Nuevo primer ministro de Francia, el conservador Michel Barnier, levanta polémica de entrada

El premier dijo que su política “no será solo de derechas”, al tiempo que la izquierda francesa organizó masivas protestas en su contra. Marine Le Pen tampoco se mostró convencida

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Constitution du nouveau gouvernement, après la nomination de Michel Barnier comme Premier ministre
El recién nombrado Primer Ministro de Francia, Michel Barnier, habla con la prensa mientras visita la sede del SAMU de París en el hospital Necker de París.
Foto: AFP.

EFE/AFP
El nuevo primer ministro francés, el conservador Michel Barnier, afirma que su política “no será sólo de derechas”, que tiene intención de “escuchar a todo el mundo” y que en su experiencia en las instituciones europeas ha aprendido “la cultura del compromiso”. Mientras tanto, la izquierda francesa organizó protestas por su designación en distintas ciudades el fin de semana.

En sendas entrevistas publicadas ayer domingo por La Tribune y Le Journal du Dimanche, Barnier se esfuerza por dar una imagen de apertura y de atención a los franceses alejados de la política que “están hartos de que todo venga dictado desde arriba”.

“Yo vengo de abajo, no hay ninguna ambigüedad sobre esa cuestión”, subraya refiriéndose al hecho de que su madre era una “militante asociativa” y de que su padre era un “pequeño empresario”.

Aunque no entra en su programa político concreto en estas entrevistas, afirma que tiene intención de encarnar “una esperanza para Francia” y “elevar la línea de horizonte individual y colectivo para Francia”.

Sobre cuál será su relación con el presidente Emmanuel Macron, que es quien lo ha elegido y lo ha designado para formar Gobierno, el primer ministro asegura que no le ha marcado su programa.

“El presidente -asegura- ha dejado las cosas claras conmigo. Me da libertad para formar Gobierno y definir mi línea política. Tengo una gran libertad”.

Una forma de replicar a los que, sobre todo desde la izquierda, aseguran que Macron ha optado por este veterano político (73 años) miembro de Los Republicanos (LR), un partido que sólo obtuvo el 6 % de los votos en las elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y el 7 de julio, porque va a ser continuista. Unas críticas rechazadas por el Elíseo, que sostiene que Macron se ha guiado únicamente por el imperativo constitucional que tenía de buscar un primer ministro que garantizara estabilidad política, es decir una persona que no fuera susceptible de ser tumbada rápidamente por una moción de censura.

En una encuesta del instituto demoscópico Ifop publicada ayer domingo por Le Journal du Dimanche, un 52 % de las personas encuestadas dicen estar satisfechas por la designación de Barnier como primer ministro, un porcentaje similar al que tenía al comenzar su predecesor en el cargo, Gabriel Attal (53 %) y superior al que tuvo la anterior, Élisabeth Borne (47 %). No obstante, un 74 % de los consultados por Ifop anticipan que su mandato será breve y que caerá por una moción de censura, teniendo en cuenta la fragmentación inédita de la Asamblea Nacional con tres grandes bloques muy parecidos en número de diputados y muy alejados en términos de programas o de posiciones estratégicas.

Una vez que Barnier haya constituido su gabinete, uno de los primeros retos será la elaboración del proyecto de presupuestos para 2025, que debería presentarse antes del 1 de octubre, en un contexto de gran dificultad por el aumento del déficit público a niveles más que preocupantes.

La Comisión Europea abrió a Francia a finales de julio un procedimiento por déficit excesivo, después de que en 2023 creció al 5,5 % del producto interior bruto (PIB) y la tendencia es que va a continuar este año y el próximo si no hay fuertes recortes o aumentos de impuestos. El presidente del Tribunal de Cuentas, Pierre Moscovici, antiguo comisario europeo de Asuntos Económicos, pidió al primer ministro ayer que actúe “de manera rápida y decisiva contra el déficit” porque “si nada cambia, Francia llegará este año a un déficit del 5,6 % del PIB, en lugar del 5,1 % previsto, y al 6,2 % en 2025”.

El Ministerio de Finanzas ha pedido a Bruselas un plazo suplementario para la presentación de su programa de reducción del déficit, que debía enviar al 20 de septiembre.

Oposición

La izquierda francesa mostró su oposición frontal al nuevo primer ministro, Michel Barnier -cuya legitimidad cuestiona-, con manifestaciones por todo el país que reunieron a decenas de miles de personas.

Las alrededor de 150 marchas convocadas por toda Francia por La Francia Insumisa (LFI) y por otras formaciones del Nuevo Frente Popular (NFP), pero no por el Partido Socialista (PS), sirvieron sobre todo para denunciar el nombramiento de Barnier como “la negación de la democracia”, como resumió Jean-Luc Mélenchon, líder del LFI.

El líder de LFI, que participó en la concentración de París, cargó contra Macron, por la elección de un primer ministro de un partido de derechas, Los Republicanos (LR), que no obtuvo más que 47 de los 577 diputados de la Asamblea Nacional, con el argumento de que Barnier no corre el riesgo de ser tumbado en una moción de censura a corto plazo, apreciación que considera no le corresponde al mandatario dar.

La recién elegida miembro del Parlamento Marine Le Pen baja las escaleras durante un día de bienvenida en la Asamblea Nacional
La recién elegida miembro del Parlamento Marine Le Pen baja las escaleras durante un día de bienvenida en la Asamblea Nacional.
Foto: AFP

Extrema derecha: Le Pen puntaliza su posición

La líder de la extrema derecha Marine Le Pen considera que el presidente Macron “ha tenido en cuenta” los criterios de su partido al elegir a Michel Barnier como primer ministro, aunque puntualiza que la Agrupación Nacional (RN) no ha participado en la decisión. “No he elegido al primer ministro. No soy la directora de recursos humanos de Macron”, subrayó Le Pen ayer. En declaraciones a la prensa, la lider de la Agrupación Nacional (RN) explicó que en el proceso para nombrar al primer ministro, Macron contactó con ella. Según su versión, precisó cuáles serían los criterios que les llevarían a votar con carácter inmediato la censura de un nuevo Gobierno. “Desde el momento en que esos criterios se respetan, cumpliremos nuestra parte”, dijo. Le Pen espera que Barnier sea “respetuoso con lo que quieren los once millones de electores del RN” y le advierte que no siga con la “construcción europea” en la que participó cuando tuvo responsabilidades en las instituciones comunitarias.

Ve elementos positivos en Barnier, en particular porque “parece hacer sobre la inmigración la misma constatación que nosotros. Ahora esperamos acciones”.

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