AFP
Ucrania perdió la ciudad de Avdiivka, el opositor ruso Navalny falleció y la ayuda estadounidense a Kiev pende de un hilo. El presidente ruso, Vladimir Putin, multiplica las victorias frente a un campo occidental dividido, que trata de disimular su pesimismo.
La Conferencia de Seguridad de Múnich, gran cita geopolítica y diplomática, cerró el domingo en Alemania después de tres días de discusiones. Los intercambios, sin embargo, revelaron cierta desilusión.
Las economías occidentales sufren y las sanciones impuestas contra Rusia por su invasión de Ucrania no han dado los resultados esperados. El ejército ruso, en cambio, conserva una ventaja numérica en el frente, mientras Europa observa con preocupación cómo la determinación de los aliados de Ucrania pierde fuerza.
Los participantes a la conferencia organizaron incluso una mesa redonda titulada “El cansancio en el campo de batalla: la victoria de Ucrania cueste lo que cueste”.
“Las cosas van mal”, escribió en la red social X el ministro de Relaciones Exteriores lituano, Gabrielus Landsbergis.
Los dirigentes occidentales siguen mostrando unidad dos años después de la invasión de Ucrania, iniciada en febrero de 2022. Pero al mismo tiempo, dejan translucir temores ante la reducción de la ayuda estadounidense y la posibilidad de que Donald Trump vuelva a ocupar la Casa Blanca.
En el trasfondo triunfa la idea de que quizás Putin tenía razón cuando afirmó, al comenzar la guerra, que el tiempo estaba de su lado.
El dirigente ruso “está ganando tiempo, pero eso lo sabíamos desde el principio”, explica a AFP Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos. Putin “espera -y probablemente prepara- la elección de Donald Trump, lo que deberá reducir considerablemente el apoyo a Kiev”.
La posibilidad de que el expresidente republicano regrese al poder en Estados Unidos el próximo noviembre genera preocupación.
Durante su primer mandato, Trump expresó varias veces su admiración hacia Putin. En julio, afirmó que en caso de ser reelegido, sería capaz de poner fin al conflicto en Ucrania “en 24 horas”.
“Somos dependientes de Estados Unidos”, subrayó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “Es clave que Estados Unidos pueda tomar una decisión”, añadió, en referencia al bloqueo republicano a la ayuda militar de 60.000 millones de dólares a Ucrania.
“Esto depende de los estadounidenses. No soy estadounidense, no voto en Estados Unidos”, sentenció por su parte el primer ministro neerlandés Mark Rutte, en buena posición para suceder a Stoltenberg.
Las guerras en Ucrania y entre Israel y Hamás en Gaza debían monopolizar la agenda, pero la muerte de Alexéi Navalny en la cárcel el viernes disrumpió las discusiones.
La noticia dejó a los participantes a la conferencia de Múnich atónitos y provocó una ola de condenas. “Debemos prepararnos a un largo periodo de tensiones con Rusia, (que) intentará aumentar sus provocaciones políticas y militares”, reaccionó el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Putin parece más fuerte que nunca y podría obligar a los occidentales a negociar para certificar sus avances territoriales en Ucrania. Los vecinos de Rusia lo temen, pero “esto le convendría a los europeos del oeste y a quienes están bastante contentos con el paraguas de Estados Unidos y de la OTAN, y ven con angustia (...) la idea de un recrudecimiento de las tensiones, o incluso la perspectiva de un enfrentamiento con Rusia”, afirma Pierre Razoux.
El sábado, Rusia reivindicó el “control total” de la ciudad de Avdiivka, en el este de Ucrania. Otras ciudades vecinas temen ahora ser ocupadas por las tropas rusas.
Christian Mölling, del laboratorio de ideas alemán DGAP, aseguró que el ambiente era “muy sombrío” en Múnich. “Si Ucrania logra defenderse cada vez menos, significa que el mayor proyecto emprendido actualmente por los occidentales puede fracasar, y esto tendrá consecuencias considerables para nuestra seguridad”, dijo.
Dilatan entrega del cuerpo de Navalny
El régimen ruso dijo ayer lunes a la familia del líder opositor Alexéi Navalny, fallecido el 16 de febrero en prisión, que no pueden entregar su cuerpo hasta dentro de otros 14 días debido a un “examen químico”, según los colaboradores del político. “Los investigadores les dijeron a los abogados y la madre de Alexéi que no les darán el cuerpo, pues necesitan otros 14 días para practicarle un examen químico”, escribió en X la portavoz del fallecido opositor, Kira Yarmish. Según Yarmish, se trata de una “mentira” y una “burla” y los investigadores no entregan el cuerpo para “esconder” las posibles pruebas del asesinato de Navalny. La viuda de Navalny, Yulia, afirmó ayer que continuará la lucha de su marido contra el Kremlin, al que culpó de su asesinato. “Continuaré la causa de Navalny y los llamo a estar a mi lado (...). Alexéi amaba a Rusia más que nada en el mundo”, dijo Yulia Naválnaya en un vídeo difundido en el canal del fallecido opositor en YouTube. La madre del opositor, Liudmila Naválnaya, no consiguió que le permitan ver el cuerpo de su hijo.
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“Putin no se detendrá, tenemos que pararlo”, dijo Ursula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Ucrania se retira de Avdiivka, ciudad símbolo de la resistencia ucraniana ante Rusia