ESTADOS UNIDOS
“Hoy firmé una orden ejecutiva pidiendo una revisión de documentos desclasificados relacionados con las investigaciones del FBI sobre el 11 de septiembre”, dijo.
A una semana de cumplirse 20 años de los atentados del 11 de septiembre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó ayer viernes desclasificar en los próximos seis meses documentos secretos de la investigación gubernamental sobre esos ataques terroristas.
Biden responde así a la presión de las familias de algunas de las casi 3.000 personas muertas por los atentados de la red terrorista Al Qaeda en 2001.
Las familias han argumentado largamente que los documentos clasificados podrían contener evidencia de que el gobierno de Arabia Saudí, un aliado cercano de Estados Unidos, tuvo vínculos con los secuestradores que volaron e impactaron aviones en las torres del World Trade Center y el Pentágono.
“Hoy firmé una orden ejecutiva pidiendo al Departamento de Justicia y a otras agencias relevantes supervisar una revisión de documentos desclasificados relacionados con las investigaciones del FBI sobre el 11 de septiembre”, dijo Biden en una declaración. La desclasificación debe tener lugar “durante los próximos seis meses”.
“Nunca debemos olvidar el dolor duradero de las familias y seres queridos de los 2.977 inocentes que fueron asesinados durante el peor ataque terrorista contra Estados Unidos en nuestra historia”, señaló Biden.
La orden del presidente tiene por objetivo que el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, los publique durante los próximos seis meses, indicó la Casa Blanca.
“Cuando me postulé a la Presidencia, me comprometí a garantizar la transparencia sobre la desclasificación de documentos relacionados con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Al acercarnos al vigésimo aniversario de ese trágico día, estoy cumpliendo con ese compromiso”, dijo Biden en el comunicado.
A principios de agosto, cientos de supervivientes y familiares de las víctimas de los atentados pidieron a Biden que no asistiera a los actos de conmemoración de los ataques, a menos que su Gobierno publicara nuevos archivos sobre lo ocurrido, especialmente sobre si Arabia Saudí jugó algún papel en los ataques.
La comisión del Congreso estadounidense que investigó los ataques concluyó en 2004 que no había pruebas de que el Gobierno de Arabia Saudí o altos funcionarios de ese país hubieran proporcionado fondos a los terroristas implicados en los ataques, entre los que 15 eran de origen saudí.
La Casa Blanca no ha aclarado cuál será el impacto de la orden ejecutiva que firmó este viernes Biden y, por tanto, no se sabe si los documentos a desclasificar logrará satisfacer las peticiones de los supervivientes y familiares de las víctimas.
En 2019, William Barr, entonces fiscal general del expresidente Donald Trump, declaró en un comunicado a un tribunal federal que los documentos relacionados con los ataques deberían permanecer clasificados para proteger la seguridad nacional. Esto sorprendió a las familias de las víctimas.
Poco después de que ese grupo hiciera público su malestar a principios de agosto, el Departamento de Justicia prometió que llevaría a cabo una nueva revisión de los documentos sobre los atentados.
La Casa Blanca todavía no ha anunciado a qué eventos acudirá Biden para conmemorar los atentados del 11/S.
“Mi corazón continúa estando con las familias del 11 de septiembre que están sufriendo y mi Administración seguirá trabajando respetuosamente con los miembros de esa comunidad”, dijo Biden ayer viernes.
“Estamos encantados de ver al presidente forzando la publicación de más pruebas sobre las conexiones saudíes con los ataques del 11 de septiembre”, dijo Terry Strada, cuyo esposo, Tom Strada, murió en el World Trade Center. “Hemos estado luchando contra el FBI y la comunidad de inteligencia durante demasiado tiempo, pero esto parece un verdadero punto de inflexión”.
Luego del 11/S, el entonces gobierno de George W. Bush le reclamó a los talibanes que entregaran a Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda que vivía bajo la protección del régimen afgano. Ante la negativa, Estados Unidos invadió Afganistán, iniciando una guerra que terminó hace tres semanas con el retorno de los talibanes al poder. (Con información de AFP, EFE y The New York Times).
ONU convoca conferencia sobre ayuda a Afganistán
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, convocó una conferencia de alto nivel sobre ayuda a Afganistán el 13 de septiembre en Ginebra. Afganistán, bajo control de los talibanes después de 20 años de guerra, se enfrenta a una “inminente catástrofe humanitaria”, advirtió Stephane Dujarric, vocero de Guterres. “La conferencia abogará por un rápido aumento de la financiación para que las operaciones humanitarias que salvan vidas puedan continuar; y pedirá un acceso humanitario pleno y sin obstáculos para garantizar que los afganos sigan teniendo los servicios esenciales que necesitan”, dijo. Dujarric llamó a proteger los avances en materia de desarrollo en el país, señalando que los derechos de la mujer son una parte “esencial” de la estabilidad futura de Afganistán. Incluso antes de que los talibanes recuperaran el poder a mediados de agosto, Afganistán dependía en gran medida de la ayuda exterior: el 40% del PIB del país provenía de fondos extranjeros.
Tres semanas después del regreso al poder, los talibanes se disponen a anunciar la formación de un nuevo gobierno en Afganistán.
El anuncio del gabinete se esperaba inicialmente para después de la plegaria de ayer viernes, pero un portavoz talibán indicó que el anuncio no llegaría, al menos, hasta hoy sábado.
El movimiento islamista se enfrenta al enorme desafío de pasar de ser un grupo insurgente a administrar el poder, apenas días después de la retirada definitiva de las tropas de Estados Unidos tras dos décadas de guerra. Sin embargo, el grupo sigue luchando por apagar la última llama de resistencia en el valle de Panshir, que enfrentó durante una década a la ocupación de la Unión Soviética y también al primer gobierno de los talibanes entre 1996 y 2001. Ali Maisam Nazary, un portavoz de la resistencia de Panshir que estaría fuera del valle pero está en contacto con el líder principal, Ahmad Masud, dijo ayer viernes que los combates eran “intensos”.
A última hora del viernes se escucharon disparos de celebración en Kabul cuando se propagó el rumor de que el valle había caído, pero los talibanes no hicieron ninguna declaración oficial y un residente de la zona afirmó a AFP por teléfono que los rumores eran falsos.
Los combatientes del Frente Nacional de Resistencia (FNR), formado por milicias antitalibanes y antiguas fuerzas de seguridad afganas, tienen importantes reservas de armas en el valle, situado a unos 80 kilómetros al norte de Kabul.
Mientras que la mayoría de la comunidad internacional ha adoptado un enfoque de cautela y recelo con los nuevos líderes de Afganistán, hay algunos indicios de contacto por parte de algunos países.
China confirmó la información de un portavoz talibán, según el cual el Ministerio de Asuntos Exteriores chino se comprometió a mantener abierta su embajada en Kabul y a mejorar sus relaciones.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, anunció ayer viernes que viajará la próxima semana a Catar para conversaciones sobre la crisis afgana. En Catar hay una oficina talibán.
Blinken viajará luego a Alemania para organizar, junto con su homólogo alemán Heiko Maas, una reunión ministerial virtual de 20 naciones sobre Afganistán.