Redacción El País
Decenas de miles de personas celebraron ayer jueves en Lisboa el cincuentenario de la Revolución de los Claveles, un golpe de Estado sin derramamiento de sangre dirigido por jóvenes oficiales portugueses que puso fin a 48 años de dictadura.
El tradicional desfile popular por la Avenida de la Libertad, punto culminante de cientos de iniciativas a lo largo de varias semanas, reunió a una inmensa multitud por la tarde.
“25 de abril, ¡siempre! ¡Fascismo, nunca más!”, gritaron los manifestantes, con claveles rojos en la mano o en el ojal.
El régimen derrocado en 1974 había nacido con una dictadura militar instaurada en 1926. El entonces ministro de Finanzas, Antonio Salazar, dirigió luego el gobierno -bajo el lema “Dios, Patria, Familia”- entre 1932 y 1968, cuando fue reemplazado por el profesor de derecho Marcelo Caetano.
Las celebraciones actuales se dan en un contexto de repunte de la ultraderecha, encarnada por el partido Chega (Basta), que en las elecciones legislativas del 10 de marzo se convirtió en la tercera fuerza política del país, con 18% de los votos.
La jornada empezó con una ceremonia militar en una gran plaza del centro de Lisboa, a orillas del estuario del Tajo, en la que participaron vehículos militares de la época restaurados para la ocasión.
Finalizó con un evento que reunió al presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, y sus homólogos de los países africanos que se independizaron tras la llegada de la democracia: Angola, Mozambique, Guinea Bissau, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe.
Rebelo de Sousa sorprendió antes de la conmemoración planteando la cuestión de las posibles reparaciones coloniales. “Somos responsables de lo que hicimos allí. Hay que pagar los costes”, dijo el martes en una reunión informal con la prensa extranjera en Lisboa. (AFP)