MAFIA CALABRESA
Empresarios que manejaron millones en el banco suizo fueron investigados por operaciones inmobiliarias identificadas con el clan mafioso.
El capo máximo de la ‘Ndrangheta, la temible mafia calabresa, llegó a ser una de las diez personas más buscadas del mundo. Condenado a 30 años de prisión en Italia, donde era el “Rey de la cocaína”, pasó décadas en la clandestinidad. Hasta que lo encontraron en el Río de la Plata. Tras varios años en Brasil, se había radicado en Uruguay en 2002 y viajaba con frecuencia a la Argentina, donde los investigadores europeos sospechan que desplegó su red de contactos, protección y negocios.
Rocco Morabito utilizaba documentos brasileños, pasaporte portugués y cédula de identidad uruguaya a nombre de “Francisco Antonio Capeletto Souza”. Se movía entre Punta del Este y Buenos Aires con trece teléfonos celulares y una decena de chips de la compañía Movistar Argentina. Buscado por Interpol, lo detuvieron en 2017, pero duró poco entre rejas. Escapó de la Cárcel Central de Montevideo en junio de 2019 cuando estaban por extraditarlo a Roma.
Se supo luego que un peón de la ‘Ndrangheta, Ferdinando Sarago, viajó de Buenos Aires con 50.000 euros para sobornar a los guardias. Sarago cayó un año después, detenido en su departamento del barrio porteño de Las Cañitas. Y en mayo de 2021 apresaron a Morabito en el nordeste de Brasil, lejos, muy lejos de su pueblo natal de Africo, en Calabria, el bastión de la ‘Ndrangheta.
Africo es foco recurrente de los operativos de las autoridades antimafia italianas, que incautaron allí el complejo inmobiliario y turístico “Jewel of the Sea”. Uno de sus impulsores, Antonio Cuppari, fue condenado a 10 años de prisión por lavado de activos vinculados al clan Morabito, en tanto que sus socios, el italiano Antonio Velardo y el exterrorista del IRA Henry Fitzsimons terminaron absueltos en 2016.
Tras su absolución, Velardo se reinventó como inversor inmobiliario y supuesto experto en Bitcoin en América Latina y el Caribe. Presume tener un “máster en moneda digital”. Pero las sospechas de lavado de activos y vínculos con la mafia todavía lo persiguen, al igual que los inversionistas privados que también invirtieron en el complejo “Jewel of the Sea”, donde perdieron millones.
Tras años de litigio, esos inversionistas fueron indemnizados parcialmente (40 a 50 por ciento) tras reclamarle al seguro. Pero ahora, parte del dinero de Velardo puede rastrearse en el Credit Suisse, donde tenía cuentas secretas, según surge de “Suisse Secrets”, la investigación global que lidera el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), y en la que participan La Nación e Infobae.
La trama comenzó en 2006, cuando Velardo y Fitzsimmons constituyeron la sociedad irlandesa VFI Overseas Properties Real Estate Agent Ltd. para intentar negocios en Calabria, corazón de las tierras de la ‘Ndrangheta. Africo no era un destino turístico, dados sus opresivos niveles de crimen organizado, pero Velardo y Fitzsimons ya estaban involucrados de lleno en un importante proyecto inmobiliario.
En marzo de 2007, la sociedad de Velardo y Fitzsimmons firmó un contrato con Antonio Cuppari, quien construía un complejo enorme de apartamentos en la localidad costera de Brancaleone. Según el acuerdo, VFI vendería unidades del complejo de “Jewel of the Sea” y a cambio recibirían una comisión inusualmente alta del 31% del precio total de venta por adelantado, según reconstruyeron OCCRP, IRPI, Miami Herald y Al Qatiba.
Para entonces, Cuppari mantenía vínculos fluidos con el clan Morabito, que domina el tráfico de cocaína entre América Latina y Europa y tiene su sede en Brancaleone, aunque por esos días su capo máximo, Rocco Morabito, se escondía en una chacra de 600 hectáreas en Laguna del Sauce, Uruguay.
La experta en la ‘Ndrangheta Anna Sergi, profesora de criminología en la Universidad de Essex, explicó el dominio de los Morabito en Calabria. “Los clanes de la ‘Ndrangheta en estos pueblos son una red entrelazada que reconoce el poder del ‘más poderoso’, el clan Morabito”, dijo. “Los socios de los Morabitos son muchos, pero su historia, su reputación, su apellido, es la única moneda que se necesita”, detalló.
En 2007 y 2008, la policía italiana empezó a investigar a Velardo. Aunque sabían que tenía una riqueza oculta -en las interceptaciones telefónicas se jactaba de tener casi 40 millones de euros en efectivo en el banco, así como una propiedad de 10 millones de libras en Londres-, tuvieron dificultades para encontrar su ubicación exacta.
Ahora, la investigación “Suisse Secrets” muestra que Velardo tenía una cuenta personal y dos cuentas empresariales en Credit Suisse. Para 2011, su cuenta personal ya había llegado a su pico, con un saldo de 1,7 millones de francos suizos (US$ 1,9 millones) y una de sus cuentas empresariales acumulaba 1,5 millones de francos suizos (US$ 1,8 millones). Otra cuenta más pequeña alcanzó a tener más de 29.000 francos suizos (casi US$ 37.000) antes de que la cerraran, en 2012.
Los investigadores antimafia ignoraban esto en 2009, cuando las preocupaciones de Velardo por la flexibilización del secreto bancario suizo quedaron grabadas y los sabuesos italianos le pidieron a las autoridades suizas que rastrearan sus activos, sin contar con datos concretos. Fiscales que participaron en la llamada “Operación Metrópolis” en 2013, le dijeron a OCCRP que tenían “un rastro que los llevaba a Credit Suisse, pero Suiza solo puede colaborar si ya se conoce el número de las cuentas. Entonces nunca pudimos probarlo realmente”.
Sin esta información, las autoridades suizas dijeron que no podían ayudar. No fue sino hasta 2014, un año después de que se presentaron cargos formales contra Velardo en base a los operativos antimafia “Dinero Negro” y “Metrópolis”, que los suizos informaron por primera vez a los italianos sobre la existencia de estas cuentas.
Las autoridades suizas procedieron luego, tardíamente, a congelar dos cuentas personales de Velardo, una de las cuales aparece en el conjunto de datos de Suisse Secrets. Estas cuentas contenían más de 300.000 euros.
Sin embargo, los suizos respondieron que no podían embargar tres de las cuentas empresariales relacionadas con él porque estaban a nombre de Apax, una empresa de las Islas Marshall, y no a nombre de Velardo. Una de ellas aparece en los Suisse Secrets. La cuenta con 29.000 francos suizos nunca se mencionó a los italianos, acaso porque ya estaba cerrada.
Mientras tanto, las dos cuentas más valiosas de Velardo en la documentación que integra los Suisse Secrets siguieron abiertas mucho después de que las dos operaciones antimafias “Metrópolis” y “Dinero Negro” llegaron a los tribunales italianos.
Según los investigadores calabreses, el rastreo financiero de Fitzsimons y Velardo resultó muy difícil pues el dinero en efectivo se canalizó por varios paraísos fiscales. “Era imposible demostrar el flujo de dinero”, dijo un fiscal a OCCRP.
Del Río de la Plata a Calabria
Mientras los sabuesos italianos procuraban reconstruir las rutas del dinero de Cuppari, Velardo y Fitzsimmons, sus pares de la Argentina abrieron una investigación preliminar sobre los movimientos de Morabito en el país, confirmaron a OCCRP desde la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) que lidera el fiscal Diego Iglesias.
Esa investigación comenzó con datos aportados por la embajada italiana en Buenos Aires por la presunta comisión de los delitos de contrabando de estupefacientes y lavado de activos, además del viaje de un familiar del capo mafia a la Argentina, en septiembre de 2017.
“No le encontramos nada formal, a su nombre, en la Argentina a Rocco Morabito, aunque su hermano Antonio vino a verlo a Uruguay, pero pasó antes por la Argentina, donde lo seguimos tras un pedido de colaboración que llegó de Italia”, precisó un investigador local.
La Unidad Operaciones Antidrogas de la Gendarmería siguió a Antonio Morabito durante su paso por Buenos Aires, antes y después de viajar a Montevideo, y se pidieron informes a distintos organismos públicos y empresas privadas, sin resultados. Los Morabito no tenían activos, ni cuentas, ni teléfonos, ni actividades comerciales a su nombre en el país, por lo que se archivó la investigación preliminar en noviembre de 2019.
Un sabueso italiano confirmó que “Rocco Morabito no tenía negocios en la Argentina, él directamente, pero era el ‘boss’ y si estaba él, existió toda una estructura, una red muy amplia que lo rodeaba, que está, aunque no sea totalmente conectable a él”, detalló a OCCRP. La presencia en Buenos Aires de Sarago, el soldado de la ‘Ndrangheta que transportó 50.000 euros para comprar la fuga de su jefe en Montevideo, “es prueba de esa red”, afirmó.
Consultado por OCCRP, Velardo no contestó preguntas sobre sus supuestas conexiones con la ‘Ndrangheta. Su vocero, Jamie Diaferia, insistió que no sabía que Cuppari estaba conectado con ese grupo criminal. Dijo que el dinero que Velardo ganó fue “fiscalizado por las autoridades italianas y aprobado para ser usado como él deseara” y que las “cuentas bancarias de Velardo fueron congeladas y verificadas” por las autoridades suizas antes de ser liberadas.
Por su parte, un abogado que representa a Fitzsimons, Dan McGuinness, le dijo a OCCRP que su cliente había sido objeto de un “error judicial inexcusable” y era inocente de todos los cargos. Señaló que la Corte Suprema de Italia lo absolvió de los cargos de lavado. La base de esa decisión fue la falta de pruebas. Añadió que la riqueza de Fitzsimons proviene de una carrera comercial que se ha prolongado durante 40 años y que ahora está jubilado.
Cuando le pidieron explicaciones sobre los hallazgos de Suisse Secrets, el banco Credit Suisse dijo que no podía hacer comentarios sobre casos individuales de clientes. Indicó que “cuenta con estrictos mecanismos de control para combatir las actividades relacionadas con la delincuencia financiera. Estos controles están diseñados para prevenir la exposición de Credit Suisse y sus clientes a los riesgos de blanqueo de dinero específico y sistemático”.
Los investigadores italianos ofrecieron una visión panorámica. “Los bancos suizos son clave para la ‘Ndrangheta”, dijo uno de los principales fiscales antimafia de Reggio Calabria a OCCRP. “Los clanes pueden llevar el dinero a las cajas fuertes allí, y nunca lo sabríamos. Esto ocurre desde los años 1980, cuando los spalloni [carteros] de la ‘Ndrangheta iban a Suiza con dinero en efectivo. Ahora ocurre de forma más sofisticada, con transacciones realizadas por holdings financieros de todo el mundo. Pero el concepto sigue siendo el mismo”.
Rocco Morabito permanece detenido en Brasil a la espera de su extradición a Italia.