaciones sobre un conflicto de intereses derivado de los interrogatorios del Shin Bet a sus personas de confianza”, añadió.
El conflicto de intereses aludido son las investigaciones del Shin Bet por el escándalo del “Catargate”, sobre los supuestos pagos de Catar a asesores del Netanyahu para que crearan una campaña de publicidad favorable al país del golfo de cara al Mundial de Fútbol de 2022.
Este mismo viernes, el ministro de Justicia, Yariv Levin, envió a sus compañeros del gobierno un documento de 86 páginas para preparar un encuentro el domingo en el que el Ejecutivo decidirá si llevará a cabo una moción de confianza contra Baharav-Miara, acusándola de actuar con motivaciones políticas.