LA PANDEMIA DEL COVID-19
Laboratorios de las grandes potencias se lanzaron en una carrera mundial por desarrollar una vacuna, que se estima demorará meses.
La carrera mundial para encontrar una vacuna contra el nuevo coronavirus, la única vía posible según la ONU para volver a la normalidad, se intensifica con los primeros ensayos clínicos en Alemania y Reino Unido.
De todos modos, es “increíblemente pequeña” la posibilidad de tener una vacuna o tratamiento altamente efectivo para el coronavirus dentro del próximo año, dijo ayer miércoles el director médico de Inglaterra, Chris Whitty. “Hasta que los tengamos -y la probabilidad de tenerlos en cualquier momento dentro del próximo año calendario es increíblemente pequeña y creo que deberíamos ser realistas al respecto- vamos a tener que depender de otras medidas sociales”, explicó a periodistas.
Los más optimistas hasta ahora son los científicos de Suiza, que esperan tener lista la vacuna en octubre próximo.
“Esta será la primera o una de las primeras vacunas” para frenar la pandemia del COVID-19, dijo el jefe del Departamento de Inmunología del Hospital Universitario de Berna, Martin Bachmann, quien dirige los trabajos de investigación de la vacuna, que ahora se encuentran en la etapa de pruebas de eficacia y seguridad.
Pero la última novedad surgió en Alemania. Las autoridades federales encargadas de la certificación de vacunas aprobaron ayer miércoles ensayos clínicos en humanos por parte del laboratorio alemán BioNTech, en colaboración con el gigante estadounidense Pfizer.
Estos ensayos, los quintos en humanos en el mundo, según el Instituto Paul Ehrlich (IPE) de Alemania encargado de habilitar las pruebas, son “una etapa importante” para que la vacuna esté “disponible lo antes posible”. Este organismo dio su aprobación tras una “evaluación minuciosa del informe riesgos/beneficios potenciales” del producto que se está probando.
Estos ensayos clínicos serán en un primer momento llevados a cabo con 200 voluntarios sanos de entre 18 y 55 años. La segunda fase debería llevarse a cabo con voluntarios de perfil de riesgo.
Según el instituto, el objetivo es “determinar la tolerancia general de la vacuna puesta a prueba y su capacidad para dar una respuesta inmunitaria contra el agente patógeno”, un virus de tipo ARN, que tiene la particularidad de mutar.
BioNTech dijo que estaba desarrollando cuatro vacunas candidatas bajo un programa llamado BNT162 con su socio Pfizer. BioNTech, que otorgó los derechos en China de BNT162 a Shanghai Fosun Pharmaceutical en virtud de un acuerdo de colaboración de marzo, compite con la alemana CureVac y la firma estadounidense de biotecnología Moderna en la carrera por desarrollar vacunas.
El IPE no dijo cuándo empezarán los ensayos, aunque espera que sea a fines de abril.
El presidente de BioNTech, Ugur Sahin, calificó de “salto cualitativo” que Alemania cuente ya -como algunos otros países, dijo- con una posible vacuna que permita realizar un estudio clínico, aunque recordó que la palabra “estudio” ya implica tener que esperar los resultados. Los primeros datos podrían estar disponibles “a finales de junio o principios de julio”, añadió.
Este laboratorio, especializado en los tratamientos contra el cáncer, y Pfizer esperan ahora obtener el visto bueno de las autoridades sanitarias estadounidenses para poner en marcha ensayos en Estados Unidos.
Otros laboratorios también deberían poner en marcha ensayos en humanos en Alemania en los próximos meses, asegura el IPE.
También están previstos ensayos a partir de hoy jueves en el Reino Unido, con una primera dosis administrada en humanos en el marco de un proyecto dirigido por la universidad de Oxford y auspiciado por el gobierno británico.
En la primera fase este ensayo implica a 510 voluntarios de entre 18 y 55 años. La mitad de ellos recibirán la nueva vacuna, los demás una vacuna testigo.
En paralelo a la investigación se producirá un primer millón de dosis para que, en caso de éxito, la vacuna esté disponible rápidamente. Las posibilidades de éxito están estimadas en un 80%.
Encontrar una vacuna es la única vía posible para volver a la “normalidad” en el mundo, indicó la semana pasada el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, y pidió acelerar los proyectos en curso.
Los primeros ensayos clínicos fueron anunciados a mediados de marzo por desarrolladores chinos y estadounidenses. El 16 de marzo Pekín aprobó el primer ensayo de una vacuna puesta a punto por la Academia de Ciencias médicas militares, con apoyo del ejército, y la compañía de biotecnología CanSino Bio, que cotiza en la bolsa de Hong Kong.
El mismo día la compañía estadounidense Moderna, productora de medicamentos, aseguró haber empezado tests en humanos en colaboración con los institutos federales de salud.
La búsqueda de una vacuna contra el nuevo coronavirus provoca una lucha encarnizada en algunos países.
El gobierno alemán tuvo así que movilizarse para detener ‘in extremis’ contactos alentados por el gobierno de Estados Unidos para comprar el laboratorio farmacéutico alemán CureVac.
En el mismo sentido la Comisión Europea acaba de pedir a los 27 países de la Unión Europea que se “protejan” de la amenaza de la compra de empresas en sectores estratégicos.
La ONU pide un “acceso equitativo” a la vacuna
Los 193 miembros de la Asamblea General de la ONU adoptaron esta semana por consenso una resolución que reclama un “acceso equitativo” a las “futuras vacunas” contra la COVID-19 y subraya el “crucial rol dirigente” de la Organización Mundial de la Salud, criticada por Estados Unidos. El texto, que se centra en la repuesta sanitaria, fue propuesto por México y, con la aprobación de Estados Unidos, pide “reforzar la cooperación científica internacional para combatir la COVID-19 e intensificar la coordinación”.
La Asamblea General de la ONU, sin posibilidad de reunirse debido a la pandemia, creó un nuevo procedimiento de votación aplicable en principio hasta finales de mayo, para evitar reuniones presenciales, cuyo formato otorga en los hechos un poder de veto a todos sus integrantes. En tiempos ordinarios, los miembros de la Asamblea General no tienen poder de veto, un privilegio de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido.
Un grupo de científicos franceses intenta saber si la nicotina podría tener efectos preventivos en el coronavirus tras constatar en un hospital parisino que la mayoría de los afectados por la enfermedad eran no fumadores.
El nuevo estudio, en el que se ha interesado el Ministerio de Sanidad, se llevará a cabo en el hospital de la Pitié Salpétrière de la mano de su equipo de medicina interna y del neurobiólogo Jean-Pierre Changeux, miembro de la Academia francesa de las Ciencias. Su pesquisa parte de una investigación previa en ese mismo hospital, que, tras detectar en otros análisis recientes que habría una baja proporción de fumadores entre los contagiados, como entre prisioneros o pacientes de centros psiquiátricos -con mayor porcentaje de fumadores que la media-, analizó a 480 pacientes con coronavirus.
Changeux, especialista en receptores nicotínicos, plantea la posibilidad de que la nicotina podría frenar el avance del virus al evitar que penetre en las células, lo que podía explicar el bajo número de fumadores entre los pacientes del coronavirus. Otra hipótesis, menos privilegiada, es que la nicotina reduciría además la excesiva respuesta inmunitaria que se manifiesta en los casos más graves de la COVID-19.
El ministro francés de Sanidad, Olivier Véran, señaló ayer miércoles en el Senado que se trata de un estudio “interesante”, pero pidió precaución. “Cuidado, eso no quiere decir que el tabaco protege. El tabaco mata. Pero significa que hay una pista interesante, junto a otras pistas de investigación clínica, que busca entender por qué en el mecanismo bioquímico la nicotina podría ser un marcador de resistencia frente a esta epidemia”, dijo Véran. (EFE)