The New York Times
El sorprendente colapso del brutal régimen de Assad en Siria, un asunto familiar desde los años 70, es un terremoto geopolítico que genera ganadores y perdedores en todo el mundo. Primero, los perdedores:
-Irán es un gran perdedor; Siria ha sido un aliado cercano y un vínculo vital de transporte terrestre con Líbano y Hezbolá. Irán apoyó a Siria mientras el presidente Bashar al Assad luchaba por permanecer en el poder durante la horrible guerra civil del país, y utilizó a Siria para proyectar su poder en toda la región. Irán se ha visto muy debilitado en los últimos meses, y esto se suma a la sensación de que el régimen iraní es posiblemente vulnerable y ciertamente una potencia menor. Una pregunta es si todo esto refuerza los argumentos de los dirigentes iraníes para desarrollar armas nucleares como elemento de disuasión.
-Rusia también pierde un aliado importante y es de suponer que también perderá sus valiosas bases militares en Siria. En 2015, Rusia intervino militarmente para respaldar al régimen de Assad en la guerra civil, lanzando bombas sobre objetivos civiles y aumentando su impopularidad entre los ciudadanos comunes. Rusia valora especialmente su base naval en Tartus, que le permite apoyar a los buques de guerra en el mar Mediterráneo.
-Hezbolá respaldó a Assad en la guerra civil siria y dependía de las armas que Irán enviaba al Líbano a través de Siria. Durante décadas, el régimen de Assad interfirió violentamente en la política libanesa. Dicho esto, Hezbolá sigue siendo una fuerza importante en el Líbano, aunque esté debilitada.
-La secta alauita en Siria, una rama del Islam chiita que representa quizás el 10% o más de los sirios, estará ahora en peligro. Los Assad eran alauitas, y los alauitas eran objeto de resentimiento por los privilegios de que disfrutaban. Estaría aterrorizado si fuera alauita en Siria hoy.
Me preocupa que los cristianos sirios, que hasta cierto punto habían sido protegidos por los Assad, también puedan ser objeto de persecución y acoso, y que las mujeres pierdan sus derechos. Las fuerzas triunfantes no son los talibanes, pero son un paso en esa dirección. Dicho esto, la guerra civil en Siria ha afectado a todos, incluidas las mujeres y los cristianos.
Entonces, ¿quiénes son los ganadores cuando Siria cambia de manos?
-Los islamistas sunitas han sido brutalmente reprimidos en Siria durante décadas, y finalmente están al mando. El nuevo liderazgo incluye fuerzas que habían estado involucradas en el grupo Estado Islámico y Al Qaeda, aunque han rechazado ese extremismo. Ya veremos. Es demasiado pronto para estar seguros, pero soy cauteloso.
-Israel sale ganando, al menos por un tiempo, con el debilitamiento de enemigos como Irán y Hezbolá, por no hablar del propio régimen de Assad. Pero tener un régimen islamista de línea dura al lado, si esa es la dirección que toma Siria, puede no ser bueno a largo plazo.
-Turquía gana influencia en el país vecino y podría usarla para intentar controlar a los kurdos de la región.
-Estados Unidos también puede ganar en el sentido de que Rusia e Irán son claros perdedores, pero mucho depende de lo que venga después. Tengo la esperanza de que Austin Tice, un periodista estadounidense que se cree que está preso en Siria desde 2012, pueda ser liberado y pueda regresar a su país. Su liberación sería una manera de que los nuevos líderes de Siria demuestren su buena fe.
Cualquiera que valore los derechos humanos debe sentirse aliviado por la salida del régimen de Assad. Pero también hemos visto cómo los islamistas de línea dura pueden gobernar en Afganistán y otros lugares, y temo ataques de venganza en Siria. Así que dos hurras por el derrocamiento de Assad, pero estén atentos a lo que viene después. Una dura lección que he aprendido al cubrir el mundo: a veces lo que sigue a un régimen terrible es igual de malo, o incluso peor.