GOLPES DE LA PANDEMIA
Latinoamérica es la región la más golpeada por el coronavirus, con la pérdida de 80 millones de puestos, según el estudio.
La pandemia del COVID-19 provocó en el segundo trimestre de 2020 una pérdida de horas de trabajo equivalente a 495 millones de empleos, y entre enero y septiembre los ingresos de los trabajadores cayeron en 3,5 billones de dólares, concluye un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El nuevo informe sobre los efectos de la pandemia en el mercado laboral global, sexto que elabora la organización con sede en Ginebra, empeora las cifras del anterior estudio de junio, en el que la pérdida de empleos equivalente se había cifrado en 400 millones, siempre comparando con cifras del año anterior.
Los 495 millones ahora calculados, que suponen una pérdida del 17,3 por ciento de las horas de trabajo, podrían moderarse en el tercer y cuarto trimestre, pero la OIT aún prevé en esos periodos descensos equivalentes a 345 y 245 millones de empleos respectivamente.
El principal motivo de los cálculos más pesimistas, según la OIT, es la situación de las economías en desarrollo y emergentes, en particular en el sector informal, que se ha visto mucho más afectado por la pandemia que otras actividades económicas.
El efecto en cada región.
Por regiones, Latinoamérica es la más afectada en términos relativos, con una pérdida de horas de trabajo en el segundo trimestre del 33,5 por ciento (equivalente a 80 millones de empleos) que seguirá siendo alta en el tercero, hasta el 25,6 por ciento (60 millones de empleos), según la OIT.
En términos absolutos, la mayor pérdida de horas de trabajo se dio en el sur de Asia, donde equivalió a 170 millones de empleos en el segundo trimestre y aún llegará a 115 millones en el tercero.
Aunque la OIT no dio información pormenorizada de cada país, sí destacó que la pérdida de horas de empleo en España ha rondado el 6 por ciento, en países como Estados Unidos o Brasil llegó al 10 por cien y en muchas naciones latinoamericanas (México, Chile, Ecuador, Colombia, Costa Rica) estuvo en la banda del 20 por ciento.
Más dramático fue el caso de Perú, uno de los países con más casos de COVID-19 en el planeta y con un alto predominio del empleo informal, donde la pérdida interanual de horas de trabajo superó el 50 por ciento entre abril y junio.
Caída global.
Todas estas pérdidas en horas de trabajo se tradujeron en el mencionado descenso global en los ingresos laborales de 3,5 billones de dólares (un 10,7 por ciento interanual).
América, subraya la OIT, es el continente más afectado por esta pérdida de ingresos, con una caída del 12,1 por ciento con respecto al mismo periodo de 2019, y los países en desarrollo también han resultado más golpeados que los ricos en este sentido, sufriendo una bajada interanual del 15,1 por ciento.
Los descensos en horas de trabajo e ingresos se han debido principalmente a las medidas de prevención contra el COVID-19, que supusieron especialmente durante los confinamientos masivos el cierre de muchas actividades laborales, algo que según la OIT aún afecta a la mayor parte del planeta.
Pese a que muchas medidas restrictivas se aplican de forma más laxa, la organización subraya que el 94 por ciento de los trabajadores reside en países en los que aún se aplica algún tipo de limitación que afecta a los lugares de trabajo.
Y todavía uno de cada tres trabajadores reside en naciones donde está cerrada la mayoría todos los lugares de trabajo.
El informe de la OIT también analiza las medidas de incentivo fiscal ordenadas por distintos gobiernos para mitigar estos efectos adversos de la pandemia en el mercado laboral, y concluye que por cada uno por ciento del PIB utilizado en estas políticas puede lograrse un descenso del 0,8 por cien en la pérdida de empleos.
Estas medidas, lamenta la OIT, se han concentrado especialmente en los países desarrollados, debido a la limitación de recursos en los países emergentes y en desarrollo, pese a que éstos han sido más golpeados debido al predominio del empleo informal y lo mucho que éste se ha visto afectado por la crisis sanitaria.
Regulan el teletrabajo en España
El recurso al teletrabajo para no parar la actividad durante la pandemia de COVID-19 ha sido una tendencia generalizada en Europa y en otras grandes economías del mundo, aunque muchos de estos países no cuentan aún con una regulación específica como la aprobada el martes en España con acuerdo social. “Esta norma nos coloca a la vanguardia de las legislaciones europeas”, afirmó la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, que ha reconocido que la pandemia aceleró la aprobación de la ley.
Fuentes de la Comisión Europea indicaron a Efe que vigilarán que el teletrabajo cumpla con las normas europeas, entre ellas la “muy necesaria” separación entre la vida privada y la profesional. Según cifras oficiales, antes de la pandemia, en 2019, el 5% de los europeos trabajaba desde casa, un porcentaje que se disparó hasta el 37% en abril de 2020.
Francia tiene una regulación desde 2005, pero la situación actual abre el debate sobre si es necesario un cambio, ya que los sindicatos quieren que se impida el teletrabajo a toda la semana, y se aplique un control más riguroso sobre la carga laboral.