Países árabes le apunta a un arraigado régimen político

La revolución egipcia. Lo alcanzado en Túnez contagió a varios estados Reformas y renuncias de presidentes son los reclamos

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El año 2011 arrancó lleno de cólera para el mundo árabe. En 10 países africanos y asiáticos estalló la ira contra la falta de garantías de los sistemas políticos y los regímenes autoritarios.

Como un efecto expansivo, el suicidio del comerciante Mohamed Bouazizi (26 años) en Túnez, en diciembre pasado, luego de ser castigado por la policía porque no tenía los documentos necesarios para encabezar un modesto negocio de frutas y verduras, revolucionó el mundo árabe.

Primero fueron las protestas en ese país del Norte de África, que determinaron el derrocamiento y la huida del presidente Ben Alí, tras 23 años en la Presidencia, a Arabia Saudita el pasado 14 de enero.

El efecto dominó siguió -y continúa- en Egipto, que se hizo eco del reclamo de los tunecinos y exige que su presidente, Hosni Mubarak, renuncie, luego de ostentar 30 años en el poder.

El mandatario, aunque presionado por Estados Unidos, la Unión Europea e Irán, sólo accedió a no presentarse a una reelección. Incluso, el gobierno activó el miércoles una revuelta contra los miles de opositores al régimen, medida que terminó con enfrentamientos con palos y piedras, tres muertos y más de 600 heridos.

Las fichas del dominó siguieron cayendo, y no precisamente por una lucha ideológica. Los reclamos se basan en reformas a los regímenes, transparencia en los sistemas políticos, medidas contra la corrupción y reformas económicas que disminuyan los índices de desempleo y los precios.

En Yemen, con el afán de poner fin a 33 años de mandato de Alí Abdalá Saleh, hubo varias manifestaciones en la semana, primero en forma pacífica, pero luego con heridos ya que la policía reprimió las protestas con balas reales y gases lacrimógenos. Otro de los países jaqueado por las revueltas fue Jordania, aunque el fenómeno tuvo un matiz. Si bien las manifestaciones se replicaron al igual que en Egipto, en este caso el gobierno atinó a tender puentes con los movimientos opositores que exigen las reformas.

En un primer gesto de acercamiento con los sublevados, el rey Abdulá II cambió al primer ministro en reemplazo de Samir Rifai, cuya renuncia pedían los manifestantes. En su lugar colocó a Maaruf Bajit.

De todas maneras, la oposición islamista y la izquierda organizaron manifestaciones que reclaman mayores reformas, sobre todo de corte económico. Además, el Frente de Acción Islámica también criticó la elección de Bajit.

La ola de insurgencias prosiguió y alcanzó a regímenes como los de Argelia, Siria, Omán, Mauritania y Sudán. Incluso, el viernes hubo manifestaciones en Irak, que entre otras cosas, protestaban por la escasez de electricidad y agua.

Pero en el primero, por ejemplo, el presidente, Abdelaziz Bouteflika, optó también por ceder terreno y anunció, en medio de presiones de la oposición, que "en un futuro muy cercano", se levantará el estado de urgencia, impuesto hace 19 años y por el que se prohíben manifestaciones.

En tanto, en Siria, si bien el gobierno accedió a un "cambio a nivel estatal", en los últimos días las autoridades bloquearon Facebook y Twitter -herramientas de convocatorias para las protestas masivas en Egipto-, luego de que un grupo fundado en la primera obtuviera en pocas horas más de 13.000 mensajes de apoyo.

Pese a estas restricciones, y a un mes y un día del suicidio del joven tunecino Bouazizi, se podría intuir que la era de los regímenes autoritarios en los países árabes está llegando a su fin, o por lo menos existe el intento de parte de las ciudadanías de hacer valer su voz para que se instauren sistemas que se asemejen a una democracia contemporánea.

Turquía, el destino preferido

Una encuesta recien- temente presentada en Ankara por la Fundación Turca de Estudios Económicos y Sociales muestra que el 66% de los habitantes de Egipto, Jordania, Líbano, Siria, Irán, Irak y los territorios palestinos ve favorablemente a Turquía como sistema político de referencia para la región.

Además, una proporción similar considera a ese país como "la mejor síntesis de democracia y religión musulmana".

Entre las 2.267 personas consultadas en la encuesta, elaborada entre agosto y septiembre del año pasado, la tradición islámica de Turquía es el factor más destacado en un 15% de los casos. Le sigue la pujanza económica (12%), su sistema democrático (11%) y su actitud en el conflicto palestino-israelí (10%).

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