VENEZUELA
Nicolás Maduro, de 56 años, asumirá el próximo jueves su segundo mandato. Juan Guaido, el nuevo presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, dijo que es un usurpador.
Nicolás Maduro estará usurpando la presidencia de Venezuela a partir del próximo jueves, cuando asuma su segundo mandato, advirtió este sábado el Parlamento de mayoría opositora, comprometiéndose a impulsar un "gobierno de transición" que llame a elecciones.
"Reafirmamos la ilegitimidad de Nicolás Maduro (...). A partir del 10 de enero estará usurpando la Presidencia y en consecuencia esta Asamblea Nacional es la única legítima representación del pueblo", dijo Juan Guaidó, elegido presidente de la cámara al iniciarse el año legislativo.
El jefe parlamentario también consideró "rota o usurpada la cadena de mando" en la Fuerza Armada -principal sostén de Maduro-, a la que pidió apoyar los esfuerzos para "restablecer la democracia" en el país petrolero, sumido en la peor crisis económica de su historia moderna.
Ante la bancada opositora y el cuerpo diplomático, Guaidó se comprometió además a "generar las condiciones para un gobierno de transición" y "elecciones libres".
"La presidencia no se encuentra vacante, se encuentra siendo usurpada (...), estamos en dictadura", remarcó el diputado de Voluntad Popular, partido del dirigente Leopoldo López, en prisión domiciliaria.
Esta declaratoria se produce un día después de que el Grupo de Lima -apoyado por Estados Unidos- le pidiera a Maduro abstenerse de asumir un nuevo mandato de seis años y transferirle el poder al Parlamento mientras se realizan "elecciones democráticas".
Caracas acusó a Canadá y a los 12 países latinoamericanos del grupo que formularon la solicitud de "alentar un golpe de Estado" por instrucciones de Washington. El gobierno izquierdista de México se apartó del pedido.
El inicio de la legislatura transcurrió en calma, pese a que diputados denunciaron el hallazgo de una granada fragmentaria a las puertas del salón de sesiones la noche del viernes.
Maduro, de 56 años, fue reelegido el pasado 20 de mayo en comicios anticipados por la Asamblea Constituyente, órgano oficialista de poder absoluto que en la práctica sustituyó al Legislativo, el único ente que controla la oposición.
Denunciando un "fraude" para perpetuar al gobernante socialista, los principales partidos opositores boicotearon las elecciones, si bien sus mayores figuras estaban inhabilitadas o encarceladas.
Solo un rival de peso, el disidente chavista Henri Falcón, desafió a Maduro, ahondando las divisiones entre los oponentes del mandatario, cuya reelección también desconoció la Unión Europea.
"Maduro es un usurpador, un invasor y debe ser desalojado", declaró la diputada Delsa Solórzano, negando que el pedido de apoyo a la Fuerza Armada sea para "dar un golpe de Estado".
El desconocimiento de Maduro, sin embargo, podría ser un saludo a la bandera pues las decisiones del Parlamento son anuladas por el máximo tribunal -de línea oficialista-, que lo declaró en desacato desde que asumió en 2016.
"Nada surgirá de la Asamblea que pueda tener el menor impacto", comentó a AFP Peter Hakim, de Diálogo Interamericano, indicando que el órgano ha sido "despojado de su poder y autoridad".
Ya en enero de 2017 el bloque opositor declaró a Maduro en abandono del cargo, al culparlo de la grave crisis económica que ha provocado el éxodo de 2,3 millones de personas desde 2015. La medida no pasó de ahí.
"Estamos atados de manos", admite Solórzano.
Sin embargo, Guaidó dijo que la oposición prevé otras acciones, que no detalló, para obligar a Maduro a dejar el poder.