AFP
Apodado “general Armagedón”, Serguéi Surovikin es uno de los rostros emblemáticos de la invasión rusa a Ucrania. Pero sus vínculos con el grupo paramilitar Wagner y su líder Yevgueni Prigozhin acabaron con él. “El general de ejército Serguéi Surovikin fue cesado de sus funciones”, afirmó ayer miércoles la agencia estatal RIA Novosti.
Desde la rebelión abortada de Wagner, el influyente general de 56 años desapareció del espacio público, señal de su caída en desgracia.
En la noche del 23 al 24 de junio, cuando Prigozhin y sus mercenarios se dirigían hacia Moscú, Surovikin apareció en un vídeo con su cráneo rapado, aire marcial y un arma sobre el muslo derecho. “Me dirijo a los combatientes y dirigentes del grupo Wagner (...) Somos de la misma sangre, somos guerreros. Pido que se detengan”, dijo. “Antes de que sea demasiado tarde”, insistió.
Menos de 24 horas después, Prigozhin dio marcha atrás. Pero el llamamiento de Surovikin no bastó para evitar que el general quedara marginado, dados sus estrechos vínculos con Wagner.
Con su fama de implacable, Surovikin fue considerado mucho tiempo el principal aliado del grupo paramilitar dentro del ministerio de Defensa ruso, a pesar de que Wagner pedía las cabezas de ministro Serguéi Choigu y del jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov.
El pasado mayo, mientras Prigozhin acusaba al ministerio de Defensa ruso de privar a sus mercenarios de municiones, Surovikin fuese su principal interlocutor.
En noviembre de 2022, bajo las órdenes de Surovikin, las tropas rusas se vieron obligadas a retirarse de la ciudad de Jersón y de la margen derecha del Dniéper, en el sur de Ucrania. Una clara derrota para Moscú.
El general dirigió entonces una campaña de bombardeos contra las infraestructuras energéticas de Ucrania, que debía poner al país de rodillas, pero fracasó.
Surovikin se mantuvo en el círculo de comandantes con su dura imagen de veterano de la guerra soviética en Afganistán, de la segunda guerra de Chechenia en los 2000 y de la brutal campaña siria de 2015 en la que ganó el apodo de “Carnicero sirio”.
En Rusia es conocido por su participación en el intento de golpe de Estado fallido de 1991, que firmó la sentencia de muerte de la URSS. Encarcelado después de que sus tropas mataran a tres manifestantes prodemocracia, fue liberado unos meses más tarde.