INTERNACIONAL

La principal coalición de oposición política en Argentina reclamó ayer que se investiguen las licitaciones para la construcción del nuevo gasoducto Néstor Kirchner, que fueron eje de nuevas tensiones internas dentro del Gobierno de Alberto Fernández.

El diputado Waldo Wolff, de Juntos por el Cambio, el principal frente opositor, adelantó que hoy lunes varios dirigentes de esa coalición presentarán varias denuncias o una unificada ante la Justicia para que se investigue el proceso de licitación. “Sin dudas, tiene que intervenir la Justicia”, dijo Wolff a Radio Con Vos.

Por su parte, el bloque de Juntos por el Cambio en el Senado anunció en un comunicado que presentará un proyecto de comunicación para exigir al Ejecutivo “precisiones respecto a las denuncias” en torno al nuevo gasoducto que derivaron el sábado en la decisión de Alberto Fernández de pedir la renuncia al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

La controversia se desató el viernes, cuando la vicepresidenta reclamó en un acto que el grupo siderúrgico Techint, ganador de la licitación para proveer las tuberías del nuevo gasoducto Néstor Kirchner, mudara parte de su producción de Brasil a Argentina, y pidió al presidente mayor acción ante los empresarios.

Tras esas declaraciones, fuentes en “off the record” (no identificadas) de un área del Gobierno citadas por medios locales acusaron a funcionarios de la empresa estatal Energía Argentina (Enarsa, anteriormente denominada Ieasa) -alineados con la vicepresidenta- de armar “un pliego de licitación a la medida de Techint”.

La pugna se dirimió en el pedido de renuncia del ministro de Producción, Matías Kulfas, por parte del propio presidente Fernández, quien -según dijo- “entendió” a Cristina Kirchner, quien se mostró “dolida” por las acusaciones en su contra y en anonimato.

Según el periódico La Nación, “nada de lo que hicieron el Presidente y la vicepresidenta en los últimos dos días destrabó la obra. El gasoducto sigue paralizado. En Vaca Muerta siguen extrayendo más gas del que se puede usar. Y el Gobierno sigue usando los dólares que escasean para traer decenas de barcos con gas importado, porque no hay un tubo para usar el propio. Nada transformó la realidad, solo se trató de sí mismos. La novela tiene capítulos extraordinarios, que serían cómicos si no ocurrieran en un país donde se cierran escuelas por falta de calefacción”.

La Nación también señala que el estratégico gasoducto era presentado, en actos y publicidades, como si estuviera en marcha pero “en realidad estaba paralizado”.

En el comunicado que publicó el sábado Enarsa para defenderse de las sospechas de corrupción lanzadas en su contra por el Ministerio de Producción, el kirchnerismo reconoció que la licitación para comprar las válvulas del gasoducto había fracasado. (Con información de EFE y La Nación/ GDA)