Opinión de Pablo Ruiz: rejuvenecer las Naciones Unidas para adaptarla a la realidad del mundo actual

Es indispensable seguir construyendo un mundo más pacífico, sostenible e incluyente para las generaciones venideras. Nuestros hijos y nietos lo merecen.

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ONU. Sede de las Naciones Unidas en Midtown Manhattan, Nueva York.
ONU: Sede de las Naciones Unidas en Midtown Manhattan, Nueva York.
Foto: AFP

Pablo Ruiz - Coordinador residente de Naciones Unidas en Uruguay
Esta semana cumplimos 79 años. Los funcionarios de la Organización de Naciones Unidas, los estados miembros y los 8.000 millones de personas que los habitan.

Remontémonos un momento al momento del parto. Tuvo lugar en 1945, después de dos guerras mundiales, que amén de decenas de millones de muertos nos dejaron un infame holocausto y la inédita devastación de las bombas nucleares. El riesgo de desaparición de la humanidad era real, y el recién nacido estaba llamado a evitarlo.

Un joven uruguayo celebraba entonces en la Rambla de Montevideo el fin de la segunda guerra mundial y el advenimiento de una nueva era, o al menos de una esperanza renovada. Ese mismo joven, que transitó con éxito los diversos escenarios de las relaciones internacionales, comentaba recientemente que durante 75 años el sistema funcionó de forma excepcional, pero que ese periodo se terminó. La opinión de este uruguayo, compartida por muchos analistas, debiera preocuparnos seriamente.

La conjunción de la pandemia del Covid 19, la guerra en Ucrania y la expansión de los conflictos, particularmente en Oriente Medio, ha puesto en evidencia algunas cosas. Una de ellas es que el sistema ideado para salvar de una nueva guerra mundial a nuestros abuelos, no es el adecuado para proteger a nuestros nietos. Es cierto que hemos mejorado inmensamente en el plano económico y social, pero ninguno de esos avances es irreversible.

En estos años la ONU pasó de 51 a 193 países, la población del mundo se triplicó y las relaciones de poder, políticas y económicas, se transformaron dramáticamente.

Pablo Ruiz, coordinador residente de las Naciones Unidas en Uruguay
Pablo Ruiz, coordinador residente de la ONU en Uruguay

Necesitamos más que nunca estructuras multilaterales ante amenazas que países como Uruguay, o cualquier otro, no pueden resolver por sí solos: la destrucción ambiental del planeta, las pandemias globales o el flagelo de las guerras.

Surgen también temas nuevos, como la emergencia de la inteligencia artificial. Y renacen viejos fantasmas, como el uso de las armas nucleares.

En los últimos años las normas y principios que hemos ido construyendo en estas décadas han sufrido un retroceso.

La violación del derecho internacional y la proliferación de los discursos de odio se han vuelto moneda común, a extremos intolerables. Invertimos mucho más en armas que en solidaridad. El sufrimiento diario de civiles inocentes ante nuestros ojos se ha vuelto insoportable. No podemos seguir así. Es preciso recuperar la esperanza en la humanidad.

Pero como dice nuestro Secretario General, António Guterres, con ocasión de nuestro 79 aniversario “La esperanza no basta en el turbulento mundo de hoy…necesita de una acción decidida y de soluciones multilaterales para la paz…que los países trabajen al unísono…necesita de las Naciones Unidas”.

Para lograrlo es preciso que el sistema se reforme y se rejuvenezca, adaptándose a la realidad del mundo actual. A la enorme diversidad política, geográfica, económica y social de los estados que lo conforman.

Recientemente los países del mundo adoptaron en la ONU un Pacto para el Futuro. Fue un rayo de luz que trascendió las divisiones geopolíticas.

En dicho Pacto los países han reafirmado compromisos, adoptado nuevas promesas y afrontado debates muchas veces postergados.

Es el caso de la reforma del Consejo de Seguridad, entre otras instancias del sistema multilateral.

No hay certeza absoluta de ese Pacto se vaya a cumplir a cabalidad. Pero sin pactos, sin derecho internacional, solo nos restará lidiar con los pleitos de un mundo a la deriva.

Uruguay es un país fundador de la ONU. Ha contribuido al esfuerzo del Pacto del Futuro y ha llevado a la Cumbre experiencias interesantes, como los trabajos de la comisión parlamentaria o los diálogos de futuro que acompañamos desde Naciones Unidas, reuniendo miles de voces de los diferentes sectores de la sociedad.

Siguiendo éste y otros buenos ejemplos, es indispensable seguir construyendo un mundo más pacífico, sostenible e incluyente para las generaciones venideras. Nuestros hijos y nietos lo merecen.

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