NICARAGUA
Lo que el mandatario quiere “es una iglesia muda, que no anuncie la esperanza del pueblo (...) y la denuncia del pecado personal y de las estructuras de injusticia”, dijo el obispo Rolando Álvarez.
El obispo nicaragüense Rolando Álvarez, quien inició un ayuno, oración y exorcismo indefinidos hasta que finalice el asedio policial que sufre, dijo ayer viernes que el régimen de Daniel Ortega quiere “una iglesia muda”.
“Lo que pienso es que no solo de mí, sino que en general de los pastores de la iglesia”, lo que el régimen quiere “es una iglesia muda, que no anuncie la esperanza del pueblo (...) y la denuncia del pecado personal y de las estructuras de injusticia”, dijo el obispo Álvarez en una conferencia de prensa improvisada desde la parroquia Santo Cristo de Esquipulas, ubicada en las afueras de Managua.
“Si la Iglesia callara, las piedras gritarían”, agregó el jerarca ante un reducido grupo de medios de comunicación, entre ellos la Agencia EFE, que logró ingresar a la parroquia antes de que fuera sitiada por decenas de agentes policiales.
Álvarez explicó que, si bien es vigilado desde que empezó a denunciar abusos del régimen de Ortega, tras el estallido social de abril de 2018 que dejó cientos de muertos, fue hasta el jueves que sufrió “una real, verdadera y auténtica persecución” policial.
Aseguró que “dos patrullas de la Policía sandinista, totalmente llenas de policías, (más) cuatro policías en dos motocicletas”, lo persiguieron “durante todo el día” en todos sus movimientos, por lo que, por su seguridad y la de su familia, optó por viajar de la ciudad de Matagalpa hacia Managua y comenzar el ayuno indefinido, oración y exorcismo.
Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador de la de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, confirmó que no consumirá más que agua y suero de forma indefinida hasta que la Policía garantice, a través del Episcopado, que respetará sus “derechos constitucionales, civiles, de libre movilización y privacidad de mi familia”.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua ha intentado establecer comunicación con la Policía Nacional, que dirige un consuegro de Ortega, para que retire el asedio contra Álvarez, pero no han obtenido respuesta, comentó el obispo.
“No tengo miedo, es sencillamente cuestión de orden y es cuestión de no prestarse a este tipo de intimidaciones, de coacciones, de chantajes, de persecución. Si los nicaragüenses lo terminamos viendo normal, entonces aquí estaríamos acabados como pueblo. Y esto no es normal, ni en este país ni en ningún otro”, subrayó.
Álvarez es el encargado del área de comunicación del Episcopado.