AFP/The New York Times
Estados Unidos advirtió ayer martes que Corea del Norte afrontará consecuencias si suministra armamento a Rusia para su guerra en Ucrania, cuando se espera que Kim Jong-un y Vladimir Putin mantengan conversaciones al respecto.
El asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Joe Biden, Jake Sullivan, declaró que Corea del Norte y Rusia analizan emprender “conversaciones a nivel de líderes, quizá incluso en persona” sobre las necesidades armamentísticas de los rusos.
Sullivan dijo que Rusia podría utilizar armas norcoreanas para atacar los suministros ucranianos de alimentos y la infraestructura de calefacción de cara al invierno en el hemisferio norte y así “tratar de conquistar un territorio que pertenece a otra nación soberana.”
“Pagarán un precio por esto en la comunidad internacional”, dijo Sullivan acerca de las negociaciones entre Rusia y Corea del Norte sobre entregas de armas.
Sullivan reconoció, sin embargo, que no estaba en condiciones de decir qué tipo de armas serían entregadas. “Sigue siendo una cuestión abierta en cuanto a qué tipo y la calidad de equipo que podría ser entregado”, dijo.
“Dice mucho de Rusia que tenga que recurrir a un país como Corea del Norte para reforzar sus capacidades de defensa”, agregó.
Rusia dijo ayer martes que no podía confirmar una cumbre entre Putin y Kim. “No tenemos nada que decir al respecto”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Los diarios The New York Times y The Washington Post publicaron este lunes que Kim Jong-un planea viajar a Rusia este mes para hablar con Putin, y sellar el acuerdo para la venta de armas.
Una tribuna para Kim
Para Kim Jong-un un viaje a Rusia este mes podría proporcionar dos cosas que Corea del Norte ha deseado durante mucho tiempo: ayuda técnica con sus programas armamentísticos, y finalmente ser necesitado por un vecino importante.
Corea del Norte no está acostumbrada a recibir mucha atención más que la condena mundial por sus pruebas nucleares y de misiles balísticos intercontinentales. Pero la urgencia de Rusia por lograr nuevos avances en la guerra está ofreciendo a Kim un poco de atención geopolítica, y una nueva forma de irritar a Estados Unidos y acercarse a Moscú y Pekín.
Aunque Rusia ha sido durante mucho tiempo un aliado crucial para la aislada Corea del Norte, las relaciones entre los dos países en ocasiones se han vuelto tensas desde la desintegración de la Unión Soviética. Y Rusia representa muy poco del comercio que Corea del Norte necesita; China por sí sola proporciona casi todo eso.
Ahora, los intereses y la visión del mundo comunes están acercando a los vecinos.
La Casa Blanca ha advertido repetidamente que Corea del Norte estaba comenzando a enviar proyectiles de artillería y cohetes a Rusia y a negociar más acuerdos de armas. Y las afirmaciones de los funcionarios occidentales esta semana de que Kim viajará pronto a Rusia indican que temen que el proceso avance con más intención.
Por su parte, Corea del Norte enfrenta obstáculos tecnológicos críticos en sus programas nuclear y de misiles, así como una necesidad económica extrema, y Rusia podría ayudar más en esos frentes.
“Es una situación en la que ambas partes salen ganando”, afirmó Lee Byong-chul, experto en Corea del Norte del Instituto de Estudios del Lejano Oriente de la Universidad de Kyungnam en Seúl.
Una pregunta que se cierne sobre un acuerdo de este tipo es en qué medida la ayuda norcoreana podría hacer avanzar el esfuerzo bélico de Rusia, especialmente dadas las dificultades económicas y la escasez crónica de alimentos en Corea del Norte. En las últimas semanas, Kim visitó una serie de fábricas de municiones y exhortó a los funcionarios a aumentar la producción, según los medios estatales.
Pero Lee dijo que Corea del Norte podría tener ya un gran excedente de municiones disponibles, ya que no ha librado una guerra desde el armisticio de la Guerra de Corea en 1953. Y con armamentos basados en gran medida en sistemas de armas soviéticos, las municiones norcoreanas son ampliamente compatibles con el arsenal de Rusia.
“Es una noticia impactante para Estados Unidos y los países de Europa que esperan un pronto fin de la guerra en Ucrania”, dijo Lee. “Las municiones norcoreanas pueden echar más leña al fuego”.
Un acuerdo con Rusia también podría aumentar aún más las tensiones en torno a la Península de Corea, ayudando a Corea del Norte a avanzar en su programa de armas nucleares y empujando tanto a Corea del Sur como a Japón a fortalecer su propia cooperación militar con Estados Unidos, dicen los analistas.
“Kim está buscando atajos tecnológicos para sus programas militares de satélites y misiles que han sido frustrados por las sanciones económicas”, dijo Leif-Eric Easley, profesor de estudios internacionales en la Universidad Ewha Womans en Seúl. Añadió que el aumento de los intercambios militares entre Rusia y Corea del Norte “socavaría la paz y la seguridad en Europa y Asia, y demostraría la voluntad de esos dos países de permitir descaradamente que cada uno cometa violaciones del derecho internacional”.
El posible viaje de Kim a Rusia sería el primero desde que realizó una visita oficial inicial allí en un tren blindado en 2019.
Desde que asumió el poder en 2011, el dictador norcoreano ha buscado objetivos paralelos: construir un arsenal nuclear y revivir la decrépita economía de su país. Primero se centró en sus programas de armas, realizando cuatro pruebas nucleares subterráneas y lanzando misiles balísticos intercontinentales. Trató de utilizar la creciente amenaza militar de su país como palanca para obligar a Washington a aliviar las sanciones para poder mejorar su economía.
Esa esperanza se evaporó con el colapso de su diplomacia con el presidente Donald Trump en 2019. Y desde entonces, Kim ha luchado por trazar un nuevo rumbo. Pronto, apostó su suerte a un orden mundial cambiante al que denominó “neoGuerra Fría”, buscando alinear a su país más estrechamente con China y Rusia contra el orden mundial “unipolar” dominado por Estados Unidos.
Su estrategia ha dado frutos, permitiendo a su país realizar pruebas de misiles balísticos intercontinentales y otros misiles con impunidad a pesar de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Rusia y China han ejercido su poder de veto en el Consejo de Seguridad cuando Estados Unidos y sus aliados intentaron adoptar nuevas sanciones contra Corea del Norte en los últimos meses.
Más armas
Mientras busca acordar con Corea del Norte la compra de armas, Rusia advirtió ayer martes a Alemania y Suecia contra la producción de armas en territorio de Ucrania. “En caso de la realización de esos planes, la parte rusa tomará las medidas necesarias para prevenir las amenazas a su seguridad”, dijo la portavoz de Exteriores de Rusia, María Zajárova, en rueda de prensa. Zajárova agregó que las embajadas de Rusia en Berlín y Estocolmo han realizado las respectivas gestiones ante Exteriores de esos países y esperan que “se sacarán las conclusiones necesarias”.
Ucrania rompe las defensas de Rusia
Mientras Rusia insiste en que la contraofensiva ucraniana es un fracaso con un coste humano muy alto, imágenes geolocalizadas indican que las tropas de Ucrania han avanzado en algunos lugares a posiciones más allá de las líneas de defensa rusa en la región suroriental de Zaporiyia.
“La ofensiva es un proceso largo y la guerra también es larga. Nuestra ofensiva está en marcha. En algunos lugares se superan ciertas posiciones, y en otros, la primera línea de defensa (rusa). Seguimos”, escribió ayer la viceministra de Defensa ucraniana, Hanna Maliar, en su cuenta de Telegram.
Según Maliar, las personas que leen noticias sobre la contraofensiva ucraniana, que cumplió el lunes tres meses, creen que esta se ha prolongado en el tiempo.
“Pero en realidad, se trata de un proceso muy dinámico y activo”, aseguró.
Y mientras los militares comentan la marcha de la contraofensiva, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, trata de animar a sus tropas en el campo de batalla. Así, ayer martes el mandatario ucraniano visitó la línea del frente cerca de Bajmut, en la región de Donetsk, en el marco de una visita a las tropas en Donetsk y Zaporiyia.
A día de hoy, Ucrania habría superado en el frente de Zaporiyia la primera línea de defensa rusa, que era también la de mayor densidad de minas, y afronta ahora la tarea de romper una segunda línea donde Rusia habría cavado menos trincheras y sembrado menos artefactos explosivos.
Mientras, Rusia sigue negando el avance ucraniano, aunque reconoce que la situación es “tensa” en Zaporiyia.