CRISIS
Se espera una inminente reformulación en horas críticas para el gobierno de Alberto Fernández.
En una jornada plagada de silencios públicos, desmentidas y versiones no confirmadas, crece en el Gobierno la puja por los reemplazos de tres ministros del gabinete que renunciaron y que hoy, lunes, dejarán formalmente sus cargos: Claudio Moroni (Trabajo); Juan “Juanchi” Zabaleta (Desarrollo Social) y Elizabeth Gómez Alcorta, la única que hasta el momento presentó formalmente su renuncia al cargo, lo hizo el viernes, enojada por el manejo que el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, hizo del conflicto mapuche en la Patagonia.
“Ni Zabaleta ni Moroni renunciaron hasta ahora. Habrá cambios y se anunciarán mañana”, se empecinaban en afirmar al diario La Nación cerca del presidente Alberto Fernández, quien pasó la jornada dominical en la quinta de Olivos evaluando las distintas alternativas.
Más allá de sus deseos, y según fuentes oficiales, el cristinismo puso sobre la mesa distintas opciones con el objetivo de “sumar opciones”, y está claro que Moroni no formaba ni forma parte de los preferidos de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien siempre lo tuvo en la mira, al igual que dos ya ex ministros, Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Martín Guzmán (Economía), a quienes el Presidente dejó caer luego de sucesivas presiones de la vicepresidenta y varios de sus dirigentes de confianza.
En el caso de Trabajo, es un hecho que Moroni dejará el Ministerio de Trabajo. Su salida estaba prevista para fin de año, pero un problema de salud habría acelerado los plazos.
Blanco de las críticas del kirchnerismo, Moroni, que estaba en el sillón de la cartera laboral desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández, se despediría hoy, lunes, de su cargo y en el Gobierno definen su reemplazante.
Desafíos
El sucesor tendrá como desafío inmediato mediar en la paritaria del Sindicato de Camioneros, en la que Pablo Moyano exige un 131% de aumento. Fuentes oficiales confirmaron a este diario que Moroni ya le comunicó su salida a miembros del ministerio.
El kirchnerismo siempre observó Trabajo como un ministerio tentador. Héctor Recalde, exdiputado nacional y hombre de confianza de Cristina Kirchner, siempre circuló como una posibilidad, aunque en este caso parece un poco más lejos, ya que el próximo martes 18 será candidato al Consejo de la Magistratura por los abogados encabezando una lista de unidad bendecida por la vicepresidenta.
Circuló alguna vez como potencial sucesor su hijo Mariano Recalde, actual senador, y hace algunas semanas el columnista Carlos Pagni mencionó a Gustavo Ciampa, un abogado laboralista de confianza de padre e hijo. Pero en la CGT aseguraron hoy que el Presidente no cedería ante las presiones de su vicepresidenta.
“Nos volvieron a ningunear para participar de la definición, pero hay resistencia a darle el ministerio a La Cámpora”, dijo a LA NACION un jerárquico de la CGT que se resiste a la llegada de los Recalde o Ciampa.
En la danza de nombres, surgieron por estas horas tres nuevos candidatos: Sergio Palazzo, jefe del gremio de los bancarios y diputado nacional kirchnerista; Roberto Sukerman, actual jefe de Gabinete del Ministerio de Trabajo y exfuncionario del área del gobierno de Santa Fe que encabeza Omar Perotti, y Marcelo Claudio Bellotti, actual secretario de Trabajo, abogado y de buena llegada con gremios y empresas. En caso de ser Bellotti, que es quien tendría más chances, según fuentes consultadas por LA NACION, significaría un intento oficial de darle “continuidad a la gestión” de Moroni. Sukerman, o el chaqueño Domingo Peppo, hoy embajador en Paraguay, otro que estaría en el radar, sería en cambio una señal hacia los gobernadores del PJ clásico.
Abogado de 63 años, forjado en el fuero laboral en Avellaneda, pero dedicado desde algún tiempo al derecho administrativo, Moroni fue antes de llegar a Trabajo directivo del Grupo Banco Provincia y consultor en temas de seguros del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el ajedrez sindical, tuvo siempre mayor afinidad con el sector de “los Gordos”, que encabeza Héctor Daer, que con el de Hugo Moyano. Tuvo como uno de sus asesores a Alberto Tomassone, representante legal del Sindicato de Comercio que lidera desde 1986 Armando Cavalieri, otro rival histórico del jefe camionero.
La admisión de Moroni que “es muy difícil” que los salarios crezcan en términos reales con estos niveles de inflación lo terminó de condenar con el kirchnerismo. Máximo Kirchner vació de sus diputados la reunión de comisión donde expuso el ministro en el Congreso. “Tenía el boleto picado hace rato”, lo liquidó un sindicalista aliado al hijo de la vicepresidenta.
La obsesión del kirchnerismo con echarlo creció después del conflicto con el gremio de los empleados de la industria del neumático. A Moroni lo acusan de haberse puesto del lado de los empresarios y de haber dormido durante meses una situación que se pudo haber resuelto lejos de la atención pública.
Walter Correa, el sindicalista kirchnerista que ascendió a ministro de Trabajo bonaerense, lo atacó sin eufemismos con una cita de Cristina: “El Estado debe conducir al capital”. Además, volvió a la carga con otorgar un bono por decreto, algo que Moroni no está de acuerdo para no alterar el normal curso de las paritarias.
En el caso de Zabaleta, en tanto, cerca del ministro comentaron que, a pesar de no presentar formalmente su dimisión, “Juanchi se está yendo de manera conversada con todos los sectores del frente, para hacerlo de manera ordenada”. Miembro primero de la mesa chica que apoyaba al Presidente y cercano en los últimos tiempos la cristinismo, Zabaleta volverá a hacer política en Hurlingham, de dónde sigue siendo intendente con licencia. También allí hay una danza de nombres.
Mientras el albertismo y distintos movimientos sociales enarbolan el nombre de la diputada Victoria Tolosa Paz, que encabezara la lista de diputados nacionales en la pasada elección, se suman a la danza de nombres el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, cercano al jefe de gabinete bonaerense, Martín Insaurralde; el actual secretario de Innovación, Ariel Sujarchuk (de buen vínculo con la vicepresidenta y hoy trabajando en el equipo de Sergio Massa) y el ex ministro de Salud de Tucumán, Gabriel Yedlin, cercano al jefe de gabinete Juan Manzur y hoy ya funcionario de Desarrollo Social en su vínculo con las provincias con el Norte grade. “Es importante que el que llegue pueda administrar las tensiones en ese ministerio”, comentaron fuentes del ministerio, dónde conviven-no sin tensión-sectores antagónicos como La Cámpora y el Movimiento Evita.
En el caso del sillón que hasta el viernes ocupaba Gómez Alcorta, la ex senadora María Cristina Perceval-de histórico buen vínculo con la ex presidenta Cristina Kirchner y que trabaja en el Ministerio de la Mujer-es la opción más concreta para ocupar ese cargo, mientras se diluía la posibilidad de que la portavoz presidencial Gabriela Cerruti asumiera ese cargo.
Causa vialidad
En otro orden de temas, para el partido inaugural del Mundial de Qatar 2023, el 20 de noviembre, se dará la temporada alta en los tribunales federales de Comodoro Py 2002 para definir las causas por corrupción que enfrenta Cristina Kirchner.
En ese mes mundialista, entre noviembre y diciembre -y a juzgar por cómo se viene dando el calendario de las audiencias- se conocerá el veredicto en el juicio por corrupción que enfrenta la vicepresidenta en la causa de Vialidad, donde el fiscal Diego Luciani ya pidió una condena de 12 años de años de prisión.
En esos mismos días vencen los plazos procesales para que la Justicia defina si se mantiene firme o no los sobreseimientos de Cristina Kirchner en el caso por la firma del Memorandum con Irán y en la causa Hotesur y Los Sauces. En ambos expedientes, la Sala I de la Cámara de Casación debe decidir si deja firmes los sobreseimientos de la vicepresidenta o si por el contrario dispone que se hagan los juicios lo antes posible. En Hotesur y los Sauces, además de Cristina Kirchner, están imputados sus hijos Máximo y Florencia Kirchner.
Nada está dicho pero circula en tribunales la posibilidad de que, en pleno fragor mundialista y con los anhelados goles de Lionel Messi, la vicepresidenta sea sobreseída en el caso del Memorandum con Irán y, en cambio, se revoque su sobreseimiento en Hotesur y Los Sauces. Pero son solo especulaciones.
Dificultades
Se viven horas críticas para el presidente Alberto Fernández, quien debe redefinir su gabinete y tiene el diálogo interrumpido con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner; el ministro de Economía estuvo con ella en el Senado; más ministros quieren volver a sus distritos para cortar la “jugada independentista” de La Cámpora.
Economía pasa de la etapa del cepo a los grilletes
La Argentina que paga impuestos y pertenece a la llamada economía en blanco está dejando atrás la etapa de los cepos económicos; el problema es que lo que asoma es otro país que los reemplaza por grilletes. El país está trabado, restringido y atiborrado de regulaciones.
El sector formal invierte enorme cantidad de tiempo, energía y dinero para luchar contra una carga impositiva que luce despareja, desmedida y, como si fuera poco, intrincada como un laberinto sin salida. La confianza del consumidor navega por niveles apenas superiores a los que marcaban aquellos despiadados 2001 y 2002. La inflación hace mella en los sueldos y el malestar crece. No hay financiamiento prácticamente para nada (con tasas cada vez más altas), los servicios se deterioran y los bienes son escasos. No hay créditos hipotecarios y el Estado, como padre protector, prácticamente desató con su ineficiencia una lucha de vale todo entre propietarios e inquilinos.
Mientras el sector público pesa cada vez más y sin soluciones de fondo, especialmente para la inflación y el tipo de cambio, las restricciones (entre ellas, el cepo) para que cada uno de los ciudadanos se quede en pesos mediante una serie de regulaciones se han tornado una carga difícil de soportar para gran parte de la población. Bienvenidos, pues, a la Argentina del grillete.