ESTADOS UNIDOS
La Gran Manzana se ha visto obligada a tomar drásticas medidas para frenar los contagios, incluido el cierre de todos los teatros, bares y restaurantes que caracterizan la vida en la bulliciosa urbe.
Nueva York, la ciudad que nunca duerme, bajó la persiana. Ante la expansión del coronavirus, la Gran Manzana se ha visto obligada a tomar drásticas medidas para frenar los contagios, incluido el cierre de todos los teatros, bares y restaurantes que caracterizan la vida en la bulliciosa urbe, que desde este lunes vive en medio de una realidad sin precedentes.
“Tenemos que responder con una mentalidad de tiempos de guerra”, resumía el alcalde Bill de Blasio, apesadumbrado tras tener que decretar el cierre de las escuelas públicas, a las que acuden más de un millón de alumnos, un paso que quería evitar a toda costa.
Con los niños en casa y muchos empleados trabajando a distancia, Nueva York amaneció ayer a media máquina. En la estación de Grand Central los trenes de cercanía y los procedentes de la vecina Connecticut llegaban prácticamente vacíos, y el vestíbulo central parecía el de un día de fin de semana durante la madrugada. Autobuses y ferrys circulaban también casi sin pasajeros.
Una parte de los neoyorquinos que ha ido a trabajar a Manhattan ha usado su coche particular para evitar el contacto con los demás en el transporte público, por lo que se veía algunas colas en unos parkings que son muy caros.
Zonas como Bryant Park o Times Square presentaban un ambiente inédito, medio despobladas, en una jornada algo fría pero más suave de lo habitual en estas fechas del año en el hemisferio norte.

Desde anoche, restaurantes y bares ya no podrán sentar a nadie, aunque pueden seguir preparando comidas y bebidas para llevar. Muchos de ellos, ante esa perspectiva, han optado por el cierre de manera indefinida.
Las luces de Broadway, el distrito de los teatros de Nueva York, ya se habían apago la pasada semana tras prohibirse los eventos con más de 500 personas. La mayor parte de museos y otros destinos turísticos también permanecen cerrados, como la emblemática biblioteca de la ciudad en la Quinta Avenida.
Ayer lunes, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, decretó nuevas medidas, rebajando hasta 50 personas el máximo que pueden alcanzar las congregaciones y ordenando la clausura de cines, casinos y gimnasios.
El alcalde De Blasio fue sorprendido a primera hora apurando una última sesión de entrenamiento en su gimnasio favorito, un hábito que ya le ha costado en el pasado muchas críticas y que, en esta situación de excepción, desató la ira de tabloides locales y de muchos internautas.
Las restricciones, según todos los indicios, todavía pueden ir a más. Cuomo ya ha recomendado evitar viajes no esenciales durante la noche y mantener todos los comercios que no sean vitales cerrados entre 8 de la noche y las 5 de la mañana.
Nueva York quiere que el gobierno federal movilice al Ejército para ayudar a poner en marcha hospitales de emergencia en edificios como residencias universitarias. El gran miedo de Cuomo -lo que le impide dormir, según dijo- es que el crecimiento de los casos siga el ritmo visto en otros países y desborde rápidamente la capacidad del sistema sanitario.
Con una población de más de 19 millones, el estado de Nueva York dispone de unas 50.000 plazas hospitalarias, unas 3.000 de ellas en unidades de cuidados intensivos, y tiene alrededor del 80% ocupadas.

El número de casos confirmados de Covid-19 alcanzó este lunes en Nueva York los 950, con un 17% de ellos hospitalizados, y con siete muertos.
“Nuestro ejemplo principal ahora mismo es ralentizar la expansión de este virus para que la oleada de nuevas infecciones no hunda nuestro sistema de salud”, señaló Cuomo.
De ahí las extremas medidas aprobadas en busca de un mayor “distanciamiento social” y que prácticamente han hecho detenerse la vida en la mayor ciudad de Estados Unidos.
Lo peor por venir.
Las decisiones contra el nuevo coronavirus amenazan con ser un golpe devastador para la economía del estado neoyorquino, donde cientos de miles de personas viven de la hostelería -Nueva York tiene más de 25.000 restaurantes- y del turismo y ven ahora sus empleos en grave peligro.
Además de Nueva York, otras grandes ciudades de Estados Unidos cerraron escuelas, restaurantes, teatros y cines, y Nueva Jersey hasta impuso un toque de queda, aunque el gobierno federal se resiste a emitir una orden nacional al respecto.
Cuando el número de infectados en todo el país supera las 3.800 personas y el saldo de muertos es de 69, el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, anunció que decreta el toque de queda en este estado vecino de Nueva York.
La Casa Blanca negó que esté considerando decretar un toque de queda para negocios no esenciales. “¡Esto no es verdad!”, tuiteó el portavoz del presidente Donald Trump, Judd Deere, en referencia a un tuit de un periodista de CNN.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomendaron que las concentraciones de 50 o más personas sean canceladas o aplazadas, exceptuando las actividades educativas y empresariales diarias.
Trump llamó el domingo a los estadounidenses a dejar de hacer compras nerviosas. “Relájense. Vamos muy bien. Esto pasará”, dijo.
Pero Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, lanzó una escueta advertencia: “Lo peor está por venir”, dijo. “Durante un tiempo, la vida no será lo que era en Estados Unidos”, indicó.
A medida que más estados imponen cierres, el gobernador de Illinois, que alberga la ciudad de Chicago, anunció que todos los bares y restaurantes cerrarán hasta el 30 de marzo. “Esto no es un chiste. Nadie es inmune a esto”, dijo el gobernador J. B. Pritzker.
Los Ángeles también cerró bares, restaurantes y discotecas por al menos dos semanas, mientras que el gobernador de California, Gavin Newsom, llamó a los mayores de 65 años a no salir de sus hogares.
Varios casinos y hoteles de Las Vegas cerrarán sus puertas y la turística Nueva Orleans ordenó una reducción de la capacidad de bares y discos.
Puerto Rico también impuso un toque de queda nocturno, y cerró centros comerciales, cines, gimnasios y bares.
El impacto económico ya se siente, y la Reserva Federal anunció el domingo medidas de emergencia para aumentar la confianza, incluido el recorte de la tasa de interés de referencia a casi cero.

El presidente Donald Trump calculó que la actual crisis por el coronavirus podría durar “hasta julio o agosto”, y recomendó ayer lunes que los estadounidenses trabajen desde casa y eviten los grupos de más de 10 personas al menos hasta abril. En una rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump reconoció que el país “podría” estar dirigiéndose a una recesión económica debido a la pandemia.
“El momento en el que esto se disipe podría ser julio, podría ser agosto, o podría ser más tarde”, dijo Trump al ser preguntado por cuánto durará la crisis provocada por el Covid-19.
Trump afirmó que por ahora no se está planteando imponer un “toque de queda nacional” que fuerce a los estadounidenses a un confinamiento obligatorio, aunque podría hacerlo más adelante.
Sin embargo, anunció nuevas recomendaciones de su Gobierno para hacer frente a la pandemia durante los próximos quince días con el fin de aplanar la curva de contagios, que en los últimos días ha ascendido notablemente. “(Recomendamos) trabajar y dar clases (a los niños) en casa cuando sea posible, evitar congregarse en grupos de diez o más personas y evitar viajes no imprescindibles”, explicó.
Por primera vez en un siglo, la Corte Suprema hace un alto
La Corte Suprema de Estados Unidos anunció ayer lunes que pospondrá las audiencias, por primera vez en un siglo, debido a la pandemia de coronavirus, posponiendo un caso clave sobre si el presidente Donald Trump puede negarse a divulgar sus declaraciones de impuestos.
El máximo tribunal detalló que pospondrá los argumentos orales programados entre el 23 de marzo y el 1º de abril “de acuerdo con las precauciones de salud pública recomendadas en respuesta a Covid-19”.
Será la primera suspensión de argumentos por razones de salud pública desde la crisis mundial de la gripe española de 1918, dijo el tribunal. No obstante, el alto tribunal continuará con otros asuntos.
El tribunal superior pospuso la fecha de un caso especialmente político, relacionado con las declaraciones de impuestos de Trump, que debería tener lugar el 31 de marzo para una decisión en junio.
La edad promedio de los nueve jueces es de 67 años, con dos mayores de 80 años, lo que los ubica en el grupo demográfico de los más amenazados por el coronavirus. El tribunal dijo que los jueces tendrían su conferencia regular este viernes, pero algunos posiblemente se unirán por teléfono.
Propina generosa
Un generoso cliente dejó una propina de 2.500 dólares en un restaurante de Ohio para tratar de paliar los duros efectos que está teniendo el coronavirus sobre los negocios con el cierre forzado de un gran número de locales.
El caritativo ciudadano se gastó en “Coaches Bar and Grille” cerca de 30 dólares, pero añadió una propina más de 80 veces el valor de su cena “para ayudar a aliviar las pérdidas durante este período de cierre requerido”, dijo el restaurante en una publicación en las redes sociales, acompañada por una foto del recibo.