“NO PUEDO CAMINAR”
El pontífice se someterá a infiltraciones para aliviar el dolor que padece y que lo ha obligado a cancelar varias reuniones programadas.
El papa Francisco, que tiene un ligamento de la rodilla roto, apareció ayer jueves en público por primera vez en silla de ruedas en la sala Pablo VI del Vaticano, donde tuvo lugar la XXII Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales. El pontífice, de 85 años, llegó acompañado por un asistente que empujaba su silla de ruedas.
El martes, en una entrevista con el diario italiano Il Corriere della Sera, contó que iba a someterse a “una infiltración” de rodilla para aliviar el dolor que padece y que lo ha obligado a cancelar varias reuniones programadas. “Tengo un ligamento roto, se me va a intervenir con infiltraciones y se verá. Estoy así desde hace tiempo, no puedo caminar”, aseguró Francisco.
El pontífice padece una artrosis de la rodilla derecha, que le ha afectado un ligamento.
La infiltración de rodilla es un procedimiento que consiste en inyectar directamente en la articulación algunos medicamentos con efecto antiinflamatorio, analgésico o regenerativo.
Francisco, que en marzo inició su décimo año de pontificado, ha tenido en las últimas semanas que pedir disculpas a los fieles que asisten a las audiencias por dar la bendición “sentado”, debido a sus problemas en la rodilla derecha que le impiden estar de pie por mucho tiempo. El miércoles, durante la audiencia general en la plaza de San Pedro, se lo notaba cansado y tuvieron que ayudarlo a caminar y a levantarse.
Francisco tiene problemas también crónicos de ciática, que le suelen causar dolores fuertes, y se sometió a una delicada operación de colon en julio de 2021.
Estos problemas de movilidad del papa preocupan ante los próximos viajes que deberá afrontar como el de Líbano a mediados de junio o el de primeros de julio a Congo y Sudan del sur o Canadá a finales de ese mes.