EFE
Miles de islandesas, entre ellas la primera ministra, no trabajaron este martes y participaron en manifestaciones por todo el país para condenar la brecha salarial y la violencia de género, coincidiendo con el aniversario de una histórica protesta realizada hace medio siglo.
El denominado Día Libre de las Mujeres, al que un 24 de octubre de 1975 se unió el 90 % de la población femenina para reivindicar su trabajo y denunciar las diferencias de salario y de trato laboral, se ha conmemorado media docena de veces, pero no con una convocatoria tan amplia como la de este año.
Decenas de organizaciones, entre ellas los principales sindicatos, habían instado a las mujeres y personas de género no binario, a dejar el trabajo y no realizar ninguna actividad doméstica en todo el día, lo que tuvo efectos en todo el país. Los servicios públicos funcionaron de forma reducida, los centro escolares trabajaron al mínimo, al igual que los hospitales (salvo emergencias), las bibliotecas y el transporte. Sólo una sucursal bancaria abrió sus puertas hoy en este país de algo más de 350.000 habitantes, informó la televisión pública Rúv.
Bajo el lema "A esto lo llaman igualdad", miles de mujeres participaron en una decena de movilizaciones en todo el país, la más concurrida en Arnarhóll, la colina junto al centro de Reykjavík que ya había sido escenario de una gran manifestación hace 48 años.Al paro se sumaron entre otras la primera ministra, la ecolosocialista Katrín Jakobsdóttir, quien suspendió todas sus reuniones de hoy en "solidaridad" con las islandesas y para denunciar una brecha "inaceptable".
Aunque Islandia encabeza desde hace años el índice de igualdad del Foro Económico Mundial, los convocantes critican que en algunas profesiones las mujeres ganen hasta un 20 % menos, así como que dos de cada cinco mujeres hayan sufrido violencia de género.
"Si tenemos en cuenta todo el planeta, llevaría 300 años lograr la igualdad de género", lamentó hoy en declaraciones a la radio pública Rás 1 la primera ministra.